Chile y su dosis de libertad

 El asunto del cannabis medicinal es un tema de salud y también de derechos humanos. Es imposible entender cómo los gobiernos niegan y desestimulan la fabricación de aceites de cannabis locales con todas las garantías que requiere un fármaco, pongamos por caso, para un niño con epilepsia. No es un capricho de los cannábicos, la marihuana ayuda mucho. Tanto, que las demás medicinas no le llegan ni a los talones en una docena de enfermedades. Ya sabemos que cuando los gobiernos o los sistemas políticos bostezan, la ciudadanía organizada hace lo que tiene que hacer. Por eso es que en Chile se fundó el Dispensario Nacional, una ONG que funciona de manera legal y atiende a 45 pacientes que, mediante aportes económicos voluntarios, cada quien paga lo que puede, y acceden al cannabis para paliar sus dolencias. Dispensario Nacional no está solo. Hay otros dos en Santiago de Chile y uno en Arica. Los activistas llegaron al Supremo Tribunal de Justicia y esperan una serie de diligencias en la Corte para poner a funcionar al 100% esta iniciativa. Es una experiencia única en el mundo. Los pacientes llegan la mayoría de las veces con cierta experiencia en el uso del cannabis como medicina. Van a regularizar su situación y acceden a cannabis de calidad. Por si acaso, presentaron un recurso de amparo en la justicia. El que avisa no traiciona. Una de las instituciones que está recetando cannabis es Latinoamérica Reforma, otra ONG, pero de doctores que reciben pacientes de todo Chile, incluso atienden por Skype para quienes viven en regiones alejadas de la capital chilena y hasta de Argentina. 
Abrimos nuestra revista con los doctores chilenos que recetan cannabis y los cultivadores que plantan esa marihuana. Pero también estuvimos dándole vueltas al continente, una vez más. Contando lo que pasa en Argentina con la regulación del medicinal, hicimos un homenaje en fotos. Grandes cultivadores nos explican cómo cultivar en invierno o cómo armar una lámpara LED casera o, mejor dicho, cómo hacer para que tengas el mejor cultivo y para que estés al tanto de lo que pasa en este barrio precioso que se llama América Latina, y que por estas horas reboza de buena salud a pesar de catarros severos, migrañas, diarreas y unos cánceres que todavía tenemos. Al menos pasó abril y cogollos mil. ¡Hasta la victoria siembren!