CBD: EL CANNABINOIDE MAS DESCONOCIDO

Soft Secrets
12 Feb 2015

Todos sabemos que la marihuana contiene el cannabinoide THC (o delta 9-tetrahidrocannabinol), responsable del colocón y de sus fantásticos efectos. Como cultivadores, sembramos cannabis con el propósito de conseguir el pegue que provoca consumirlo y normalmente deseamos obtener variedades con el mayor contenido posible de THC. Gracias a los conocimientos obtenidos por los científicos que se dedican a analizar la planta de marihuana también sabemos que el cannabis posee unos 85 cannabinoides, por lo que aún resulta más increíble que el público solo esté familiarizado con uno.


Por Golgi Apparatus En el mundo de hoy la cultura cannábica crece con rapidez; se están realizando demoledores trabajos científicos en todo el mundo. Estamos aprendiendo que aún hay mucho más que descubrir sobre el contenido de esta planta mágica. Uno de los mayores descubrimientos realizados por la investigación moderna tiene que ver con el segundo cannabinoide más concentrado: el cannabidiol (CBD). THC y CBD son los dos cannabinoides más abundantes naturalmente. El THC supone alrededor del 12-25 % y el CBD, >1-4 %, promedialmente. Si solo la cuarta parte de lo que los investigadores están diciendo sobre el CBD es cierto, este descubrimiento puede tener un impacto tan grande en la medicina natural moderna como el descubrimiento de los antibióticos. El CBD es como un hermano o una hermana del THC. Como todos los hermanos, a veces trabajan simbióticamente, otras se pelean o se desactivan unos a otros. Al contrario del cannabidiol, el THC es un compuesto psicoactivo. Afecta la función cerebral dado que actúa sobre el sistema nervioso central; esto puede dar como resultado una alteración del estado de ánimo, el comportamiento, la percepción o la cognición. Son sus efectos lo que los consumidores más sienten cuando fuman. El colocón es responsable de las sensaciones de relajación, el agudizamiento de los sentidos y, por supuesto, la inevitable merienda que comes cuando te entra el “bajón”. El THC también tiene usos medicinales para una multitud de síntomas que incluyen: dolor suave a moderado, insomnio, depresión, náuseas o pérdida de apetito, por nombrar solo algunos. En algunas personas el THC puede causar ansiedad o paranoia, a menudo relacionada con la sensación de que el tiempo se ralentiza; algo que, por supuesto, no sucede. El CBD se considera un cannabinoide no psicoactivo, aunque podría parecer que sí tiene estos efectos ya que ocasiona un colocón sedante responsable del alivio que muchos buscan en el uso medicinal. Sus aplicaciones medicinales superan las de cualquier otro cannabinoide conocido, ya que reduce y previene inflamación, náuseas, diabetes, alcoholismo, trastorno de estrés postraumático, esquizofrenia, artritis reumatoide, epilepsia, enfermedades cardiovasculares… Es antipsicótico, ansiolítico e incluso analgésico; actúa sobre los dolores neuropáticos provocados por los espasmos musculares, que resultan difíciles de tratar con otras medicinas. Aunque THC y CBD tienen muchas propiedades beneficiosas cuando se usan individualmente, si se combinan, sus efectos son mucho más impresionantes. Cuando trabajan conjuntamente con el THC, las moléculas de CBD pueden contrarrestar parte de la ansiedad que causa el THC, así como aliviar diferentes tipos de dolor. La naturaleza resulta ser un buen doctor al combinar ambos cannabinoides en la misma planta, ya que son mucho más efectivos cuando se administran juntos, especialmente para las personas con múltiples síntomas. El CBD también parece funcionar como antagonista de los efectos excitantes del THC ya que retrasa la aparición del efecto. Algunos le llamamos creeper a esos cogollos cuyo efecto no aparece tras el consumo pero de repente explota, aparece de no se sabe dónde y te golpea como una tonelada de ladrillos. Aunque la marihuana afecta de forma distinta a cada persona, es probable que hayas experimentado estos efectos antagónicos. La llave cannábica Los mamíferos, reptiles y pájaros tienen compuestos endocannabinoides fabricados por sus propios cuerpos conocidos como anandamida. Técnicamente, anandamida -ananda es felicidad en sánscrito, y amida es un tipo de compuesto químico- es un neurotransmisor presente de forma natural que circula por nuestros cuerpos. Tanto el THC como la anandamida actúan a través de los receptores cannabinoides situados en las células que conforman diversos tejidos de los órganos corporales y tienen efectos similares según el órgano afectado. Por eso regula el dolor, el apetito o la memoria. Los receptores son simples proteínas de las células que actúan como porteros, dirigen las señales químicas de las moléculas exteriores al interior de la célula ordenándole que haga algo. Es una especie de controlador aéreo para las células, aunque esta comunicación solo tiene lugar cuando una molécula o compuesto se une a ellos. Una molécula que se une a un receptor se denomina ligando. Los receptores son muy específicos en cuanto a qué se puede unir con ellos; solo ciertos compuestos se unen a cada tipo de receptor. Es como una cerradura y una llave; solo ciertas llaves abren una puerta específica, y cuando la puerta está abierta tienes una entrada. En el caso de los receptores es una entrada para una señal direccional. Una sola célula puede tener muchos tipos de receptores para poder comunicarse con diferentes compuestos. Los cannabinoides solo nos afectan porque nuestros cuerpos contienen receptores diseñados para unirse con moléculas cannabinoides específicas. Los cerebros humanos contienen más receptores cannabinoides que cualquier otro tipo de receptor acoplado a las proteínas G. Las células humanas contienen tantos de los que se unen específicamente al THC -sumado a que nuestros cuerpos producen su propia forma de “THC natural” (anandamida), aunque sea en concentraciones muy pequeñas- que tiene mucho sentido que nos sintamos tan atraídos por esta planta. Se conocen solo dos tipos de receptor cannabinoide en nuestro cuerpo que se unan con el THC. Los receptores CB1 se encuentran en el cerebro y en el sistema nervioso central; los receptores CB2 se distribuyen por todo el cuerpo, principalmente por el sistema inmunológico. Además de los cannabinoides que se encuentran en el cannabis y los que produce nuestro cuerpo hay muchas otras sustancias que afectan ligeramente nuestro sistema endocannabinoide interno: la equinácea, la cúrcuma, la pimienta negra y el cacao, entre otros. Se ha descubierto que estos y otros alimentos se unen a los mismos receptores cannabinoides. El CBD o cannabidiol, sin embargo, no tiene demasiada afinidad con ninguno de los dos receptores cannabinoides conocidos. De hecho, tiene un efecto de supresión sobre la enzima FAAH, responsable de descomponer y destruir la anandamida. Esta reacción de supresión del CBD conlleva a que una mayor cantidad de anandamida permanezca en tu sistema y durante un período más largo de tiempo. La anandamida prefiere los receptores CB1, al igual que el THC, por tanto quedan menos puertas libres para que se una el THC; de esa forma el efecto causado es menor.   Aunque el CBD no se une a los receptores CB1 o CB2 se ha demostrado que interactúa con otros receptores que canalizan sus efectos medicinales. Hay un par de tipos de receptores acoplados a proteínas G localizados en el sistema nervioso central y periférico que interactúan con el CBD. También el receptor TRPV-1 reacciona con él. El TRPV-1, que también se activa por la capsaicina -compuesto picante que se encuentra en las guindas-, intermedia en la percepción del dolor, la inflamación y la temperatura corporal. La familia de los receptores 5-HT, activados por el neurotransmisor serotonina, juega un papel importante en la ansiedad. Estos receptores disparan respuestas químicas excitatorias o inhibitorias, dependiendo del contexto químico del enlace. El receptor de serotonina 5-HT1A es un miembro de la familia de receptores que se unen al CBD. Cuando son activados por este, ejercen el potente efecto antidepresivo de los cannabinoides, que desemboca en otras de las propiedades medicinales del CBD. Este receptor también está implicado en una amplia gama de procesos como la ansiedad, la adicción, el apetito, el sueño, la percepción del dolor, las náuseas o el vómito. Tiene este efecto al activar una respuesta inhibitoria, ralentizando su señalización, lo contrario a lo que hacen otras drogas alucinógenas como el LSD o las setas mágicas, que activan un receptor 5-HT diferente y producen una respuesta excitante. El CBD produce algunos de sus efectos ansiolíticos activando los llamados receptores de adenosina. Estos receptores regulan las funciones cardiovasculares, el consumo de oxigeno por el miocardio y el flujo de sangre coronaria activando muchos de los síntomas de la ansiedad, tensión, opresión en el pecho, falta de aliento, etc. Son importantes reguladores cerebrales de otros neurotransmisores como dopamina y glutamato. La dopamina no es solo responsable de inducir sensaciones agradables; también puede afectar el sueño, el ánimo, la memoria, la atención y el movimiento voluntario. Otras drogas, como la cocaína y la metanfetamina, también actúan amplificando los efectos de los receptores de dopamina, pero a una escala mucho mayor. Mientras que el THC incrementa temporalmente los niveles de dopamina, el CBD no lo hace; solo se ha encontrado esporádicamente en investigaciones con ratas y ratones, y como inhibidor. Podría estar relacionado con alguno de los otros 83 cannabinoides de los que tan poco sabemos. El CBD y el THC, individualmente, han demostrado trabajar contra el cáncer, pero además generan sinergia cuando se combinan. Necesitamos nuevos y mejores ensayos clínicos para determinar exactamente qué funciones tienen cuando trabajan juntos en forma de cannabis. Debido al desafortunado hecho de que el cultivo y uso del cannabis está todavía restringido o prohibido en la mayor parte del mundo actual, faltan financiación suficiente y medios por parte de los gobiernos e instituciones para poder llevar a cabo la necesaria investigación. Se han realizado algunos estudios en universidades y centros de investigación por todo el planeta que reúnen suficiente información como para sugerir una dirección de investigación sobre la relación entre el cáncer y el cannabis, pero todavía no hay nada definitivo. Esta investigación implica otro receptor acoplado a proteína G llamado GPR55, al que a veces se le llama receptor huérfano, porque no ha sido científicamente asociado a ninguna familia de receptores, aunque muchos investigadores creen que debe ser un tercer tipo de receptor cannabinoide. Los GPR55 se encuentran principalmente en el cerebro, con una concentración mayor dentro y alrededor del cerebelo, y se emplean en la regulación de la densidad ósea y la presión sanguínea. Un ejemplo: un receptor GPR55 sobreactivado incrementa su señalización, lo que puede estar relacionado con la osteoporosis. El receptor promueve que las células se comporten como osteoclastos, responsables de la reabsorción del hueso, un proceso en el que se descompone calcio del hueso y se transfiere del hueso a la sangre volviéndolo más débil. Este receptor, cuando se activa, también ayuda al rápido crecimiento (proliferación) de las células cancerígenas y se ha relacionado con muchos tipos diferentes de cáncer. El CBD ha mostrado en algunos estudios que bloquea la señalización de GPR55, reduciendo así la proliferación de las células cancerígenas y el proceso de reabsorción ósea, y ejerciendo de este modo su efecto anticáncer. Buscando THC y CBD La mayoría de los test para detectar cannabis ilegal buscan THC. En muchos países el CBD es completamente legal y se puede comprar de diferentes formas. Por desgracia, no tiene los mismos efectos que tendría si se emplease en las combinaciones que se encuentran en el cannabis, pero aun así puede hacer maravillas medicinalmente. Estudios universitarios han probado sus enormes efectos sobre ratones en la reducción de hasta un 50 % de la inflamación por artritis e incluso reduce el tamaño de la necrosis en un 65 % cuando se toma justo después de un ataque al corazón. El efecto que se percibe tras consumir plantas (o preparados comestibles) ricos en CBD suele ser corporal, mientras que los producidos por el THC suelen experimentarse más en la cabeza, aunque esto puede variar según la proporción CBD/THC. Las diferencias pueden ser fácilmente distinguibles cuando se compara la sensación de fumar cannabis con la de comer un alimento con cannabis. Esto se debe a varias razones; una es que hay más CBD en las hojas de la planta que en los cogollos, y la mayoría de nosotros guarda los cogollos para fumar y usa los recortes de hojas para hornear; otra razón es que cuando el THC se calienta, empieza a quemarse a 150-157º C, mientras que su cannabinoide compañero, el CBD, requiere 160-168º C para quemarse. Yo no conozco muchas recetas de brownies que se horneen a menos de 150º, por lo que, salvo que conozcas algún secreto sobre cómo ajustar temperatura y tiempo de horneado, lo más probable es que consumas pasteles ricos en CBD. Los tallos también tienen más CBD que los cogollos, por lo que vale la pena usar la planta completa. Genéticas con CBD Al contrario de lo que alguna gente piensa, no es posible convertir una planta en rica en CBD, salvo que tenga la genética necesaria. Los niveles de THC, CBD y todo el resto de cannabinoides están genéticamente predeterminados. El hecho de que haya muy pocas plantas altas en CBD es un fastidio -un porcentaje alto es cualquiera por encima del 4 %- y una consecuencia directa de tantos años cruzando plantas en busca de un alto contenido en THC. Solo entre el 25 y el 30 % de las semillas disponibles hoy en día tienen el potencial de ser variedades ricas en CBD. Cuando se usan estas variedades para producir tandas de semillas, cada una produce diferentes fenotipos de plántulas, dando lugar a plantas ricas en CBD y plantas ricas en THC en cada generación. Como promedio, una de cada cuatro semillas producidas por una planta de cannabis rica en CBD se convertirá en una plántula con fenotipo alto en CBD. Incluso en las más raras ocasiones en que consigas dos de cada cuatro, solo entre el 24 y el 50 % de las plantas serán altas en CBD. El único sistema fácil para conseguir una variedad rica en CBD consiste en encontrar uno de estos fenotipos dominantes y conservarlo como planta madre de la cual ir obteniendo esquejes, ya que todos estos contienen exactamente el mismo ratio CBD/THC que la planta madre. Hay tests de compuestos químicos que pueden realizarse sobre plantas en fase vegetativa para identificar las plántulas que tienen alto CBD; permiten que los criadores echen un vistazo a la proporción de CBD/THC sin tener que esperar la cosecha para analizar los cogollos. Cuando tienes cogollos cosechados que quieres analizar para conocer su contenido porcentual en cannabinoides hay básicamente dos métodos de análisis. La diferencia entre ambos métodos se puede comprender comparándolos con el concepto calidad frente a cantidad. Incluso hay tests para hacer en casa. Los métodos que han usado los cultivadores en el pasado cuando han intentado llevar las plantas a su máximo potencial en CBD no han funcionado. Suelen tener un efecto que reduce la cantidad de THC y lo convierte en otro tipo de tetrahidrocannabinol llamado CBN. El método que escuché explicar a muchos cultivadores es dejar las plantas sobremadurar; es decir, dejar que sobrepasen su fecha normal de cosecha, de modo que los tricomas se vuelvan completamente de color ámbar en todo el cogollo, algo que se puede comprobar con el microscopio. Se piensa que al dejar las plantas florecer más días aumenta la producción de CBD, pero no hay ningún estudio que respalde esta hipótesis. Además, cada día que pasa a partir del punto óptimo de las glándulas de resina, estas van perdiendo THC a causa de la degradación o la oxidación de CBN. La causa del efecto tipo CBD hay que buscarla no en un aumento del CBD sino en que al envejecer la planta. Parte del THC se convierte en CBN, que tiende a dejarte más adormilado y mareado que el THC. La transformación de THC en CBN también sucede hasta cierto punto durante el proceso de secado, en el que se reduce la cantidad de THC conforme el cogollo va envejeciendo. Mi investigación solo ha mostrado unas pocas y bien conocidas variedades ricas en CBD, que tienen entre 4 y 15 % de cannabidiol: Charlotte’s Web, Harlequin, Sour Tsunami y Cannatonic. Sin embargo, conforme va creciendo el conocimiento sobre los efectos del cannabidiol, la necesidad y la demanda de cannabis medicinal crecerá inmensamente y entonces los criadores se pondrán seriamente a producir más variedades. Si eres un cultivador y aplicas lo que hemos aprendido, y seleccionas las variedades parentales correctas, las cruzas para seleccionar el fenotipo correcto y mantienes una planta madre que se convierta en una nueva variedad con el contenido más alto en CBD hasta el momento, podrías convertirte en un auténtico doctor del cultivo.

S
Soft Secrets