Turquía, el monopolio del opio estatal

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10 Jan 2019

El cultivo de opio en Turquía data de tiempos inmemoriales. Hace dos mil años ya existían en esas tierras monedas con grabados de flores de amapola y la cápsula que contiene el jugo del opio. Cuando los países centrales comenzaron el ajuste del cinturón trataron de erradicar los cultivos en las tierras turcas.


Pero no lo consiguieron, cientos de miles de campesinos, familias y pequeños propietarios obtenían de la planta no solo el jugo de la adormiera con el que se fabrican los derivados del opio sino también las semillas que son importante fuente alimenticia para la población. Desde finales de 1930 el estado turco tiene el monopolio de la producción y otorga licencias anuales a los productores. Desde 1953 Naciones Unidas autorizó a Turquía a plantar opio junto a otros cinco países, mediante estrictas normas de seguridad para abastecer sobre todo a la industria farmacéutica de Estados Unidos. Con la guerra contra las drogas que impulsó el ex presidente Richard Nixon los esfuerzos para eliminar el opio continuaron pero tampoco consiguieron erradicar el cultivo.

El organismo regulador es el ministerio de ganadería de Turquía desde su oficina de granos. El opio representa aproximadamente el 10% de las exportaciones del país. Y abastece a la industria médica sobre todo de Estados Unidos. Europa gestiona sus propias plantaciones. Se estima que este comercio significa entre 30 y 60 millones de dólares anualmente. En cada región existe un gobernador local (mukhtar) que es responsable de controlar los campos de amapolas. Hay 296 oficiales distribuidos en 82 centros de control por todo el país. Dependiendo de los requerimientos de los laboratorios del exterior se destinan entre 35 mil y 70 mil hectáreas anualmente para la producción de opio. Aproximadamente 600 mil personas viven de este cultivo. Hay varios otros ejemplos de regulaciones exitosas.

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