Éxtasis: un medicamento que terminó en la pista de baile

Soft Secrets
04 Jul 2018

El éxtasis o MDMA es una particular anfetamina con rasgos de la mezcalina. Es una droga que se consume cada vez más en todo el mundo. Pero también ha sido una potente medicina utilizada hasta 1985. Ahora el gobierno de Estados Unidos estudia su potencial terapéutico para el estrés post traumático en ensayos clínicos. De mientras, la llamada droga del amor, el MDMA, seguirá en las pistas de baile.


En la boca la pastilla de éxtasis sabe a no mucho. Algo astringente, algo extraño. La pastilla no es para chupar, es para tragar. Hay un éxtasis en polvo, que le dicen cristales, lo disuelvo en agua y lo mando al buche, no tiene gusto a nada rico, tampoco es tan feo. El vaso recorre la fiesta. Bailamos. Al MDMA, le dicen la droga de la felicidad y la empatía. Y la verdad, es que las consigue. Pero no solo es la estrella de cada vez más fiestas en todo el mundo, desde finales de los años ochenta cuando en Europa la pusieron a circular.

El MDMA es algo más serio, es algo de doctores o por lo menos alguna vez lo fue. Sintetizado por el laboratorio Merck de Alemania en la primer década del 1900, iba a ser un fármaco pensado para el uso psiquiátrico y lo fue por un breve pero intenso tiempo. 100 años después terminó en la pista de baile. El MDMA estuvo oculto, olvidado entre los papeles de algún químico hasta que un amigo del químico y profesor estadounidense Alexander Shulgin le sugirió volver a sintetizar el aceite del sasafrás, un árbol asiático de donde se extrae esta maravillosa molécula.

Shulgin lo hizo. Y desde finales de los años cincuenta hasta que en 1985 la DEA prohibió la droga, metiéndola en la nefasta clasificación de drogas de tráfico y producción ilícitos. Hasta entonces el MDMA podía ser pedido por teléfono o por correo postal y ser pago con una tarjeta bancaria cualquiera. Pero como siempre la policía intenta arruinar la fiesta hablando de leyes que no entienden pero que justifican sus ingresos mensuales.

La clasificación de globalmente ilegal que se hizo del MDMA solo auspició su mística. Ya había cientos de trabajos científicos publicados sobre una serie de bondades y también miles de personas que la habían tomado, sobre todo en Estados Unidos. Nadie reportó malos viajes. A finales de los años ochenta las fiestas acid house en el Reino Unido hicieron de esta droga la ostia de las fiestas electrónicas.

La música acompañaba a la droga o la droga acompaña a la música, quién sabe si es el huevo primero o la gallina. Lo cierto es que de Estados Unidos el MDMA nunca se fue, en el Reino Unido empezó a ser algo habitual en las raves y en Ibiza, a finales de los años 80, ya todos hablaban de éxtasis. En América del Sur la cosa llegó un poco más tarde. Pero cómo olvidar la canción “Éxtasis” de Charly García.

“Todo el mundo vive en éxtasis, una forma de amor, una forma de ser feliz”, cantaba el popular cantor porteño. A medidos de los noventa ya había una cierta disponibilidad de esta droga, sobre todo entre los más pudientes al sur de América. Pero hoy en día la disponibilidad de MDMA es bastante alta, está masificada. No es difícil de encontrar en casi todos lados.

Un medicamento

En términos farmacológicos y simplificando mucho el asunto, el éxtasis aumenta la concentración de serotonina en el cerebro. Por eso se produce una sensación de bienestar y de mayor facilidad en la comunicación. Quien la toma se siente más integrado al contexto y al grupo, aumenta la percepción y el mundo sensorial se abre y recibe por ejemplo a la música. El MDMA facilita la sintonía con la música y como tiene un efecto ligeramente estimulante, no deja de ser de la familia de las anfetaminas, permite bailar durante horas.

Aumento de la sociabilidad, de la sensación de bienestar, mejora en la autoestima, enriquecimiento de las percepciones sensoriales y mayor energía hacen que millones de personas lo utilicen en contextos de fiesta, para bailar y socializar. También tiene otro componente que es la sensación de bien estar y poder pasar a gusto. En contextos de psicoterapia facilita el proceso terapéutico, pero en contextos de fiesta hay sobre todo aumento de la sociabilidad, la energía y euforia también. Más allá de los usos que se le pueda dar en la pista de baile.

El MDMA fue creado como una medicina y como eso se siguió usando entre los psiquiatras y psicólogos que la recetaron por unos breves 20 años en Estados Unidos. Después de más de cuarenta años de prohibicionismo la Food and Drugs Administration de Estados Unidos monitorea y admitió varios ensayos clínicos que ya aprobaron la Fase II donde se administró MDMA a varios grupos de pacientes con estrés post traumático. Los resultados fueron buenos. Este año se realizará la fase III. Luego de probarse y aprobarse un psiquiatra podría usar MDMA en una terapia de estrés post traumático que es la enfermedad donde lo están estudiando, no solo en Estados Unidos sino, también en Canadá.

Para combatir el shock emocional que significa un evento traumático, donde el individuo pierde el control y siente que nada le da seguridad o certeza el MDMA parece un aliado magnífico según varios psiquiatras que ya lo testean y quienes lo testearon hasta 1985. Su dosificación, según varios especialistas, permite enfrentarse a situaciones personales excesivamente angustiosas. El MDMA permite enfrentarse sin el miedo que persiste tras un abuso o un atentado terrorista, repiten. Una persona con estrés post traumático perdió la sensación de control, una gran ansiedad persiste y los hace separarse muchas veces de los afectos, se aíslan. Y cuanto más tiempo pase desde la experiencia traumática más difícil es revertir la situación, según los especialistas que tratan este tema.

Según diversos especialistas, pueden ver el sitio de MAPS por más información, la terapia con MDMA facilita el proceso de exposición de sus problemas en las terapias. No es que una consulta el médico administra una dosis de MDMA y la persona se despierta sin estrés post traumático. Los ensayos clínicos en marcha (el que se hizo en España y los otros dos que están marchando en América del Norte) significan un proceso de dos o tres sesiones previas de terapia verbal previa y cuando la persona se encuentra más o menos preparada toma dosis graduales de MDMA acompañado de los terapeutas.

El tratamiento como mínimo lleva como mínima de doce sesiones. Para que América Latina llegue al nivel de administrar MDMA en las clínicas falta bastante. Por más que en Estados Unidos se legalice su uso terapéutico. En estas latitudes va a pasar mucho más tiempo que eso. Lo que ocurre es que está lleno de MDMA en las fiestas. El MDMA da alegría, fervor, al ser un estimulante permite bailar durante horas con una sensación de bien estar y placer muy grande. Es una sensación fantástica, una sensación difícil de repetir que se cuela en cada vez más fiestas.

La parte no tan buena del MDMA son sus adulterantes. Al consumir esa droga a través de medios no regulados tenemos que admitir una cosa. No sabemos lo que nos llevamos al cuerpo. Y aunque rara vez se reporta una muerte hubo, lamentablemente casos donde la intoxicación hizo estragos. Muchas veces quienes hacen las mezclas, que luego comercializarán los dealers, mezclan ácido acetil salicílico o cafeína en el mejor de los casos. Pero muchas veces, como cuando las muertes de 2016 en la fiesta de Time Wrap en Argentina, las pastillas tienen otra cosa de lo que presumen quienes las venden y quienes la compran.

En ese caso las pastillas tenían PMMA una molécula mucho más tóxica y complicada para la fármaco dinámica del cuerpo. En estos rituales de danza tribal entre amigos no hay nadie que guíe, simplemente hay amigos que pueden no saber todos los riesgos que entraña uno de los viajes más memorables de la vida para creciente porciones de jóvenes. Pero vale recordar que los promotores más grandes de esta droga,

Sasha y Ann Shulgin hacían una bendición antes de tomarla porque la entendían como sagrada. En las fiestas y con el uso repetido esta cosa ritual de experiencia trascendental se pierde en la maraña del consumo. Vale la pena disfrutarlo, pero consciente de sus riesgos y sobre todo de sus potencialidades. Gran viaje.

De a poco y poco

“Es la típica droga que no se puede usar frecuentemente”, decía Ann Shulgin, esposa del químico Alexander Shulgin responsable de la síntesis moderna del MDMA. La pareja que conocía al dedillo la droga no recomendaba tomarla más de tres o cuatro veces al año para que mantenga su efecto.

Si abusas del MDMA en un momento lo que más te va a pasar es que no haga sus efectos con la intensidad de las primeras veces. “Una vez que lo utilizas de más es muy difícil volver al estado original. Cuanto más lo usas, es menos efectivo”, decía Alexander Shulgin.

¿Qué es el MDMA?

La 3,4-metilendioxi-metanfetamina (MDMA) es un estimulante entactógeno, esto es que fomenta el contacto. Es una droga de síntesis que altera la percepción. Sus dos grandes presentaciones son en polvo o cristal, donde la pureza suele ser mucho mayor que en las pastillas donde la adulteración es más fácil. De hecho, muchas pastillas que se comercializan tienen dos o más colores y texturas, pintitas o puntitos.

Esto obedece a que en la mezcla se meten, además de MDMA, otras sustancias. Una buena “pasti” debe tener un solo color. Si tienes problemas cardíacos deberías de evitar el MDMA porque este fármaco sube la tensión. Habitualmente se escucha que hay que tomar agua para hidratar al cuerpo cuando usas éxtasis, es verdad. Pero un exceso de agua tampoco es bueno ya que podrías barrer las sales de tu cuerpo y ocasionarte un daño innecesario.

Y otro consejo, aunque te sientas tentado de repetir la dosis para alargar el estado, planifica lo que vas a tomar durante un año entero. Esta droga, cuanto más la usas, menos efecto tendrá. Si quieres hacerlo durante mucho tiempo, nada mejor que ir siempre de a poco. Menos es más. Sasha Bosquimán

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