Banca internacional contra la reforma en Uruguay

Soft Secrets
23 Oct 2017

La regulación de la venta de cannabis en Uruguay trajo la primer sorpresa. Los bancos se niegan a trabajar con las empresas que producen o que venden la especialidad vegetal. EL ex presidente José Mujica, que impulsó la reforma pegó el grito y el resto del sistema político busca soluciones que permitan afianzar la venta en farmacias. Aunque no está claro cómo, son varios los pesimistas y también los intereses contrarios a la reforma del cannabis en Uruguay.


Al menos dos bancos de Estados Unidos (el Citibank y el Bank of America) amenazaron al banco estatal uruguayo (Banco República) con no venderle más dólares si seguían manteniendo relaciones comerciales con la incipiente industria, legal, del cannabis en Uruguay.

El primer movimiento lo dio el banco Santander en agosto pasado cuando amenazó con cerrar una cuenta bancaria a una de las (solo) cuatro farmacias de Montevideo ubicada en Malvín Norte, un barrio más bien pobre recostado sobre el margen norte de la ciudad. Las agencias gubernamentales no habían previsto este asunto. Y es raro que los popes de la administración financiera del país, que se pasan rascando el lomo porque manejan tan bien la macro y la micro economía, no se hayan dado cuenta de esto.

El ex presidente de Uruguay, José Pepe Mujica. Reunió a los periodistas que estaban cubriendo el Parlamento uruguayo y les dijo que tenía algo para decirle. Cada vez que habla Mujica es un torbellino de periodistas prendiendo luces y micrófonos. "Se deberá encontrar un camino para que se respete lo esencial de la democracia. No se puede permitir que no encuentren una solución. Si no pueden encontrar una solución, que renuncien y vengan otros que sepan", amenazó Mujica en advertencia a los responsables del Banco Central del Uruguay y del presidente del Banco República que se lavaron las manos.

Estos funcionarios están en el ojo de la tormenta por hacerse los sonsos y no haber buscado una solución a un tema que era obvio que iba a estallar. Cuando explotó la bomba solo atinaron a decir que el país no puede funcionar sin bancos. Mujica también dijo que debía de haber una solución, de lo contrario, iba a hacer uso de su fuerza en el Parlamento y que podría llegar a trancarlo, amenazó. Mujica estaba en la improvisada conferencia de prensa visiblemente enojado.

"Esto se tiene que arreglar, tiene que haber una salida. No puede ser que una boca (de venta de drogas) pueda operar sin problemas y una farmacia no pueda trabajar legalmente", sentenció. "¿Tenemos que hacer un trancazo institucional para arreglar esto?", se preguntó en tono de amenaza. El presidente en ejercicio, Tabaré Vázquez, dijo que Mujica “tiene toda la razón del mundo” y señaló que su gobierno está buscando las alternativas para respetar los acuerdos internacionales financieros del Uruguay pero también hacer valer la legislación uruguaya que permite a dos empresas producir cannabis y venderlas a 15 farmacias al momento. El ministro de economía, Danilo Astori, dijo que “tendríamos que encontrar caminos para hacer compatible el cumplimiento de normas internacionales bancarias, que el país no puede eludir, con la defensa del derecho que se ganó al establecer nuevas condiciones para el consumo de marihuana y el combate al narcotráfico.

(…) La verdad es que no estábamos en conocimiento, antes de que se tomaran las medidas que se tomaron a nivel internacional, de que esto podía ocurrir”, se atajó. La burocracia financiera global que recibe millones y millones de dólares del lavado se complica con las farmacias uruguayas. "Yo no quiero creer que el sistema financiero trabaja para el narcotráfico, para las bocas de venta", dijo Mujica. Hasta que saltó este problema del sistema financiero el sistema de venta de cannabis en las farmacias venía bastante bien.

Aunque solo una de los dos empresas estaba comercializando su cannabis, aunque en Montevideo solo se abastecía a las boticas una vez por semana con cannabis y se agotaba en pocas horas, la cosa iba, despacio, pero iba. En el interior del país no hay problemas de desabastecimiento, los dos kilos de cannabis que pueden estoquear las farmacias aguantan de lo más bien. Pero la advertencia de los bancos y la falta de solución que todavía no llega deja al sistema frágil y un poco a la deriva. Hasta hoy hay más de 11.000 personas que se registraron para comprar cannabis en las farmacias. Es un cannabis suave, una variedad sativa y otra índica con niveles de THC realmente bajos, dos por ciento y seis por ciento de (cannabidiol) CBD.

Además hay 63 clubes de cannabis funcionando en todo el país y unos 7.000 autocultivadores que pueden tener hasta seis plantas hembra y almacenar hasta 480 gramos de su cosecha. Los clubes y el cultivo en el hogar parecen no peligrar aunque las aves carroñeras del prohibicionismo, que ahora se disfrazan criticando la gestión, la eficiencia y los pormenores de la ley, quieran que caiga todo el sistema. El cannabis en las farmacias lo plantan dos empresas. Y pueden cosechar dos toneladas anuales cada una. International Cannabis Corporation, es una empresa grande que se desprende de un grupo de agricultura de los grandes del Uruguay.

La empresa cotiza en la bolsa de valores de Toronto y además del cannabis que planta para el estado, tiene una serie de negocios de cannabis medicinal y cáñamo. El faso que se está vendiendo es de ellos. La otra empresa, Simbiosys, mientras cerramos esta edición de Soft Secrets, todavía no había completado los tramites ante el ministerio de Salud Pública para poner su producto en la calle. Lo que mejor funciona de la regulación es lo que depende de los cultivadores. Tanto los clubes como quienes optan por tener sus plantas en casa están conformes. Pero esta reforma le toca los huevos a unos cuantos.

¿Será que los burócratas de saco, corbata y gomina prefieren el dinero sucio del lavado? Porque el mensaje es ese. Esta industria legal del cannabis tiene más controles que ninguna otra, en lo sanitario, en lo económico y todo tiene trazabilidad y se puede saber perfectamente de dónde viene qué cosa. Pero parece que el festín de los ejecutivos de cuenta de los grandes bancos prefieren el soborno, el chantaje a la legalidad. Prefieren estar del lado de la oscuridad en vez de ayudar a que las cosas se hagan distinto. La mayor conclusión de todo esto es que una ley no significa nada si su sociedad no está preparada para gestionar la reforma. De todos modos va a ser difícil que tiren abajo la reforma del cannabis porque el cannabis ya se ganó su lugar, aunque le cueste creerlo a unos cuantos.

por Demian Khalo

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