La fertilización foliar del cannabis: eficiencia para nutrir la planta
La fertilización foliar de la marihuana es un método altamente eficiente de aplicar nutrientes a los cultivos. Permite solucionar carencias nutritivas de manera casi inmediata, alimentar plantas débiles o con un sistema radicular enfermo o dañado y lograr que, en períodos de gran desarrollo, las plantas puedan disponer de más nutrientes de los que sus raíces son físicamente capaces de absorber. Sin embargo, para lograr buenos resultados hay que comprender bien de qué modo pueden afectar a la absorción de nutrientes factores como la humedad, la temperatura, la hora del día o la concentración de la solución pulverizada.
Fertilización foliar del cannabis: la clave de la alimentación
Antes de la fertilización foliar de la marihuana. La vida vegetal apareció en el mar y las primeras plantas fueron algas que carecían de raíces y absorbían los nutrientes a través de las hojas. Aunque millones de años de evolución han servido para desarrollar un sistema radicular especializado en la absorción de nutrientes del suelo, las plantas nunca han perdido su capacidad de nutrirse a través de las hojas.
Fertilización foliar del cannabis: historia
La fertilización foliar no es otra cosa que la aplicación de nutrientes disueltos en agua sobre la superficie de las hojas de las plantas. Ya en 1844 se demostró científicamente que las plantas pueden absorber y utilizar nutrientes a través de las hojas pero, a día de hoy, sigue sin comprenderse completamente el mecanismo.
Las hojas están recubiertas en toda su superficie (inferior y superior) por una cutícula impermeable e hidrófoba que repele la humedad y que evita que la planta se deshidrate a pleno sol o se hinche de agua con la lluvia. La cutícula es más gruesa e impermeable en las plantas que viven en climas áridos, como los cactus, y mucho más permeable en aquellas especies de climas húmedos. Las plantas de cannabis que crecen al aire libre en climas secos suelen tener una cutícula mucho más gruesa que las que crecen en interior, invernadero o en zonas húmedas. La cutícula gruesa reduce la efectividad de la fertilización foliar, así como las hojas duras y rugosas. En cambio las hojas finas, de tacto suave y cutícula delgada, así como las partes jóvenes son mucho más permeables a los nutrientes.
Para regular la transpiración y la respiración la planta dispone de los estomas, que son pequeños poros repartidos por la superficie de las hojas que sirven para intercambiar gases con la atmósfera y liberar vapor de agua. La cantidad de estomas depende de cada especie vegetal, pero oscila entre 150 y 3000 por centímetro cuadrado.
La penetración de los nutrientes a través de la cutícula se produce por al menos dos rutas. Por un lado, hay un proceso pasivo de penetración provocado por los gradientes de concentración, que es la diferencia de concentración entre dos líquidos separados por una membrana. Si la solución nutriente pulverizada sobre la hoja tiene una concentración mayor que los líquidos internos de la planta, poco a poco, parte de los solutos disueltos en el fertilizante, atraviesan la cutícula y se introducen en la hoja, intentado equilibrar el nivel de sales de ambos líquidos. Este proceso de “osmosis” aumenta cuanto mayor es la concentración de la solución pulverizada, lo que también aumenta el riesgo de producir quemaduras en las hojas.
El segundo punto de entrada de los nutrientes son los estomas, pero no está claro el mecanismo. Aunque los estomas son aberturas en la hoja, parece bastante claro que el agua no penetra directamente por ellos, debido a que el poro del estoma está cubierto por la cutícula. Además la gran tensión superficial del agua impide que pase por un orificio tan pequeño.
Por otro lado se ha demostrado que los estomas juegan un papel importante en la absorción de nutrientes suministrados por vía foliar, aunque no se acaba de comprender como lo hacen.
Una de las características de la fertilización foliar es que los nutrientes penetran en las hojas, pero no se mueven demasiado por la planta. Al contrario que las raíces, las hojas no están diseñadas para repartir minerales por la planta, por lo que el movimiento de los nutrientes es limitado, aunque el grado de movilidad depende de cada elemento.
Por su capacidad de ser trasladados a las distintas partes de la plantas, los nutrientes se pueden dividir en móviles (nitrógeno, fósforo, potasio y magnesio), de movilidad media (manganeso, molibdeno, cloro y cobre) e inmóviles (calcio, azufre, hierro, boro y zinc). A la hora de aplicarlos foliarmente los elementos inmóviles tienen un efecto más localizado que los elemento móviles.
De los nutrientes aplicados foliarmente llegan a absorberse y utilizarse el 90 por ciento, mientras que de los aplicados al suelo apenas el 10 por ciento acaban siendo empleados por las plantas.
Fertilización foliar de la marihuana: Aplicaciones
Especialmente en suelos alcalinos resulta muy poco efectivo aplicar ciertos microelementos en el agua de riego, ya que se insolubilizan rápidamente. Si el sustrato de las macetas está muy cargado de sales o tiene un pH demasiado alto, puede resultar inútil intentar corregir una carencia añadiendo los abonos al agua de riego, ya que los nutrientes reaccionarán casi inmediatamente al entrar en contacto con el sustrato. En estos casos la aplicación foliar es la forma más rápida y efectiva de solucionar estas deficiencias inmediatamente, mientras se va lavando la tierra para reducir su salinidad y se ajusta el pH.
La fertilización foliar funciona muy bien para abastecer las plantas de elementos que necesitan en pequeñas cantidades como los micronutrientes (hierro, zinc, cobre, manganeso, molibdeno y boro). Algunos elementos secundarios como calcio, magnesio y azufre también se pueden suministrar en cantidades suficientes por vía foliar.
Las carencias de magnesio son bastante frecuentes en los cultivos de interior y se pueden corregir fácilmente fumigando sales de Epson (sulfato de magnesio) una vez por semana. La carencia de hierro, muy frecuente en zonas de agua calcáreas, mejora milagrosamente tras una pulverización de hierro quelatado.
Con los nutrientes primarios nitrógeno, fósforo y potasio las cantidades necesarias son demasiado grandes para proporcionarlas exclusivamente a través de las hojas, quedando la fertilización foliar como un sistema de apoyo cuando las plantas pasan por un periodo de gran necesidad de nutrientes.
De todos los elementos, el fósforo es el que se absorbe más lentamente. El problema es que no es recomendable que en floración, cuando más fósforo necesitan las plantas, se mantengan húmedas mucho rato, que sería lo recomendable para potenciar la absorción. Por otro lado, con los nutrientes primarios aumenta el riesgo de quemar las hojas, pulverizando una solución demasiado concentrada.
Si las plantas necesitan nutrientes, pero la tierra está muy húmeda y no queremos regar para no anegar las raíces, la fertilización foliar permite alimentar sin afectar a las raíces. Además, la fertilización foliar aumenta la resistencia al estrés hídrico y la planta aprovecha mejor el agua.
Una de las claves más importantes del éxito en el cultivo pasa por lograr plantas con un sistema radicular bien desarrollado. Especialmente cuando las plantas son pequeñas resulta muy importante no excederse en el riego, ya que la tierra demasiado húmeda impide el desarrollo de las raíces. Por ejemplo, cuando trasplanto los esquejes enraizados a tierra suelo dar un riego de agua con algún estimulador de raíces como Rhizotonic de Canna.
No vuelvo a regar hasta que las plantas han consumido casi toda el agua de las macetas lo que suele llevar varios días, ya que los esquejes aún son muy pequeños. Durante este tiempo, las raíces están poco desarrolladas y absorben muy pocos nutrientes, por lo que la pulverización foliar se convierte en la vía más efectiva de nutrir las plantas.
La fertilización foliar es una forma especialmente útil de corregir deficiencias nutritivas en las plantas cuando las condiciones del suelo (frío, salinidad, pH demasiado alto o bajo, sistema radicular pobre) limitan la absorción de nutrientes a través de las raíces.
Al estudiar la curva de demanda de nutrientes de una planta se puede observar que hay épocas de su desarrollo en que la necesidad de nutrientes puede ser mayor que su capacidad fisiológica de absorberlos, aunque estén presentes en abundancia en el sustrato. Por ejemplo, cuando las plantas entran en floración dedican la mayor parte de su energía a la fabricación de flores y reducen la empleada en el sistema radicular que no suele funcionar a pleno rendimiento. En estos casos, que suelen ocurrir durante la floración y la fructificación, las plantas tiran de sus reservas, si las tienen, pero también pueden aprovechar otras vías de absorción como la fertilización foliar que servirá de vía complementaria para aumentar la absorción total de nutrientes.
Fertilización foliar de la marihuana: tabla de nutrientes
Nutriente y y tiempo para absorber el 50%
Nitrógeno (urea)
0,5 - 2 horas
Fósforo
5 - 10 días
Potasio
10 - 24 horas
Calcio
1 - 2 días
Magnesio
2 - 5 horas
Azufre
8 días
Zinc
1 - 2 días
Manganeso
1 - 2 días
Hierro
10 - 20 días
Molibdeno
10 - 20 días
Fertilización foliar de la marihuana: potencia la absorción
“Pulveriza y reza” (Spray and pray) es una expresión común en el mundo de la fertilización foliar que muestra, hasta que punto, todavía no se conoce con precisión cómo funcionan los mecanismos implicados en la absorción foliar. Los numerosos estudios científicos realizados han descubierto ciertos aspectos que pueden ayudar a potenciar los efectos beneficiosos de esta técnica, evitando los riesgos asociados:
· Ajustar el pH de la solución entre 5 y 6, ya que este nivel de acidez favorece la absorción de los nutrientes. Generalmente, cuanto menor es el tamaño de las gotas pulverizadas, más fácil resulta cubrir adecuadamente toda la planta. Busca un pulverizador de presión capaz de expulsar una fina nube de gotitas.
· Es difícil predecir si una solución pulverizada puede llegar a quemar las hojas o provocar algún otro tipo de fitotoxicidad. Para prevenir desastres conviene comprobar su seguridad fumigando una sola planta y esperando 24 horas a ver si hay alguna reacción.
· Es recomendable fumigar a la hora más fresca del día y, de ser posible, con una humedad ambiental relativamente alta (>70%), ya que estas condiciones mejoran la absorción de los nutrientes.
· Nunca se debe pulverizar con altas temperaturas y baja humedad ambiental pues los estomas estarán cerrados y se reduce la efectividad. Lo mejor es hacerlo a última hora del día para que el líquido se evapore más lentamente y tengan toda la noche para absorber los nutrientes.
· Añade a la solución nutriente un producto mojante específico para la aplicación de fitosanitarios o, simplemente, un poco de jabón potásico o un par de gotas de lavavajillas concentrado. Se logra así reducir la tensión superficial del pulverizado y que el líquido llegue a todos los rincones, lo que aumenta considerablemente la efectividad del tratamiento. Además se facilita la absorción a través de la cutícula y los estomas.
· Busca un abono que contenga los nutrientes en forma de quelatos para que se mantengan en forma utilizable por la planta y no reaccionen o se insolubilicen con el resto de los nutrientes de la solución.
Algunos estudios afirman que la absorción de nutrientes aumenta si las plantas permanecen mojadas durante un buen rato, mientras que la mayoría de los cultivadores de cannabis intentan que las plantas se sequen cuanto antes para evitar la aparición de hongos, sobre todo cuando ya hay cogollos. Aunque el secado rápido disminuye la efectividad de la fertilización foliar, parece más sensato aceptar una absorción menor que arriesgarse a sufrir un ataque de botritis.
Por tanto, si las plantas están en crecimiento y no hay riesgo de hongos, deja que permanezcan mojadas largo rato, ya que la absorción aumenta cuando la solución permanece más tiempo en contacto con la hoja, pero si ya hay cogollos es más seguro procurar que se sequen rápido.
Ojo, conforme la solución pulverizada se va secando, las sales disueltas se van concentrando. Aunque este proceso favorece la absorción de nutrientes hasta cierto punto, ya que los cationes atraviesan más fácilmente la cutícula cuanto mayor sea la diferencia de salinidad entre el interior de la planta y la solución pulverizada, esta elevación del nivel de EC puede llegar a provocar quemaduras en las hojas.
En general, la fertilización foliar es muy recomendable mientras las plantas están en crecimiento y al principio de la floración, pero conviene evitarla una vez que los cogollos ya están formados, ya que la humedad excesiva podría causar muchos problemas de hongos y pudriciones.
No hay que abusar de la fertilización foliar ya que puede hacer que las plantas se vuelvan vagas: si obtienen todos sus nutrientes a través de las hojas, ¿por qué complicarse en formar raíces si la comida cae del cielo? El problema es que en plena floración será imposible aportar toda la comida que necesitan a nivel foliar y necesitarán un sistema radicular fuerte y efectivo.
La fertilización foliar funciona mejor en las plantas que crecen en entornos protegidos como invernaderos y cultivos de interior, ya que las hojas suelen tener una cutícula más fina y porosa que en las plantaciones al aire libre, por lo que son más permeables a los nutrientes pulverizados.
No hay que pulverizar nunca con las luces encendidas ya que las bombillas de alta presión pueden estallar si les cae una gota de líquido. Además, las gotas pulverizadas sobre las hojas, si las luces están encendidas, pueden actuar como una lupa y quemar el tejido.
Deja de fumigar al menos tres semanas antes de la cosecha. Es una buena idea realizar una última fumigación con agua sola para lavar los restos de abonos que puedan quedar sobre las hojas. Hay que tener especial cuidado con algunos fertilizantes orgánicos de fuerte olor como los extractos de algas o de pescado que podrían dejar olores y sabores indeseables en los cogollos, sobre todo si se aplican cerca de la fecha de cosecha.
Bibliografía
Fernández V., Eichert T. (2009) Uptake of Hydrophilic Solutes Through Plant Leaves: Current State of Knowledge and Perspectives of Foliar Fertilization. Critical Reviews in Plant Sciences Vol. 28, Iss. 1-2