El tallo: su importancia en el cultivo de cannabis

Soft Secrets
03 Apr 2013

Entre los cultivadores es frecuente comentar el estado de las hojas, ramas laterales y sobre todo la formación y el engorde de los cogollos de nuestras plantas para conocer su salud y producción. Sin embargo casi nunca se habla del tallo porque a simple vista su única función es la del soporte de la planta. Para poder comprender el correcto funcionamiento de las plantas así como sus necesidades, es necesario conocer el tallo y la importancia que tiene durante todas las fases del crecimiento.


Antes de hablar de la importancia del tallo en el cannabis. Me voy por las ramas. Cuando empieza una nueva cosecha la finalidad está clara: conseguir una buena producción y de calidad. Para esto se cuidan las condiciones ambientales, los abonos y el tipo de luz, pero aunque se controlen todos estos factores puede apreciarse que no todas las ramas de las plantas dan la misma producción pese a estar en las mismas condiciones. En este artículo analizaremos cómo varía la producción en función del diámetro del tallo y daremos algún consejo para que todos sean parecidos y así conseguir que tengan una producción similar.

Para ver estas diferencias hemos plantado tres esquejes Cream Caramel de una madre bonsai, todos ellos con el mismo aspecto y tamaño. Una vez enraizados, se dejaron crecer en interior con un foco de 600w hasta alcanzar una longitud de 25cm, momento en el que se les cambió el fotoperiodo a 12/12 para empezar la floración. Para nuestro análisis nos interesa que todas las plantas estén en las mismas condiciones y su única diferencia sea el tallo, razón por la cual todas se trasplantaron a un tiesto de 7 litros en tierra y se alimentaron con abono Canna Bio Flores durante los primeros 20 días de floración. Después se utilizó el estimulador de floración Green Sensation de Plagron en la dosis recomendada y se completó con abono Canna Bio Flores hasta alcanzar una EC de 1,6-1,7 mS/cm.

A los 15 días de empezar la floración se marcaron tres secciones de cada planta con el objetivo de observar el desarrollo de los cogollos. La sección A serán los primeros 15cm del cogollo central, la sección B una rama lateral situada 5cm más abajo y la sección C una rama lateral de la parte más baja. Las ramas laterales seleccionadas eran altas (10cm más bajas que el cogollo central) para que les diera la luz directamente; su única diferencia era el grosor del tallo, siendo de 2, 1,5 y 1cm de circunferencia para las secciones A, B y C respectivamente.

La razón por la que el diámetro es tan importante es porque en su interior se forman una serie de conductos que transportan tanto el agua y abonos que absorben las raíces como los productos de la fotosíntesis que proceden de las hojas: es el llamado sistema vascular.  Sin estos conductos las plantas no pueden transportar el alimento hasta donde se necesita (a los cogollos durante la floración), así que la producción de nuestras cosechas se verá drásticamente reducida si este sistema no funciona correctamente o si el diámetro del tallo impide un mayor transporte.

Viajando por el tallo y su importancia en el cannabis

Por contradictorio que parezca las plantas no crecen formando un tallo y desarrollando a partir de él todas las estructuras que observamos. Las plantas crecen formando bloques que se irán repitiendo una y otra vez. El bloque que se repite tiene cuatro partes: una sección de tallo o entrenudo, un nudo, una hoja que se desarrolla a partir del nudo y por último lo que se conoce como meristemo en la base de la hoja. Un meristemo es un punto a partir del cual se podrán formar más bloques. Están formados por células que no están diferenciadas en ningún tejido concreto y por lo tanto podrán llegar a componer cualquier estructura de la planta (en biología se conocen como células totipotentes). En realidad vienen a ser como nuestras células madre y a medida que estas células se van dividiendo irán formando cada una de las partes de los bloques antes mencionados.

Cuando la planta germina se originan dos meristemos, el meristemo apical de la raíz (que formará las raíces) y el meristemo apical del tallo (que formará nuestro tallo principal). A medida que este último vaya creciendo irá formando bloques hacia abajo y como en cada bloque se forma un meristemo nuevo, cada uno formará una rama lateral y así sucesivamente.

A este desarrollo en bloques hay que sumarle otro factor importante: dentro de los tallos se va creando también una serie de conductos que serán los responsables de transportar todo el material que necesita la planta en cada momento, conocidos en conjunto como el sistema vascular. Al igual que nuestras venas y arterias transportan oxígeno y dióxido de carbono por separado, en las plantas existe un transporte doble y en sentido contrario. Está el llamado xilema, conductos que transportarán el agua y las sales minerales absorbidas por las raíces hasta todas las partes aéreas de las plantas (savia bruta) y el floema, responsable de distribuir todos los azúcares que se forman en las hojas hasta todas las partes de la planta que los necesiten o los acumulen para cuando sean necesarios (savia elaborada). Si el diámetro del tallo es menor, el sistema vascular transportará menos sustancias, provocando un menor engorde de los cogollos. En nuestras plantas se puede apreciar muy bien este fenómeno desde el primer momento.

A los 15 días de floración ya se observa la diferencia en la formación inicial de las flores. En la sección A se empiezan a fusionar cogollos y su diámetro es de más de 3cm, en la sección B hay cogollos con menor grosor y dispersos a lo largo de la rama lateral y en la sección C solo se observan pelos dispersos. Como la producción de la parte más baja de la planta es muy escasa, muchos cultivadores cortan estas ramas al empezar la floración permitiendo que el transporte hacia la parte más alta sea mayor y aumente la producción de los cogollos centrales. Si hacemos un corte transversala un tallo y lo ponemos en el microscopio podemos apreciar cuatro partes muy diferenciadas. De fuera hacia dentro tenemos:

(1) la epidermis, que es una capa de células muy próximas entre sí encargadas de evitar la deshidratación de la planta.

(2) La corteza, varias filas de células responsables del sostén de la planta (las especies de cannabis tienen en esta zona toda una serie de fibras para cumplir esta función y es la razón por la que ha tenido tanta importancia a lo largo de la historia del ser humano ya que a partir de estas fibras se elaboran multitud de productos).

(3) Después de la corteza está el sistema vascular, pequeños conductos que rodean el tallo y van por parejas; el floema está en contacto con la corteza y el xilema encarado hacia el centro donde se sitúa la última parte.

(4) La médula, que en otras especies está formada por células pero en el cannabis se destruye y deja un tallo hueco. Cuando las plantas llevaban 30 días cogollando se podía observar la variación, tanto en la producción, como en la maduración. Los cogollos centrales de nuestros tres esquejes han crecido con fuerza y la producción de glándulas es masiva. En la sección B se aprecian cogollos bien formados, pero no tan grandes como los anteriores, la producción de glándulas es menor.

En la sección C vemos claramente la escasa producción, pese a estar a la misma altura que las ramas laterales de la sección B y, por lo tanto, recibir la misma cantidad de luz. Pasados 45 días se aprecia el avanzado estado de maduración de las plantas; es el momento de dejar de abonarlas y lavar las raíces.

Para mí es uno de los pasos más importantes en la cosecha ya que me gusta conseguir el máximo sabor posible y eliminar totalmente las sales que acumulan las raíces evitará un sabor con regusto químico (pese a abonar con abonos casi 100% biológicos). Para no estresar demasiado a las plantas se riegan con abundante agua con una EC baja pero no nula de unos 0,6 aproximadamente: tres riegos durante la última semana o semana y media serán suficientes.

Las tres secciones de nuestros esquejes muestran las diferencias de producción con respecto al diámetro de los tallos. En la sección A hay grandes cogollos centrales, prietos y con abundantes glándulas. En la sección B hay buenos cogollos pero sin llegar a fusionarse entre sí, y en la sección C vemos escasa producción y calidad de cogollos. Es evidente que la finalidad será tener plantas con tallos fuertes y gruesos eliminando aquellos más bajos cuyo diámetro sea la mitad o menos que el central.

Conclusiones y consejos: la importancia del tallo

Todas las partes de las plantas tienen una función que será necesaria para su correcto crecimiento y desarrollo. La salud del tallo es crucial en el engorde y la maduración de los cogollos ya que todas sus necesidades alimenticias las aporta el sistema vascular. Así, tener tallos sanos y de gran diámetro nos garantizará cosechas muy productivas y de gran calidad.

Los problemas que se nos pueden presentar para conseguir tallos robustos dependerán de las condiciones de cultivo y del tamaño final de la planta. En sistemas con tierra nos interesarán tiestos grandes ya que el desarrollo de la raíz afectará directamente al desarrollo del tallo, además de practicar buenas podas de todas las ramas de escaso grosor. En sistemas aeropónicos esto no será un problema, puesto que las raíces podrán crecer como si tuvieran tiestos muy grandes por lo que se podrá dejar crecer las plantas y se cortarán las ramas más bajas.

En sistemas hidropónicos podemos encontrar actualmente tiestos muy grandes en los que se pueden insertar muchos esquejes, la experiencia nos dirá el tamaño al que tendremos que dejar las plantas para conseguir altas producciones sin perder mucho tiempo en la fase vegetativa, pero en general tendremos que evitar que se hagan muy altas; hay que tener en cuenta la cantidad de raíces que se irán produciendo y el espacio del que disponen.

Cuando plantemos en exterior podremos conseguir buenos tallos fácilmente con un tiesto grande de más de 20 litros y cortando adecuadamente la planta. El proceso consistirá en hacer un primer corte de la rama central cuando tenga 20cm aproximadamente y pasados 10 días efectuar otro corte en las ramas más altas. Después de hacer esto se dejará que la planta crezca hasta un metro antes de florecer, momento en el que se cortarán las ramas laterales más bajas.

Esto garantizará de cuatro a ocho ramas con tallos fuertes y altamente productivos. En interior con sustratos de tierra, nos veremos limitados por la altura y el tiempo entre cosechas ya que si dejamos que las plantas crezcan para cortarlas varias veces antes de ponerlas a cogollar perderemos casi un mes y por lo tanto podremos poner menos cosechas con la consiguiente pérdida de producción anual.

Lo mejor que se puede hacer es partir de esquejes que tengan dos ramas desde el inicio y así no nos hará falta cortarlas; después se trasplantarán a tiestos de siete u once litros (dependiendo del espacio que dispongamos) y por último, se tendrán que cortar las ramas más bajas independientemente del tamaño que tengan. Lo importante será analizar el diámetro de los tallos en función del diámetro de la rama central ya que todas las ramas cuyo diámetro sea la mitad o inferior tendrán una producción muy escasa y de baja calidad, así que se pueden eliminar.

Para cultivos aeropónicos se procederá igual que en tierra y para hidropónicos tendremos en cuenta el tamaño del tiesto para dejarlas más o menos altas. De todos modos en estos dos sistemas lo más importante serán las infecciones: hay que tener cuidado con la humedad y la frecuencia de riego para evitar la presencia de hongos que aparecerán sobre todo en la base del tallo y en el interior de los cogollos.

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