Empieza tu cultivo ecológico de marihuana en suelo vivo
Puedes conseguir más éxitos con un equipo que solo. Así que, ¿Por qué no añades nuevos miembros a tu equipo? Si utilizas un suelo "vivo" o "sin labranza" como medio de cultivo y le añades organismos beneficiosos, puedes mejorar el estado de tu cultivo ecológico de marihuana y, al final, tu cosecha entera.
Usar suelos vivos tiene ventajas, especialmente porque que las raíces de las plantas absorben más fácilmente los nutrientes. Además, reduces la frecuencia de riego, las plantas no se erosionan tanto, mejoras la ventilación y nuestros preciosos cultivos quedan más protegidos de los organismos nocivos más peligrosos.
Un organismo vivo
El crecimiento de plantas de marihuana en las macetas/recipientes utilizando tierra orgánica necesita un cambio de mentalidad radical, en comparación con las técnicas más convencionales, que utilizan fertilizantes líquidos para alimentar las plantas directamente con nutrientes iónicos. Al fin y al cabo, estamos hablando de un ecosistema vivo. Por ejemplo, no tienes que hacer nunca el lavado de raíces porque no estás aplicando sales en el suelo durante el proceso de irrigación/riego en ningún momento del ciclo. Además, si cultivas la marihuana en un suelo vivo y bien mantenido, no es necesario comprobar el pH del agua ni los niveles de EC. El pH conseguirá un equilibrio gracias a las interacciones de la planta y a los microbios que sostienen su crecimiento en el suelo. ¡No te asustes! El crecimiento ecológico en un suelo vivo requiere suficiente volumen para mantener una comunidad microbiológica activa y con buena salud, que solubice constantemente los nutrientes orgánicos de manera que la marihuana los pueda absorber. Esto es a lo largo de todo el ciclo de crecimiento. La vida microscópica que contiene la Tierra es uno de los secretos mejores guardados de la naturaleza.
El suelo vivo es la comunidad de organismos que trabajan juntos para descomponer la materia orgánica del suelo, lo que, a su vez, proporciona una valiosa nutrición a las plantas y al resto de organismos a su alrededor. El suelo vivo sin labranza funciona con su propio ecosistema, se nutre él mismo y nutre las plantas que lo componen mediante una "red alimenticia del suelo", compuesta por bacterias, hongos, protozoos, nemátodos, lombrices, antropoides y una gran cantidad de organismos vivos. El proceso de descomposición sigue los mismos pasos: La materia orgánica se acumula en el suelo, donde descomponedores como bacterias, hongos y nematodos la transforman rápidamente a escala microscópica. Luego, organismos como los nematodos y los protozoos llegan solos y se nutren de las bacterias y los hongos, más tarde los antropoides (pequeños insectos) llegan para darse un festín hasta que los animales pequeños se los comen. Así, la cadena alimentaria sigue su proceso desde lo más ínfimo a nosotros. El proceso convierte los nutrientes en distintas maneras, los hace más accesibles para las plantas mediante su sistema radicular (exudados).
Un suelo que no tenga organismos beneficiosos no está vivo y necesita un suplemento nutricional, a través de preparaciones botánicas y tés de compost. Aunque muchos de los fertilizantes orgánicos que se venden en el mercado proporcionan una gran parte de los nutrientes que necesitan las plantas para desarrollarse, el proceso natural de la tierra madre es más vivo (sin problemas de que las plantas se quemen con una sobreexposición a los fertilizantes, por ejemplo). A la vez es más eficaz, la alimentación de las plantas es un subproducto natural del proceso más completo. La naturaleza está muy bien hecha, y cada cosa está perfectamente situada. Y no sólo eso, sino que los gusanos y los insectos que viven en el suelo ayudan a mantenerlo ventilado, lo que permite que se estiren las raíces y ayuda a las plantas a crecer más voluminosamente y con muy buena salud. Los organismos del suelo también ayudan a regular los organismos nocivos y a mejorar la retención de agua, reduciendo por tanto la atención necesaria para el crecimiento de grandes cultivos de marihuana, en comparación con los cultivos convencionales.
¿Por qué la agricultura sin labranza?
La labranza acelera el proceso de descomposición, pero también reduce considerablemente la esperanza de vida de los organismos que viven en el suelo. Una labranza excesiva, básicamente, mata los organismos que viven en el suelo en vez de alimentarlos. En lugar de trabajar el suelo, es importante dejar fluir el proceso, eso permite que se acumulen otras materias orgánicas en la superficie. La madre naturaleza tomará las riendas por sí sola, atrayendo las materias sólidas en el suelo para aumentar la cantidad de materia orgánica activa en el suelo, mejorando así la capacidad de intercambio catiónico (CIC) de los suelos cultivados. Como la materia orgánica es la única fuente de energía y nutrición, mejorar este parámetro en tus cultivos es beneficioso.
Cómo crear un suelo vivo para tu cultivo de marihuana
Aunque añadir organismos vivos, bacterias y hongos en tu cultivo de marihuana pueda parecer contraproductivo y peligroso, en la práctica no es así en absoluto. De hecho, algunas de las mejores marihuanas del mundo se cultivan utilizando suelo vivo, rico en nutrientes, que permiten que la planta explote al máximo su potencial genético. Cultivar tus plantas en un suelo vivo puede aumentar considerablemente la calidad de los cogollos. Cuando el suelo trabaja para alimentar y proteger a la planta al mismo tiempo, no necesita para nada suplementar con pesticidas, fungicidas ni fertilizantes potentes, como ocurre en la agricultura convencional.
Trabajar los detalles
El tamaño óptimo del recipiente de tu cultivo está totalmente relacionado con el tamaño y la edad de la planta. Un clon en fase vegetativa durante 4 semanas, que después puede florecer durante 8 semanas más, conseguirá su máximo potencial en una maceta llena de una mezcla fantástica de tierra viva de 50L mínimo. Este tamaño permitirá que la planta salga con una alimentación equilibrada en vitaminas, minerales y otros oligoelementos y nutrientes. Sin embargo, si pones una planta exterior para un ciclo completo en el mismo recipiente, el proceso de crecimiento tardará el doble. En este caso, puede ser que la microbiología no responda a las exigencias de la planta, entonces tendrás que planificarlo como corresponda. Asegúrate de dar suficiente volumen de suelo en relación a su tamaño y a la duración de la temporada. Aunque la receta del suelo específico cambia en función del cultivador, y a menudo es el secreto mejor guardado, todos los suelos vivos tienen los siguientes elementos:
Minerales
Los partes que suelen componer el suelo se pueden dividir en tres categorías: arcilla, arena y materia orgánica. Las distintas relaciones entre los minerales pueden afectar la densidad del suelo y otras características, haciendo que sea más o menos atrayente para la producción de marihuana.
Agua
Como todos los seres vivos, el suelo necesita agua para vivir. El suelo utiliza el agua de tres maneras distintas: se hunde hacia el fondo rápida y fácilmente para aportar agua y nutrientes a las raíces de las plantas, se almacena en los minerales porosos para un uso posterior (como burbujas de agua enganchadas en las piedras del suelo), y aporta agua a los microbios, para permitirles desarrollarse y contribuir eficazmente a la salud del suelo. Un agua de calidad es primordial, podríamos escribir todo un artículo sobre este tema tan importante, hay muchas cosas por saber. El cloro y la cloramina que hay en el agua del grifo matan la vida del suelo, tienes que filtrar siempre el agua antes.
Aire
La vida que hay en el suelo, llamada aerobia, necesita oxígeno para sobrevivir. Como resultado del ciclo complejo que hace funcionar el suelo vivo sin labranza, el aire y la humedad se reciclan constantemente en el suelo para mantener las raíces oxigenadas, lo que permite que respiren y una mejor fotosíntesis de las plantas.
Materia orgánica
La materia orgánica constituye la base de toda nutrición que necesitarán tus plantas. Así que no puedes subestimar su importancia. Está compuesta de materias vegetales o animales en descomposición, los aditivos orgánicos del suelo se tienen que descomponer mediante microorganismos si queremos que las plantas los utilicen. Los aditivos orgánicos habituales en el suelo incluyen el abono, los residuos del corte de plantas y sus troncos/ramas, el estiércol, las deyecciones de las lombrices y una multitud de productos naturales más.
Microorganismos
Los microorganismos son la clave para convertir la materia orgánica en una nutrición útil para tus plantas, pero no todos los organismos se crean igual. Los únicos microorganismos que deberían introducirse en tu suelo son los microbios aerobios (los que respiran oxigeno). Los microorganismos anaerobios como los Clostridium por ejemplo, destruyen las bacterias útiles favoreciendo el crecimiento de bacterias patógenas en los cultivos. En cuanto a las bacterias aerobias, digieren completamente los compuestos orgánicos mediante su proceso de respiración, mejorando así la eficacia metabólica del sistema de cultivo. Las bacterias aerobias habituales que se utilizan en el cultivo de la marihuana pueden incluir bacterias que segreguen selenio, boro y nitrógeno, y se pueden añadir al suelo mediante grandes concentraciones con la ayuda de té de compost. El cultivo de marihuana ha recorrido un largo camino desde los años 60 y 70, produciendo cogollos más grandes y resinosos que muchos de los cogollos de antes. Hay una cosa que hemos aprendido, buscando la mejor marihuana, y es que nuestra Madre Naturaleza siempre ha tenido la razón, desde el principio. Ya sea en el aire libre o en una sala de cultivo interior bien vigilada, alimentar la marihuana con tierra viva puede ser el mejor medio para obtener unos resultados impresionantes con un mínimo esfuerzo. Instagram : @Greengrassco