Intervenciones de aceites de CBD: conflictos de interés extremos en España y UK.

Soft Secrets
12 Feb 2019
author Dr Dee En los últimos meses han pasado muchas cosas en el Reino Unido. Aquí va un pequeño resumen. Billy Caldwell es un niño de doce años que sufre un tipo particularmente severo de epilepsia que puede tratarse con aceite de cannabis de espectro completo. Como el aceite de cannabis de espectro completo no está disponible legalmente en el Reino Unido, debido a su mayor contenido en THC, su madre le llevó a Canadá (donde es legal) y adquirió el aceite. Sin embargo, cuando volvieron a Reino Unido, el medicamento fue confiscado en el aeropuerto, por orden del Ministerio del Interior británico. Naturalmente (y con toda la razón) este hecho produjo un gran clamor popular, forzando al ministerio a rectificar a toda prisa, para limitar los daños, otorgando magnánimamente un permiso a Billy para que pudiera continuar recibiendo su medicina, pero con un gran número de normas tontas y un montón de aros por los que pasar (incluyendo un formulario de once páginas). Con esto, lo que se busca es que el ministro pueda parecer que sabe lo que hace y, simultáneamente, mostrar generosidad con los desafortunados niños que sufren tipos de epilepsia particularmente agresivos, permitiéndoles tomar preparaciones farmacéuticas de cannabis. Después de un clamor de la opinión pública, estos niños pueden conseguir licencia para usar aceite de cannabis (algunos de ellos, aparentemente, aceite de cannabis de espectro completo), pero no se permitirá nada de esas tonterías del “cultívalo tú mismo”. Debería recalcar que todo esto sucede mientras la ley (Misuse of Drugs Act), todavía afirma que el cannabis no tiene valor medicinal (aunque mientras escribo esto parece que están a punto de modificarlo). Sería injusto, por mi parte, no mencionar que la manera en que lo dicen los distintos ministros del gobierno ha cambiado ligeramente. Ahora dice que el “cannabis en bruto” no tiene valor medicinal. La expresión “en bruto” (raw en inglés) parece poca cosa, pero tiene enormes implicaciones; el cannabis en bruto, el que se puede cultivar en casa, sigue estando muy prohibido. Por otro lado, el cannabis que ha sido “refinado” es bueno. Las preparaciones de cannabis refinado vendrán de la mano de GW Pharmaceuticals. Y aquí está el problema. El Sistema Nacional de Salud británico tendrá que pagar precios absurdos a GW Pharmaceuticals por las preparaciones de cannabis medicinal. Como ya se ha dado a conocer, Paul Kenward, quien está casado con la subsecretaria de estado del Ministerio del Interior, Victoria Atkins, tiene curiosamente licencia del Ministerio del Interior (donde trabaja su esposa), para cultivar cannabis y proveérselo a GW. Un arreglo de lo más conveniente, ¿no les parece? Aún se pone mejor. El marido de la primera ministra, Theresa May, es un mandamás de Capital Group, que tiene una gran relación con GW Pharma, hasta el punto de poseer el 14% de la empresa. No es poca la hipocresía y la arrogancia que vemos en este asunto. Además de bordear la corrupción. Aunque estoy seguro de que todo es bastante legal (aunque se base en tecnicismos legales), eso no lo convierte en correcto ni en ético. Los hechos están ocurriendo tan deprisa que esto que escribo puede quedarse viejo enseguida. Muchos conocidos y colegas profesionales parecen bastante optimistas sobre que podemos estar asistiendo al final de la prohibición del cannabis. Me parece demasiado optimista. Personalmente, lo que veo son esfuerzos, cada vez más ridículos y desesperados, por parte de un gobierno que se niega a admitir que están equivocados. Dispuestos a desangrar al Sistema Nacional de Salud, tanto como puedan, en el tiempo que les queda, antes de que el asunto de la ilegalidad de la planta llegue hasta sus oídos. Ya se que lo digo siempre pero, de verdad, estén atentos. Intervenciones de aceites de CBD: conflictos de interés extremos en España y UK.

También en España

Igual que en Reino Unido, el marido de la primera ministra, Theresa May, está relacionado con GW Pharma, también en España tenemos importantes relaciones entre la farmaindustria cannábica y el poder. Así, cuando se concede su licencia para cultivar cannabis a Alcaliber, la compañía está comandada por Juan Abelló, amigo íntimo del Rey Juan Carlos, que caza en sus fincas. Ya el padre de Abelló consiguió el monopolio del opio por su excelente relación con Franco. Además, las intervenciones a tiendas donde los enfermos españoles consiguen sus aceites de CBD, se superponen a los rumores de que Alcaliber de que van a lanzar un nuevo medicamento basado en CBD. Extrañas coincidencias en UK y España: al final de la prohibición las farmas que la apoyaron sacan su tajada, mientras que los usuarios que la sufrieron siguen perseguidos. Mucho cuidado con el cannabis medicinal y su accesibilidad. Una cosa es el modelo colombiano, con hasta 20 plantas por persona de autocultivo medicinal. Otra cosa es el modelo portugués, de oligopolio para farmaindustria, mientras sigue reprimido el autocultivador medicinal.
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