2019: pinchazo final de la burbuja inmobiliaria

Soft Secrets
13 Jan 2019

De la economía improductiva de las burbujas a la economía productiva del cannabis

author H. Madera En el número 4 del 2007 publicamos un histórico artículo, “la solución verde al ladrillazo”, donde fuimos uno de los medios pioneros en anunciar la crisis inmobiliaria y proponer la regulación del cannabis para sustituir el modelo. Once años después, el artículo está más en vigor que nunca. Relanzamos la idea, con la sociedad mucho más preparada para germinarla. En 2007 usamos varios titulares interiores como síntesis de la situación:“Alertas continuadas”, “La banca vende, la bolsa cae” o “la deuda de los constructores, el crédito de las familias”. En 2018 vuelven a plena actualidad.

El problema inmobiliario

Ya en 2007 detallamos que el origen de la crisis está en el mercado inmobiliario. En aquel entonces, que los pisos ‘nunca bajan’ era un lema repetido, pero esta suposición acabó en la ruina de muchos. Las burbujas inmobiliarias devastan los países, pues la mayor parte de los beneficios van a la generación mayor, tenedora del ladrillo, mientras que los jóvenes quedan arruinados de por vida. Los altos precios se combinan con un tremenda precariedad en el empleo, por lo que los años de salario necesarios para adquirir una vivienda se incrementan, otro de los indicadores de una burbuja inmobiliaria. Además, la burbuja ha empeorado la frágil pirámide demográfica española, lo que producirá un agravamiento en la bajada inmobiliaria. En las familias españolas hay más casas que niños.

Avisos continuos

Distintas noticias de prensa avisaban, en 2007, de indicios de pinchazo de la burbuja. También ahora que llega la bajada inmobiliaria final es un secreto a voces y se publican numerosas noticias en este sentido. Solo hay que revisar los periódicos del último trimestre. La Vanguardia explica que expertos de la Escuela de negocios Club Noteges, donde se agrupan más de 1000 profesionales inmobiliarios, avisan de otra recesión inmobiliaria, con peores consecuencias. Cinco Días publica que la empresa CEMEX prepara un plan de despidos y anuncia el cierre de dos de siete cementeras en España. En Voz Populi publican una advertencia del Banco de España: un alza de los tipos acelerará el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. A esto se suma que la deuda de las familias vuelve a crecer. Así, El País señala que “Las familias dejan de reducir deudas y vuelven a demandar financiación”. El mismo medio también detalla que La OCDE constata el fin de la expansión económica mundial y rebaja la previsión para España. La Información nos recuerda a cómo acaban las burbujas inmobiliarias en países con problemas de natalidad: “Japón regala ocho millones de viviendas que fueron abandonadas”.

La banca suelta amarras y las constructoras caen

En 2007 avisamos de que la banca vendía su ladrillo y caían las acciones de las constructoras. Ahora también vuelve a ocurrir. A finales del 2018 aparecen, en Expansión, titulares como “OHL se hunde casi un 19% en Bolsa tras anunciar pérdidas de 1.335 millones” o “Sacyr entra en caída libre y pierde los 1.000 millones de valor en Bolsa”. Las noticias también nos indican que Banco Santander vendió a Cerberus una cartera de ladrillo tóxico por 1.535 millones de euros, mientras que Caixabank traspasó su negocio inmobiliario, valorado en unos 7.000 millones de euros, a Lone Star. BBVA también se liberó de parte de su cartera inmobiliaria, en este caso vía Blackstone. A la vez, Bankia y Haya Real Estate anuncian ponen a la venta más de 2000 viviendas con un 40% de descuento. [caption id="attachment_11254" align="alignnone" width="800"]2019: pinchazo final de la burbuja inmobiliaria Fotografía de Istock realizada por Bubaone.[/caption]

¿Qué hacer?

Por el acierto del 2007, muchos nos piden consejo. Muy sencillo, no comprar ladrillos, ni oro, ni acciones, ni fondos, ni dólar, ni petroleo. Lo mejor es quedarse quietos y ahorrar en euro en un banco solvente, que se va a convertir en una moneda muy sólida. Aunque estas ventas inmobiliarias de los bancos puedan parecer gangas, nada más lejos. Es ladrillo de mala calidad o en mal emplazamiento o mal estado de conservación. Lo rebajan ahora porque será invendible cuando lleguen las auténticas rebajas a la construcción de calidad. Además, la burbuja del alquiler se ha permitido para que la banca pudiera recapitalizarse vendiendo pisos a gente como “inversión”, “porque el dinero no renta nada”. Pero una vez que han vendido los bancos se pinchará en toda España, empezando por Barcelona, donde ya da señales claras de agotamiento. Tampoco la solución es comprar acciones de empresas cannábicas, pues han tenido este año inmensas subidas que anuncian una burbuja, de la que hablaremos en próximos números. Respecto a las acciones normales, las bolsas mundiales están en mínimos anuales, y más que bajarán. Al cierre de estas líneas, solo se salva la americana, pero ya empieza a caer y la costalada retumbará en el mundo. Trump es un magnate inmobiliario, su interés es crear inflación para que sus inmuebles valgan más, al tiempo que devalúa el dólar para que sus deudas valgan menos. Ha creado una situación en que la devaluación del dólar y la caída del SP 500 es inaplazable. Será en menos de un año. Como en el 2008, el anuncio de la crisis en Estados Unidos funcionará como excusa, meses después, para que también las autoridades españolas reconozcan la grave situación económica.

Cannabis: parte de la solución

Para que se pinche la burbuja inmobiliaria y los trabajadores puedan ejercer su derecho a la vivienda con precios dignos, no es necesario que el estado gaste más dinero en ladrillo, ni que rehabilite nada. Es suficiente con cargar de impuestos los pisos vacíos y a los grandes tenedores de vivienda, a la vez que se explica que el precio de los pisos va a entrar en caída libre. Otra medida complementaria es una regulación integral del cannabis en España, posicionándose entre los líderes mundiales.Ya en el artículo del 2007, así como en un artículo posterior en 2010 en la revista Atlántica XXI, hablamos de unos ingresos de 1.000 millones de euros en ahorros de costes de la represión, a la vez que unos 1.500 millones de euros en impuestos directos. A esto habría que sumar otros factores, como el IRPF, hasta llegar a 3.000 millones de euros anuales. Desde entonces se han publicado más estimaciones. El investigador de la UAB, David Martínez Oró, basándose en el estudio EDADES del PNSD y cálculos mucho más detallados que los nuestros, llega a una cifra muy similar que publica en octubre del 2018: 3.300 millones de euros anuales. También este año, sobre el estudio EDADES, el asesor parlamentario de Podemos, Iván H. Ayala, ha realizado unas estimaciones rigurosas y tirando a la baja, basadas sólo sobre datos actuales y sin contar exportación, ingresos de IRPF y otros factores. Considera que se producirían unos 7.500 millones de ingresos en los 5 primeros años. Estos estudios no incluyen que España puede llegar a ser líder mundial en exportación. En cannabis, la inteligencia colectiva de España es muy alta. Por clima, por conocimiento, por genéticas, por historia. Si el Gobierno ayuda, podríamos llegar hasta ingresos de 15.000 millones de euros anuales para el estado, contando con alta exportación de cannabis y sus procesados, medicamentos derivados, variedades de semillas, royalties, patentes o consultoría. La explosión de la burbuja inmobiliaria deja a España en muy mala situación, el cannabis puede sustituir al ladrillo. Lo dijimos en 2007, cuando se repetía aquello de “los pisos nunca bajan”. En 2018, con la burbuja inmobiliaria a punto de explotar por segunda vez, y la marihuana cada vez más libre, ya parece más razonable. Las campañas electorales están cerca. Es momento de poner el tema encima de la mesa, mientras se elaboran los programas. Pronto será necesario elegir ¿bajamos sueldos a pensionistas y funcionarios públicos o regulamos el cannabis?.
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