Verano Verde

Exitable
25 Aug 2014

Desde que comienza septiembre, contamos los días para que vuelva a ser verano. Cuando empieza a calentar el sol y vemos que los rayos de luz comienzan a iluminar cada vez más nuestros balcones, sabemos que está cerca nuestra estación favorita. En seguida sacamos a nuestras plantas para que se nutran y crezcan, y con ellas nosotros a broncearnos mientras fumamos canutos.


Desde que comienza septiembre, contamos los días para que vuelva a ser verano. Cuando empieza a calentar el sol y vemos que los rayos de luz comienzan a iluminar cada vez más nuestros balcones, sabemos que está cerca nuestra estación favorita. En seguida sacamos a nuestras plantas para que se nutran y crezcan, y con ellas nosotros a broncearnos mientras fumamos canutos.

Desde que comienza septiembre, contamos los días para que vuelva a ser verano. Cuando empieza a calentar el sol y vemos que los rayos de luz comienzan a iluminar cada vez más nuestros balcones, sabemos que está cerca nuestra estación favorita. En seguida sacamos a nuestras plantas para que se nutran y crezcan, y con ellas nosotros a broncearnos mientras fumamos canutos.

El verano es la mejor época para realizar actividades al aire libre. Puedes ir a la playa, a la piscina, a la montaña, al campo... y todos son buenos sitios para fumar. Siempre y cuando no te pillen, claro. Una de las cosas que más me gusta hacer en estos tiempos es perderme por el monte  con mi respectiva dosis de cannabis y birras. Apartarte del mundo, respirar aire fresco y poder consumir tranquilamente sin que aparezca el tonto de turno para llamarte la atención.

Los días se alargan y las noches se acortan. Ya no hace falta llevar veinte capas de ropa estilo cebolla para no pasar frío. Ahora abro mi armario, me pillo alguna minifalda y una camiseta y salgo a la calle en busca de un rincón donde poder matar ese mono mañanero de fumar. Los días ya no son una rutina. Cada tarde hago algo diferente. Ahora que las 24 horas son para mí puedo dedicar más tiempo a mi pequeño cultivo de exterior. A cuidar a mis pequeñas con mimo, para que cuando acabe septiembre pueda tener mi dosis antidepresiva. Ya sabéis como está eso del síndrome postvacacional. 

Fumar mientras saltas las olas

Siempre me he considerado una chica afortunada sabiendo que tengo la costa a cinco minutos. Puedo ir cuando quiera y bañarme en el inmenso mar Mediterráneo. Ese que cada año recibe mis visitas y me moja con sus cálidas aguas. Siempre me ha gustado aspirar el humo mientras estoy tumbada sobre la arena, ya sabéis el dicho, “porro al sol, dos porros son”. Pero me gusta aun más meterme en el agua, hasta que me cubra casi por completo, e inundarme del blanco aroma a cannabis.

Podemos disfrutar las playas tanto de noche como de día. Empezamos a fumar cuando sale el sol. Cojo mi bikini, mi toalla, un par de gramos y toda la parafernalia necesaria para poder liarme un porro decente. Me tumbo y empiezo a trabajar. ¿Pero que puedo fumar? Para mi sin duda lo que mejor me sienta frente al mar es un buen porrazo de alguna variedad índica. Me encanta sentir como todo mi cuerpo se inunda de THC, notar como floto entre algodones de color verde mientras se me enrojecen los ojos y mi boca me pide cerveza. 

La sensación que me produce fumarme un canuto de Blue Cheese es adictiva. Es una variedad que combina dos sabores completamente opuestos. Es como la cocina que se atreve a juntar el dulce con el salado, el jamón con el melón. Su dulce aroma afrutado con ese toque a queso que le da nombre es espectacular. Cada calada es casi orgásmica. El colocón está asegurado. Luego me quedo durmiendo dos o tres horas, hasta que los cálidos rayos han penetrado lo suficiente como para dejar la marca del bañador.

Otra de mis incansables compañeras de toalla es la Black Cream. Esos cogollos morados enamoran a primera vista. Las variedades rojas son la novedad de los últimos años. Y es que con ese color parece que la yerba vaya a ser explosiva. Un púrpura intenso que tiñe las hojas con una siniestra belleza que la hace tan característica. Pero lejos de su apariencia de puro veneno, esta preciosidad atrae con un suave y dulce aroma afrutado.

Un porro con esta maría te lo debes fumar despacio. Saborear cada calada como si fuera la última antes de pasar el peta a algún colega. Aguantar el humo en tus pulmones hasta que absorba el THC y empezar a volar. Sin pillar paranoias. Cerrar los ojos y dejar la mente en blanco, notar como el cannabis corre por las venas, como rasca la garganta, como deja la boca seca. Aunque suene un poco extraño, hay veces en las que me encanta sentir los efectos secundarios de esta droga. Notar como en mi cabeza se está librando una lucha entre mi cordura y mi imaginación. Pensar el doble de rápido, intentar buscarle un sentido a todo pero a la vez olvidarme de lo que pasa a mi alrededor. 

Fumar descaradamente

Normalmente cuando voy por la calle no me gusta ponerme a fumar en lugares donde hay mucha gente. Si me miran, prefiero que sea por llevar unos pantalones excesivamente cortos, antes que por estar matando un peta. Pero por la noche la cosa cambia. Y es que si hay algo que realmente aporta un valor excepcional al verano es el poder estar en las terrazas. No tener que meterte dentro de una lata de discoteca llena de ‘’boquerones’’ babosos deseosos de encontrar algún cebo. 

Y ahí si que soy descarada. Me siento en cualquiera de esos sofás blancos que acostumbran a poner en todas las salas y comienzo a liar. Mirando para un lado y para otro por si acaso llegara el seguridad, no sería la primera vez que nos echan por pillarnos fumando. Lo mejor de todo es que el aroma de la señorita maría es mejor que cualquier perfume. En cuanto te lo enchufas automáticamente aparece gente deseosa de catar un poco de esta delicia o aunque sea, de poder olerla. Y es que no hay mejor manera de ligar que fumándose un buen porro. Encontrar a alguien con quien compartir el sudor que provoca estos meses de calor, y poder fumar juntos en la cama, sabiendo que al menos tenemos algún gusto en común, y además uno de los mejores ‘’vicios’’ que se puede padecer.

E
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