Mejora tu producción

Exitable
03 Jun 2011

En este número vamos a explicar cómo mejorar nuestra producción, los factores limitantes y las buenas prácticas que nos ayudarán a optimizar nuestros cultivos de interior.


En este número vamos a explicar cómo mejorar nuestra producción, los factores limitantes y las buenas prácticas que nos ayudarán a optimizar nuestros cultivos de interior.

En este número vamos a explicar cómo mejorar nuestra producción, los factores limitantes y las buenas prácticas que nos ayudarán a optimizar nuestros cultivos de interior.

Factores limitantes en interior:

Cuando cultivamos nos encontramos básicamente con cuatro factores limitantes, climatización, iluminación, nutrición y genética. Si conseguimos tener los tres primeros parámetros de forma adecuada ya tendremos un espacio en el que las plantas podrán expresar todo su potencial, si descuidamos alguno de ellos el resultado será pobre, aunque el resto de factores sean perfectos.

Climatización del medio

Cuando cultivamos en un espacio cerrado, lejos de la sabiduría de la tierra madre, nos toca hacer de directores de orquesta y mantener unas condiciones que emulen al exterior, su entorno natural. Esta no es tarea fácil pero con un poco de interés y trabajo podemos conseguirlo.

Dentro de este apartado tenemos que observar dos divisiones principales, la renovación del aire y el movimiento de éste dentro de la sala. Para el primer punto dependemos de los extractores e intractores, estos se encargan de vaciar el habitáculo cada pocos minutos e introducir aire renovado, los cálculos para la potencia del caudal vienen a ser: la multiplicación de los metros cúbicos de la zona de cultivo por treinta y eso nos dará como resultado el caudal que necesitamos en la extracción. Para la intracción es más sencillo, ponemos la mitad. Si dejamos la intracción pasiva deberemos de aumentar la potencia del extractor.

Hay que tener en cuenta que cada ángulo que realicen los tubos que utilicemos para la instalación, el caudal bajará a pasos agigantados, así que si utilizamos un par de codos ya podéis olvidar esos cálculos, que son para tiro recto. Por lo que es mejor ir un poco sobrados y utilizar un potenciómetro para tener un mayor control si tenemos que bajar las revoluciones.

Si disponemos de un poco más de capital podemos optar por invertir en un controlador de clima automático para estas funciones, controlan la renovación según las necesidades y ajustes que establecemos. No son económicos, pero si podemos permitírnoslo son una gran ayuda.

Este paso es vital, renovar de forma correcta tiene la función de mantener unos niveles de dióxido de carbono adecuados, ya que el cannabis consume el co2 de su entorno en minutos. El nivel normal del ambiente es de 350ppm (partes por millón), si este desciende es como si les pusiéramos unas bolsas de plástico a las plantas y no las dejáramos respirar de forma correcta. Algunos cultivadores experimentados utilizan enriquecedores para aumentar este nivel, pudiendo llegar a las 1800ppm con las ventajas lógicas que esto conlleva.

Si somos capaces de hacer el resto de cosas bien, las plantas aumentarán la demanda de nutrientes, lo que puede desencadenar de forma muy rápida carencias y bloqueos. El CO2 se suministra siempre en el periodo diurno, se debe apagar la extracción y conseguir repartirlo de forma uniforme entre el follaje. Si no tenemos un cultivo optimizado, experiencia y plantas sanas solo aumentaremos los problemas y el gasto.

Una vez sabemos que en nuestro espacio el aire es siempre fresco, el otro punto a tener en cuenta es la ventilación. No tiene nada que ver con la renovación, aquí hablamos de cómo mover el aire dentro de la sala/armario. Es un punto en el que suelo ver bastantes errores, la función de los ventiladores es la de conseguir que no se formen bolsas de aire viciado, ni entre las hojas, ni en puntos muertos de la sala.

Para eso necesitamos que un primer ventilador apunte de forma directa al follaje entre las copas y la base del tronco, ahí es donde se realiza en intercambio de CO2 en el punto óptimo. Esta primera unidad debe estar en modo suave y oscilante, no necesitamos que la planta tenga que defenderse del viento, solo recibir una brisa. Lo que supere un leve movimiento en las ramas ya significa que desviamos recursos que debería ser para crear flor.
Otra cosa es en crecimiento, donde si podemos y debemos forzar un poco más este punto pata obligar a la planta a endurecerse. Lo ideal es cambiar cada día la potencia del ventilador (en crecimiento), para recrear al exterior, donde hay días de viento, brisa, tormenta. Pero en floración queremos conseguir su máxima comodidad. Del mismo modo que se hace en las granjas de alta calidad, dando todas las comodidades posibles al ganado. La felicidad da en todos los seres el mejor resultado.

Un segundo ventilador debería estar situado sobre la canopia, haciendo de colchón de aire para evitar quemaduras en las hojas superiores. Así podemos ganar unos centímetros de proximidad. Como sabéis los lúmenes aumentan de forma exponencial con la distancia, por eso siempre tenemos que trabajar lo más cerca posible, siempre que la temperatura de las puntas no supere los veinte siete grados, así aprovechamos además todo el potencial de penetración de la luz.

Hibrido cosechado en maceta de 25l.
Reflectores de calidad en lámparas y entorno

Iluminación

En este apartado, como ya hemos comentado en los anteriores artículos, las reinas siguen siendo las incandescentes, los halogenuros metálicos (HM) para vegetativo y el sodio(HPS) para la fase de flor.

Mi consejo es utilizar para floración balastros digitales de seiscientos vatios por metro cuadrado, actualmente incluso hay algunos que pueden trabajar a diferentes potencias, según la fase en la que estemos o dependiendo de nuestras necesidades, ahorrando energía y temperaturas en algunos momentos.

Podemos mejorar estos resultados apoyándolas con leds, con lo que conseguimos un efecto sinérgico al tener un espectro más completo y ganar una superficie extra con un bajo coste pero a igual efectividad. Un aspecto que no podemos olvidar son los reflectores de calidad, hay mucha diferencia en cómo y cuanta luz distribuyen de unos modelos a otros, lo mejor es utilizar los que nos permitan modificar el ángulo y que dejen respirar la bombilla, como los típicos de doble ala que ofrecen un rendimiento excelente. Del mismo modo que debemos utilizar mylar o similares en todo el entorno que rodea el jardín, nos hará ganar un extra que no podemos dejar pasar.

Para crecimiento, las lámparas de halogenuros metálicos son estupendas, consiguen unas plantas con una distancia intermodal corta y robusta, con cuatrocientos vatios podemos trabajar bien sobre algo más de un metro cuadrado. Para las madres y clones, mejor bombillas de bajo consumo o, sin duda, leds.

Suministro extra de CO2
Típico cogollo de sativa madurando

Suministro de nutrientes

Llegados aquí, con una sala con una correcta renovación y movimiento del aire, nos toca aprender a observar las plantas más que nunca, porque aunque podamos tener tablas de alimentación genéricas o las instrucciones de los fabricantes de productos, cada planta es un mundo. Por tanto tenemos que estar más atentos a sus necesidades reflejadas en su aspecto, que a un patrón fijo de alimentación. Las hojas deben estar tersas e inclinadas hacia arriba, con un verde limpio. Debemos fijarnos en su capacidad para secar el sustrato, ese es un indicativo bastante claro de su estado de salud.

Se hace indispensable si queremos saber lo que hacemos la utilización de medidores de pH y EC, sin ellos vamos a ciegas. Aunque algunos cultivadores obtengan buenos resultados sin medir estos valores, el único motivo es la fortuna, hay zonas donde el agua es ideal y por tanto aunque no la midamos todo va "bien", pero en la mayoría de casos se necesitan ajustar estos parámetros. En exterior la tierra madre amortigua estos errores sin demasiados problemas, pero en interior nosotros tenemos que corregirlos y a menor capacidad del contenedor donde cultivemos más complicado resultará.

Por eso siempre aconsejo que se utilicen una cantidad generosa de sustrato y siempre de calidad, si hacemos cálculos nos daremos cuenta que es un punto donde nos interesa invertir, utilizar los contenedores más grandes que nos permita el espacio disponible y técnica seleccionada. De este modo reduciremos las posibilidades de acumular sales o de quedarnos cortos a media floración. Para clones en SOG una buena medida son cinco litros, aunque con siete para mí la diferencia es notable. Para semillas debemos utilizar un mínimo de diez litros, yo suelo utilizar macetas de veinticinco litros para conseguir los mejores resultados.

Planta Haze de larga floración
Manicurando un buen Cogollo

Genética

La genética es un apartado donde muchas veces no se presta la atención que se debería y luego vienen las decepciones. Debemos aprender a buscar la mayor información posible antes de realizar nuestra compra, contemplar el tiempo que estamos dispuestos a esperar de floración, que producción esperamos o qué tipo de flor buscamos; dulce, inciensada, cítrica...leer sobre los parentales y buscar los bancos que trabajen de forma más seria y contrastada. Eso nos dará un punto de partido correcto, sabiendo que esperar y preparando un plan de cultivo adecuado a la variedad en concreto.

Es un error común de los cultivadores que se inician, empezar con variedades Sativas de máxima complicación, sin tener en cuenta que les puede llevar todo el invierno florecerla y que seguramente no conseguirán alimentarla bien durante un periodo tan largo. Si seleccionáis híbridos con dominancia índica seguro que empezaréis con mejor pie, con el tiempo se puede empezar a probar variedades más exóticas, pero sabiendo lo que hay.
Así que en resumen podríamos decir que el único secreto para conseguir las mejores cosechas posibles es el equilibrio y experiencia, cultivar se podría considerar como una cadena, formada por el cultivador, el clima, la nutrición y la genética. Ya sabemos que una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil. Así que no descuidéis ninguno de los puntos que la forman. Saludos y felices fumadas, X.

E
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