Variedades tradicionales del mundo: México

Soft Secrets
17 May 2016

México ha estado muy presente en la historia moderna del cannabis. 


México ha estado muy presente en la historia moderna del cannabis.

México ha estado muy presente en la historia moderna del cannabis. Desde los inicios del movimiento prohibicionista en los Estados Unidos a la gran fama de las legendarias motas doradas de las sierras mexicanas en los años 70.

Este país de Norteamérica se encuentra a medio camino entre las regiones más templadas del continente y la transición a las regiones subtropicales del mismo. De este modo, abarca una gran extensión geográfica con una gran riqueza climática y de ecosistemas que lo convierten en una región de contrastes. Esta gran diversidad ha favorecido a una variedad igualmente amplia de diferentes especies y poblaciones criollas de cannabis. Gracias a ello, se llegó a convertir en un país con una larga tradición y cultura bien arraigada alrededor de la planta prohibida, aunque la manera en que esta planta fue introducida en el país todavía resulta un tanto incierta.

Antecedentes históricos

Se afirma que Pedro Cuadrado en 1519 fue el primero en introducir la planta del cáñamo en tierras mexicanas, a petición del conquistador español Hernán Cortés. Pues en aquella época, su uso estaba muy extendido en la fabricación de fibras y tejidos que eran especialmente demandados para la fabricación de cordajes, velas y el calafateo de las embarcaciones. Calafatear, en la construcción naval, consistía en introducir fibra de cáñamo impregnada en brea entre las tablas del casco del navío para sellarla de forma hermética e impedir el paso del agua al interior del mismo. Era, por tanto, una actividad artesana muy especializada y de gran importancia en la carpintería de ribera. Actualmente esta tarea está en desuso ante la introducción de nuevas técnicas con materiales artificiales. Por esta gran demanda, los españoles promovieron su cultivo para la extracción de su fibra a lo largo y ancho de todas sus colonias del Nuevo Mundo. Se dice que el propio Pedro Cuadrado se convirtió en impulsor del cáñamo en los nuevos territorios y fomentó su cultivo durante los años que se encontró destinado en las colonias. En 1545 llegó a emitirse una ley en Ponferrada que aconsejaba a todos los virreyes y gobernadores coloniales que hiciesen sembrar lino y cáñamo en la India, igualmente ordenaba que los indígenas se aplicasen a esta actividad, así como al hilado de su fibra para su posterior aprovechamiento. Se dice que esta ley estuvo en vigor hasta que hacia 1550 el gobernador español obligó a limitar la producción porque, aparentemente, los indígenas comenzaron a usar la planta con otros fines además de la realización de cordajes. Los primeros testimonios escritos de su uso médico datan de 1712, fecha en la que se hallan referencias en un libro del sacerdote jesuita Juan de Esteyneffer. También hablaba de la planta en sus poemas el poeta romántico Manuel M. Torres.
Uso psicoactivo Numerosas etnias de las montañas mexicanas como los indios Cora, Huichol o Tepehuan consumían esta hierba con fines rituales o sacramentales. Estos últimos conocían a la hierba mística como Rosa María o Santa Rosa, bendiciéndola y otorgándole un origen divino. Además de la introducción del cáñamo europeo para su uso como materia prima, se atribuye el origen de las especies de cannabis psicoactivas a la época de la esclavitud de forma similar a lo ocurrido en otros países como Brasil, Colombia o Jamaica. R. Clarke propone en su libro Cannabis Evolution & Ethnobotany que no existían especies psicoactivas de cannabis en América (Cannabis Indica ssp. Indica, lo que conocen como NLD, o subtipo psicoactivo de hoja estrecha) hasta la introducción de nuevas semillas desde el Caribe. Fecha a partir de la cual se pudieron mezclar estas plantas europeas con otras caribeñas con genes de la India o África Ecuatorial. Sin embargo, ninguna de estas teorías ha sido probada, pues no existen referencias de hallazgos ni estudios que hasta el momento puedan reafirmar si el cannabis psicoactivo llegó a México ascendiendo desde Brasil, Colombia, el Caribe o a través de otro origen. Nosotros, por el contrario, tenemos otra interesante teoría. Como explicábamos en el artículo acerca de los Mangos (Soft Secrets número 5 página 37), entre 1565 y 1815 tuvo lugar un gran intercambio comercial surgido entre México, España y el Sudeste Asiático gracias a las rutas comerciales de los galeones Nao de China. Estos navíos conectaban la capital del Virreinato de España (Acapulco) con el puerto de Manila, enviando más de un centenar de galeones cargados de productos exóticos de Asia (especias, porcelana, marfil, lacas, seda, alfombras persas, artesanía oriental, etc.) a través del Océano Pacífico. Sin embargo, también sabemos que se introdujeron algunas especies vegetales asiáticas en México gracias a los galeones de Manila. Esto es el caso del árbol del Mango, que tan popular se ha vuelto por las regiones del sur de México. Tras haber analizado el ADN de las variedades criollas de mangos de Chiapas (el Ataulfo), hallaron que genéticamente se trataban de especies originariamente procedentes de Filipinas.
Popularización De una forma u otra, unos pocos años después el cannabis crecía profusamente en gran parte de las montañas de todo el país, se consumía tanto fumado como en infusión, bien con fines rituales o medicinales. Con cierta posterioridad comenzaron a popularizarse los cigarrillos de marihuana entre las gentes trabajadoras y los milicianos. De hecho, se dice que fue así como nació el término “marihuana”, un término de origen mexicano que se popularizó cuando en los Estados Unidos surgieron los rechazos generalizados hacia los emigrantes y todo lo que se pudiese asociar a los mismos. En este caso, algunos mexicanos y afroamericanos eran consumidores habituales de hierba, mientras que los asiáticos introdujeron el vicio por el opio en el país. El origen de la palabra no está exento de cierta polémica también. Por un lado, unos atribuyen el término a la palabra de origen azteca náhuatl “malihuan”, formada por mali (que significa prisionero) y huan (propiedad); haciendo referencia a cómo la planta parece apoderarse del individuo que la consume. Por otro lado, tenemos constancia de que los militares se referían coloquialmente a los burdeles o prostitutas como María y Juana. Su relación se popularizaría al ser estos lugares puntos habituales de consumo y venta de la misma. Algo más tarde, en 1913, se extendió el corrido mexicano La Cucaracha, una vieja canción del folclore español que fue adaptada y popularizada durante la revolución mexicana para burla del dictador Victoriano Huerta. Este tenía una gran fama de corrupto, sanguinario y ladrón, entre otras cosas. Lo calificaban como un ser despreciable con gran afición por la bebida y también la marihuana. Así, la popularizaron las tropas zapatistas poco antes de la toma de Torreón por Pancho Villa en 1914. El estribillo original, un tanto diferente al que todos conocemos, decía: La cucaracha, la cucaracha, Ya no puede caminar. Porque no tiene, Porque le falta, Marihuana que fumar.

El país de las mil variedades: el papel de las criollas mexicanas en la historia

Comúnmente, las landraces mexicanas eran conocidas por el nombre de la región donde eran famosas, teniendo así las legendarias motas de Michoacán, Oaxaqueña, Guerrero, Zacatecas morada, Torreón, Nayarit, Chiapas y otras muchas. Tantas, como sierras y valles había. Por su latitud, las plantas tradicionales mexicanas no son tan tardías en su maduración como otras más tropicales, como por ejemplo las tradicionales del Caribe, Brasil o Colombia. Sin embargo, las plantas procedentes de las regiones más sureñas de México como Oaxaca, Guerrero o Veracruz suelen tener, como era de esperar, una maduración bastante más tardía que las procedentes de regiones más norteñas como Sinaloa o Zacatecas. La proximidad geográfica de la frontera de los Estados Unidos y el arraigo de la planta a las tradiciones y costumbres mexicanas favoreció que los emigrantes la introdujesen en el país vecino. Históricamente, México ha sido e incluso sigue siendo un importante productor de marihuana, por lo que jugó un papel importante en la historia de la planta y su prohibición. La mayoría de la marihuana encontrada en los Estados Unidos durante la década de los 60-70 procedía de este país. Sin embargo, gracias al esfuerzo conjunto de los gobiernos estadounidense y mexicano para eliminar el tráfico de la planta, se ejerció una gran presión contra la misma. Se llegaron a cometer auténticas barbaries, como las fumigaciones que los estadounidenses llevaron a cabo en las montañas mexicanas, rociando las plantaciones con herbicida (el Paraquat) con la esperanza de terminar con el tráfico. Esto fue un atentado medioambiental y también se dice que fue uno de los grandes motivos por los cuales la mayoría de criollas mexicanas y su gran diversidad terminaron desapareciendo. Sin embargo, estas medidas no acabaron con el narcotráfico, sino que sirvieron para favorecer que Colombia tomase protagonismo en la producción y exportación de marihuana hacia los Estados Unidos, impulsando su economía de forma exponencial hasta alcanzar ese período conocido como la Bonanza Marimbera. Las primeras mexicanas importadas y cultivadas en regiones como California maduraban antes de que apareciesen las primeras heladas del fin del otoño. No ocurría lo mismo con las exóticas plantas procedentes de Colombia, Tailandia o Jamaica. Además, las plantas mexicanas de mayor calidad tenían también una gran potencia, aromas excelentes y eran apreciadas por su efecto alegre y activo. Este fue el principal motivo para que las criollas mexicanas se convirtiesen en una parte importante para los primeros híbridos de la historia del cannabis como Big Sour Holy, Eden Gold, Pollyanna, Early Pearl y por supuesto Skunk#1, entre otros. Constituyeron la base de los primeros experimentos de mejora vegetal por su rápida maduración, mucho antes de que se introdujesen las primeras variedades exóticas y hashplants procedentes de Asia Central -en concreto semillas de afganas y pakistanís del Hindu Kush que a veces llegaban con los primeros lotes de hachís importados de la región-. De esta manera, podríamos diferenciar esta etapa previa o primera generación anterior a la época dorada de la hibridación con hashplants. Fue un período en el que se crearon híbridos de plantas tropicales como la Oregon Purple Thai, un cruce entre una criolla mexicana de Oaxaca y la Chocolate Thai que ha servido como base a plantas modernas bien conocidos por todos, como son las de la familia Blueberry de Dj Short. En la actualidad, la mayoría de variedades que se cultivan y demandan en México son híbridos modernos introducidos por los narcos, mucho más productivos, rápidos y de buena potencia. A veces incluso cultivados bajo luz artificial. Esto permite varias cosechas al año y recoger el producto hasta dos meses antes que con las mexicanas tradicionales. Estas raras veces se podían cosechar antes de noviembre o diciembre en las regiones más sureñas. Estos híbridos pueden ser de origen americano, europeo o variedades Kush y son conocidas popularmente entre los cultivadores locales como enanas, chaparras, pakistanas, moradas o talibanas. Esto a veces se puede observar incluso en las semillas modernas, pues normalmente las de variedades locales tradicionales tienen tonos lisos, pardos, sin patrones moteados. Sin embargo, cuando las comparamos con semillas modernas, podemos ver como generalmente son más jaspeadas y moteadas en su color, lo cual indica una probable hibridación de las mismas. De todas formas, no es un método infalible, lo más efectivo es sin duda observar las características de las plantas.
Oaxaca El estado de Oaxaca ha sido uno de los más afamados en cuanto a sus variedades ya desde los años 70. Se encuentra en la zona sur de la costa pacífica de México, abarcando gran parte de la Sierra Madre del Sur junto a Guerrero. A partir de los 20ºN de latitud, el clima se torna más tropical y las estaciones cambian ligeramente, ya no se encuentran tan marcadas como en las regiones norteñas. Esto favorece que las líneas propias de estos distritos del país tengan floraciones mucho más prolongadas que las otras del norte. Algunas llegando a ser cosechadas en el mes de diciembre y habiéndose ganado así el sobrenombre de motas “navideñas”. Algunos amigos que han estado visitando la región recientemente nos han contado que todavía se encuentran en la sierra buenas plantas y muchos ancianos locales o incluso expatriados europeos y americanos cultivan buena mota; a menudo para elaborar un hachís de gran calidad, superior incluso al encontrado en Nepal y Marruecos. Normalmente estos cultivadores llevan muchos años manteniendo sus plantas de siempre y cultivándolas para su propio consumo privado. De igual modo, encontramos muchas líneas antiguas preservadas por cultivadores y entusiastas del cannabis de todo el mundo. Muchas de estas líneas tienen los característicos y apreciados aromas encontrados en las criollas mexicanas, fragancias cítricas que recuerdan a veces a la lima, pomelo o piña. Otros más especiados como las maderas aromáticas. Aromas sutiles pero muy complejos y efectos siempre bien estimulantes y eufóricos. Normalmente las plantas de esta región tienen un color verde pálido, con hojas finas y bien aserradas. Sin embargo, existen algunas plantas que pueden adquirir tonos morados hacia el final de su vida.

Guerrero

Situado justo por encima de Oaxaca, el estado de Guerrero dio origen a otra gran estirpe de criollas mexicanas que han pasado a la historia. Una de las variedades más conocidas de esta región era la llamada Acapulco Gold, un nombre que ha sido muy popularizado en los medios por numerosas películas, canciones, referencias o incluso documentales de la época. Un viejo artículo de los años 70 recogía como las preciadas colas de Acapulco o Guerrero Gold, frecuentemente llenas de semillas, alcanzaban precios generalmente superiores a otras mexicanas de calidad superior como Oaxaca o Michoacán. Generalmente se le atribuían aromas menos afrutados que las Oaxaqueñas, aunque debemos tener en cuenta que es muy probable que en cada estado existiesen muchísimas landraces diferentes, cada una con su propio carácter. Por esto a veces estas descripciones que encontramos en los viejos artículos o de los que hablan los cultivadores veteranos, apenas nos sirven para hacernos una idea de cómo eran las plantas que ellos tuvieron en sus manos. Sin embargo, en lo que todos parecen coincidir es en ese efecto psicoactivo claro, eufórico y agradable por el que se caracterizan todas las buenas motas mexicanas. Esto sin duda fue lo que las hizo legendarias en su momento y la gran diferencia con los híbridos modernos, de potencias muy superiores, pero también efectos sedantes y más aplastantes en general. Estas plantas también pasaron a la historia a través del híbrido Skunk#1, pues la línea mexicana con la que fue cruzado el híbrido original Afganistán Mazari x Colombia Santa Marta fue la mítica Acapulco Gold. Podríamos decir pues que sus genes, aunque muy diluidos, siguen presentes en ese gran porcentaje de híbridos modernos que descienden directa o indirectamente de la Skunk#1. Al igual que con otras líneas de la vieja escuela, algunas criollas de Guerrero han sido preservadas desde entonces por entusiastas, especialmente en California.
Michoacán Este es otro de los estados mexicanos más célebres en cuanto a sus plantas de cannabis. Su nombre es legendario y puede ser encontrado con facilidad en viejas revistas de los años 70 como la High Times, Home Grown o Sinsemilla Tips. Se encuentra igualmente en la mitad sur del país, por lo que las michoacanas también son plantas de floración media/larga. Generalmente son variedades con más hoja que las Oaxaqueñas, por ejemplo, además su color suele tener un tono de verde más oscuro. Podemos diferenciar dos ramas de Michoacanas bien diferenciadas, las primeras son las líneas conocidas como Verde Limón. Se trata de plantas con un color verde muy particular que recuerda al de las manzanas. Tanto sus flores como sus hojas y tallos tienen un aroma ácido o cítrico muy característico. Sus efectos psicoactivos son además bien estimulantes y livianos, sin pesadez ni sedación. En cuanto a su maduración, en raras ocasiones supera las 14 semanas en total. La otra familia de Michoacanas se podría considerar una línea roja (al igual que en el caso de las colombianas o panameñas), por adquirir coloraciones otoñales, de amarillos a morados o púrpuras a medida que se acerca el momento de su cosecha. También tienen aromas menos afrutados que recuerdan a maderas y resinas, incienso, regaliz, cola, etc. Su efecto psicoactivo no es tan energético o eufórico como las Verde Limón o las Oaxaqueñas, sino más calmados, aunque de una calidez y tranquilidad agradables. Podríamos pensar que este tipo de mexicanas rojas están emparentadas con otras líneas rojas procedentes del caribe, similares a las encontradas en Colombia o Panamá.

Sinaloa

Esta región es muy conocida por la potencia de sus motas. Ha sido una zona de importancia en la producción de marihuana ya desde los años 60, en Sinaloa operan la mayoría de cárteles mexicanos relacionados con el narcotráfico. Por esta misma razón, predominan en esta región de México las plantas híbridas que fueron introducidas por los cárteles hace muchos años ya. Las variedades locales de Sinaloa tradicionalmente ya florecían de forma mucho más precoz que sus hermanas de las regiones del sur del país, es una región más seca y las plantas cambian su aspecto a medida que nos alejamos del Ecuador hacia regiones más templadas. No obstante, en la actualidad es más sencillo encontrar aquí híbridos Kush americanos que criollas sinaloenses. Se cree que los cárteles introdujeron híbridos o hibridaron las líneas locales buscando mayores producciones en sus cultivos, así como una cosecha más rápida y un mejor aspecto en comparación con las motas ralas y espigadas de la vieja escuela. Sin embargo, Sinaloa sigue siendo un lugar de marihuanas con buenas potencias y calidad. Un compañero de la región nos contaba que todavía se encuentran en algunos rasgos antiguos, líneas más lentas de 14-16 semanas, efectos activos y aromas cítricos además de buena productividad. También es posible encontrar algunos cultivadores locales con líneas más viejas o que en apariencia, parecen menos hibridadas. Aunque al ser una zona donde mayoritariamente operan cárteles, son mucho menos comunes que en las sierras del sur y otras regiones más remotas. Antes de finalizar, agradecemos especialmente a los amigos mexicanos, viajeros y apasionados de estas plantas que han compartido sus experiencias, imágenes y pasión por las viejas motas con nosotros.

Recomendaciones

También como siempre, nuestra recomendación de algunas variedades del mercado, mexicanas en este caso, para quienes tengan interés en cultivar alguna planta basada en criollas de la región: Mextiza (CBG): híbrido entre Oaxaca79 y Nepal/Jamaica, una gran representación de esta oaxaqueña exótica de aromas cítricos y embriagantes. Buen efecto en solo 8-9 semanas. Michoacán Spirit (CBG): híbrido entre Michoacán de los años 80 y otras mexicanas más modernas, conservando el carácter y aromas de la antigua michoacana. Highland Mexican x Blueberry (Chimera): híbrido entre una vieja Guerrero de 1973 y la legendaria Blueberry. Otra planta para sibaritas. Primera Dama (Delicatessen): línea tradicional mexicana que según cuentan, fue un regalo de Robert Clarke a Mario Bellandi. Muy posiblemente Early Pearl, Pollyanna u otra de las mexicanas con las que Clarke trabajó en los años 70-80. Jalisco y Oaxaca (Eskobar Seeds): landraces modernas importadas de algunos viajes por México. Mexican sativa (Sensi Seeds): un híbrido de Oaxaca con Durban sudafricana y un toque de Pakistán.

Cannabis Evolution Project

Si bien hasta el momento no se han realizado este tipo de estudios con cannabis, en estos momentos está teniendo lugar el Cannabis Evolution Project. Se trata de un proyecto conjunto entre la International Hemp Association (IHA) y la empresa norteamericana de biotecnología Phylos Bioscience en Portland. El proyecto está apadrinado, entre otros, por Robert Clarke y David Watson (Hortapharm BV e IHA); junto con el doctor Mowgli Holmes Phd, de Phylos. Para llevar a cabo este ambicioso estudio, tanto Phylos como la IHA llevan varios años solicitando donaciones a científicos, fundaciones, así como entusiastas o criadores de todo el mundo. Estas colaboraciones en forma de semillas de viejas landraces, muestras de hojas secas y otro material vegetal se usará para extraer su ADN con el fin de estudiarlo y poder elaborar el árbol genético de la evolución del cannabis. Sin embargo, los estudios no se limitarán a caracterizar landraces para entender mejor la evolución de la especie, sino también elaborar una base de datos genética con todo tipo de híbridos o incluso clones-elite y parentales de compañías de semillas. Si bien es un proyecto muy ambicioso en cuanto a que nos ayudará a comprender mejor la evolución de la planta y su dispersión por todo el mundo (podremos saber al fin la relación genética entre las diferentes especies y poblaciones o landraces de cannabis existentes en todo el mundo), se ha especulado bastante con los posibles intereses comerciales o empresariales del mismo. Pues la documentación genética de los diferentes híbridos y cultivares comerciales de la planta permitirá su caracterización exacta y protección de las mismas mediante su registro. El propio Robert Clarke, como director de proyectos de la IHA, manifestaba en las cartas enviadas a varios expertos o coleccionistas de cannabis que, además de las semillas (que no tenían por qué ser viables, ya que se podría extraer información genética de ellas de todos modos), pedían también muestras de hojas y tejido de clones de distintas plantas propiedad de las compañías de semillas. Se intuye que, con toda esta información, se va a construir una grandísima base de datos de cultivares de cannabis a nivel global que podrá ser usada como referencia a la hora de verificar la autenticidad de una variedad, clon-elite o similar. Podría usarse también para registrar cultivares y exigir la retirada de todos los trabajos derivados actuales, o el pago de los royalties pertinentes a sus propietarios por su uso, de forma similar a lo ocurrido con los derechos del autor en la industria audiovisual. El panorama global alrededor de la planta está cambiando de forma imparable. Cada vez vemos a más grandes corporaciones, gobiernos y farmacéuticas con su punto de mira puesto en la misma, por lo que no es descabellado pensar que haya un esfuerzo conjunto de varios colectivos para monopolizar y posicionarse en el futuro mercado y los negocios millonarios que están surgiendo en torno al cannabis medicinal. Ya podemos observar esta fiebre verde en algunos estados como Colorado, California o Washington. También en países como Uruguay. De cualquier modo, estamos deseosos de conocer los resultados de dicho estudio y también las conclusiones que sacan acerca de la evolución y difusión del cannabis a lo largo y ancho del planeta. Con un poco de suerte podremos saber al fin si nuestras teorías eran ciertas.
S
Soft Secrets