Trasplantes - Consideraciones a tener en cuenta
Cambiar una planta de una maceta a otra o a un terreno en exterior es una tarea de lo más habitual en el cultivo de cannabis. Es una labor sencilla que siendo un poco cuidadosos podremos realizar con éxito causando las mínimas molestias a nuestros ejemplares. Después de la clonación, puede que esta acción sea la que mayor estrés produce a las plantas.
Cuándo y cómo
Los trasplantes se pueden realizar en cualquier momento durante la fase de crecimiento. Si se tienen que hacer en floración, deben realizarse lo antes posible o será contraproducente y se alargará la cosecha, además de probablemente verse mermada la producción en la cantidad y en la calidad. Es aconsejable trasplantar a última hora e intentar aprovechar las horas de oscuridad, para que las plantas descansen y se recuperen, a la vez que evitamos exponerlas a los momentos de mayor intensidad de luz y calor. [caption id="attachment_10531" align="alignnone" width="800"] Un cepellón en buenas condiciones se trasplanta fácilmente.[/caption] En el caso de esquejes y plántulas en semilleros y en pastillas de turba prensada deberán ser trasplantados una vez que las raíces sean visibles. Si están en cubos de lana de roca, el mejor momento para trasplantarlas es cuando las puntas de las raíces asoman por la parte inferior, ya que penetran directamente en el nuevo medio. En el caso de plantas de mayor tamaño debemos cambiarlas cuando observamos que esta es demasiado grande para la maceta y/o presenta síntomas de ralentización en el desarrollo. Que la tierra se seque muy rápido y que haya que regar más a menudo son también síntomas claros de que es la hora de realizar un trasplante. Las plantas sanas sufren menos con los trasplantes que las enfermas. En el caso de plantas excesivamente encharcadas, el cambio a un nuevo medio libre de tanta humedad es a veces la única opción para evitar que se marchiten y mueran. Lo primero a la hora de realizar un trasplante es prepararlo con antelación y evitar los riegos en los días anteriores al cambio de medio, evitando así que puedan partirse las raíces por el peso. No debemos dejar tampoco que se sequen en exceso. Prepararemos el nuevo contenedor o agujero rellenándolo con arlita o grava que proporcione un buen drenaje, rellenaremos con un sustrato de similares características al que ya tienen las plantas. Introduciremos un tiesto de igual tamaño para preparar el agujero acorde al cepellón y dañar lo menos posible las raíces al introducirlas. Para sacar el cepellón solo tenemos que presionar ligeramente las paredes y la base de la maceta. Este se desprenderá solo en un bloque si nuestra planta está correctamente enraizada. Las raíces han de estar expuestas a la luz y al aire el menor tiempo posible. Aseguraremos el tallo con dos dedos índice y corazón, a la vez que sujetamos el cepellón con la palma de la mano. [caption id="attachment_10532" align="alignnone" width="800"] Presionamos muy ligeramente.[/caption] Tras esto la introducimos en el hueco que hemos realizado previamente en el nuevo contenedor y rellenaremos con más tierra si fuese necesario. Presionaremos muy ligeramente la tierra. Debemos intentar trasplantar el cepellón al completo dañándolo lo menos posible. Después de cada trasplante es aconsejable dar un pequeño riego de agua con algún estimulador de raíces, a fin de humedecer todo el sustrato y promover el crecimiento radicular lo más pronto posible. Utilizar hongos, como Trichoderma harzarium y otras bacterias beneficiosas, ayuda a prevenir enfermedades que pueden contraer a través de las heridas que sufra el sistema radicular en los trasplantes, a la vez que reducen el estrés producido. Tanto la presión como el riego que realicemos en el nuevo medio a las plantas recién trasplantadas han de ser muy ligeros, o nos arriesgamos a que nuestras plantas mueran por exceso de riego, o por asfixia de las raíces. En las variedades autoflorecientes no es recomendable realizar ningún trasplante, ya que, al tener un ciclo de vida tan corto, cualquier mínimo estrés influye muy negativamente en su desarrollo y en el resultado final. Es mejor sembrarlas directamente en el contenedor definitivo. Cuando un sistema de raíces está sano se ve a simple vista. Una raíz sana es de color blanco y desprende buen olor. Los colores marrones o amarillentos o el olor a putrefacción son indicadores de problemas que afectan directamente al sistema radicular.Beneficios
Un trasplante bien realizado acarrea una mejora de salud general de nuestras plantas y no tiene por qué producir ningún problema. El sistema radicular puede extenderse de nuevo, lo que se traducirá en plantas más grandes y mejor alimentadas. La reserva de nutrientes y oxígeno aumenta a la vez que se fomenta la resistencia ante un posible ataque fúngico. Realizando varios trasplantes aprovecharemos mejor el sustrato y la distribución de las raíces ya que estás tienden hacía el fondo y los bordes de la maceta y apenas utilizan la parte central. [caption id="attachment_10533" align="alignnone" width="800"] Regando después de los trasplantes.[/caption]Problemas
Aun realizándolo de la mejor manera posible, siempre se genera un mínimo de estrés a nuestras plantas. Durante un breve periodo, la fotosíntesis y la producción de clorofila, al igual que el trasporte de agua y nutrientes a través de las raíces, se reducen y el crecimiento vegetativo se frena momentáneamente. Si además del trasplante se producen otros cambios como el traslado al exterior o un cambio en interior con distintas condiciones, como por ejemplo alteraciones de temperatura o humedad o diferencias en la iluminación, se puede provocar un estrés añadido. Trasplantar esquejes que no están suficientemente enraizados y presionarlos con demasiada fuerza en el nuevo medio, añadido a un exceso de agua, suelen ser las causas que producen más bajas en los trasplantes realizados por cultivadores inexpertos. TricomaTeam (tricomateam@gmail.com)
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