Sobrefertilización
Hay distintas opiniones sobre cuál es la mejor forma de fertilizar. Unos pocos cultivadores abonan excesivamente poco, otros demasiado. Por precaución, es mejor fertilizar menos, ya que en ese caso las plantas absorben completamente el fertilizante. Cuando se usa demasiado abono, las plantas pueden resultar dañadas o incluso morir.
Demasiado hierro en un estimulador de floración.[/caption] Cuando se cosecha una planta fertilizada más allá de ciertos límites, la calidad será tan mala que ni siquiera podrás regalarla. Cualquier tipo de fertilizante -no solo los fertilizantes de amplio espectro sino también los componentes individuales o los aditivos- pueden ser aplicados en cantidades excesivas. Dependiendo de qué sustancia supere el umbral crítico los efectos sobre la planta varían.
En general, no hay forma de saber si un ingrediente está presente en una proporción críticamente alta en el sustrato. A veces los síntomas incluyen hojas retorcidas o perdida de color y aparición de manchas. Dependiendo de la genética, el hecho de que algunas hojas grandes se sequen puede ser algo perfectamente normal. Cuando las partes bajas reciben poca luz al final de la fase de floración, las hojas se vuelven púrpuras.
Por esto es importante interpretar correctamente los síntomas que presenta una genética en particular, ya que en ocasiones la planta puede estar perfectamente sana. De todos modos, si uno o varios ingredientes se aplican en proporciones críticamente excesivas, la planta empezará primero a sufrir, luego parará de crecer y finalmente se marchitará.
La sobrefertilización es una cuestión delicada. Cuando los fabricantes de fertilizantes recomiendan un valor de EC, sus indicaciones se refieren a genéticas que pueden soportar una gran cantidad de fertilizante. Pero también hay variedades viejas o genéticas especiales Haze que si se abonan siguiendo esas indicaciones se sobrefertilizarán. Un cultivador no puede, por tanto, afirmar que durante la fase de floración usar un nivel de EC de entre 1,4 y 2,2 suele ser adecuado. Esto puede ser cierto o falso. Lo que cuenta es tener información sobre la genética seleccionada antes de cultivar esa planta y monitorizar como resultan los distintos indicadores durante el cultivo.
Las planchas nuevas de fibra de coco de enguagarse bien cuando se empapan.[/caption] En ciertas situaciones, las indicaciones de los fabricantes de fertilizantes pueden estar equivocadas incluso para genéticas que pueden soportar una gran cantidad de abono. Si un cultivador usa un sistema hidropónico con un drenaje del veinte por ciento que arrastra parte del fertilizante, pero no deja que el agua de drenaje se elimine, sino que queda allí y es reabsorbida por el sustrato (lana de roca o fibra de coco) puede acabar acumulándose.
O el cultivador podría operar un sistema de recirculación en el que el agua usada se recupera y se reutiliza en sucesivos riegos. Las plantas absorberán más agua que nutrientes y estos se irán acumulando en el depósito de agua. El nivel de EC en el agua restante puede ir subiendo hasta alcanzar un nivel crítico.
Hay cultivadores que simplemente ponen lana de roca en macetas sin protegerla frente a la evaporación. La evaporación puede llegar a ser tan alta que las plantas estén sobrefertilizadas desde mucho antes de la cosecha y finalmente acaben marchitándose. Dependiendo de la situación concreta, la fertilización también debe ajustarse, no sólo en función de la genética de la planta.
Los cultivadores que notan los efectos de la sobrefertilización suelen cometer un error típico, suspenden completamente la fertilización. Si aparecen signos de sobrefertilización esto suele ser una indicación de que la fertilización ya ha alcanzado un nivel crítico en el que la planta resulta dañada y su crecimiento se detiene. En este punto, si la planta se sigue regando con agua con el pH ajustado pero el crecimiento ya se ha detenido, no puede absorber el fertilizante del sustrato para recuperar el color verde. Si la planta permanece en un sustrato sobrefertilizado no será capaz de superar el problema y continuará mal.
El problema no se habrá solucionado, pero, además, si se riega con agua del grifo con un EC normal estará añadiendo más sales y empeorando la situación. Suspender los abonados sólo funcionará si la sobrefertilización no ha alcanzado el nivel crítico. Una vez superado ese nivel el sustrato necesita ser lavado con agua con el pH ajustado y a temperatura ambiente. Si los restos de fertilizante son lavados de la tierra la planta podrá volver a recuperar su vitalidad.
Esta técnica también funciona cuando se supera el nivel crítico para un elemento en concreto. Incluso si el cultivador ha interpretado erróneamente la situación y ha alimentado con una cantidad excesiva de ese elemento, el lavado de la tierra no será una mala idea siempre que el sustrato se abone a continuación normalmente -partiendo de que se use un buen fertilizante de amplio espectro, en el que el ingrediente esté presente en pequeña cantidad para evitar empeorar la situación, y que se abone sin errores, con el producto adecuado y a la dosis correcta.
Tampoco es mala idea lavar el sustrato si se sospecha una sobrefertilización, aunque no estemos completamente seguros. Si, por otra parte, la sobrefertilización ha alcanzado un nivel crítico, el cultivador debe usar como mínimo tanto volumen de agua para lavar el sustrato como volumen de tierra haya.
Si el agua que sale por los agujeros de drenaje está coloreada es un síntoma de probable sobrefertilización. Tras el lavado el agua debería salir sólo ligeramente coloreada. Cuando de nuevo el agua vuelva a salir sin color, las plantas necesitarán un nuevo abonado. Dependiendo del fertilizante utilizado y del grado de sobrefertilización, el agua puede tener un aspecto diferente al principio y al final del lavado. Pero también puede verse clara desde el principio.
Aunque sólo haya sido sobrefertilizado un elemento, el lavado de la tierra es indispensable. En cualquier caso, los cultivadores deben usar abonos completos de amplio espectro y evitar usar nutrientes individualmente, ya que es mucho más fácil cometer errores y a menudo se olvidan de los indispensables microelementos.
El nivel de EC puede medirse en el agua de drenaje del mismo modo que se hace en el agua de riego. Como lo normal es que los nutrientes se acumulen en el sustrato, la EC del agua de drenaje suele ser más alta que la del agua de riego. Esto no es negativo, de hecho, es normal e incluso beneficioso.
Sin embargo, debe tomarse en consideración que cada tipo de genética tolera como mucho un nivel determinado de EC en el sustrato. Los cultivadores pueden evaluar este nivel midiendo periódicamente la EC del agua de drenaje. Si han llegado a la conclusión de que su genética tolera un nivel de, por ejemplo, EC 2,6 y que superar este valor sería excesivo, y ya hay una EC de 2,2 en el agua de drenaje, sería el momento de empezar a reducir la cantidad de fertilizante en el agua de riego para evitar tener que lavar el sustrato más adelante.
Significativamente, las plantas que están formando raíces o creciendo necesitan que el valor de EC en el sustrato sea más bajo para desarrollarse correctamente. Los cultivadores que reutilizan la lana de roca, la tierra o la fibra de coco deben enjuagarlos bien tres días antes de la cosecha, para que la planta madure con salud y el sustrato pueda reusarse perfectamente gracias a su baja EC.