Seguridad en el cuarto de cultivo

Soft Secrets
07 Mar 2016

En un cultivo de interior confluyen dos elementos que siempre resulta peligroso mezclar: agua y electricidad. La combinación de riegos automáticos, lámparas de alta presión y otros aparatos eléctricos puede dar como resultado una gran variedad de accidentes, catástrofes, inundaciones, incendios y electrocuciones. Unas cuantas medidas básicas de seguridad son suficientes para reducir este riesgo hasta niveles razonables. 


En un cultivo de interior confluyen dos elementos que siempre resulta peligroso mezclar: agua y electricidad. La combinación de riegos automáticos, lámparas de alta presión y otros aparatos eléctricos puede dar como resultado una gran variedad de accidentes, catástrofes, inundaciones, incendios y electrocuciones. Unas cuantas medidas básicas de seguridad son suficientes para reducir este riesgo hasta niveles razonables. 

En un cultivo de interior confluyen dos elementos que siempre resulta peligroso mezclar: agua y electricidad. La combinación de riegos automáticos, lámparas de alta presión y otros aparatos eléctricos puede dar como resultado una gran variedad de accidentes, catástrofes, inundaciones, incendios y electrocuciones. Unas cuantas medidas básicas de seguridad son suficientes para reducir este riesgo hasta niveles razonables. 

En un cultivo de interior confluyen dos elementos que siempre resulta peligroso mezclar: agua y electricidad. La combinación de riegos automáticos, lámparas de alta presión y otros aparatos eléctricos puede dar como resultado una gran variedad de accidentes, catástrofes, inundaciones, incendios y electrocuciones. Unas cuantas medidas básicas de seguridad son suficientes para reducir este riesgo hasta niveles razonables. José T. Gállego

Los tres mayores riesgos de catástrofe que pueden suceder en un cultivo de interior tienen que ver con el agua, la electricidad y el fuego. Estos tres factores, que ya son peligrosos de por sí, aún lo son más cuando se combinan.

Si tenemos un accidente en casa porque se quema un cable, se rompe una cañería o se prende fuego una sartén podemos llamar al electricista, al fontanero o a los bomberos. Ellos se ocuparán de todo y, en muchos casos, los daños los acabará pagando el seguro. Si hay una plantación de interior de cannabis en casa la cosa cambia mucho. Para empezar, cualquier cultivador evitará llamar a los servicios de emergencia salvo que haya un peligro gravísimo, como un gran incendio, ya que lo primero que pueden hacer los bomberos que se encuentren una plantación es llamar a la policía y buscarle un grave problema.

En la medida de lo posible hay que diseñar el cuarto de cultivo para minimizar los riesgos y evitar catástrofes. Hay que instaurar medidas y sistemas de seguridad para reducir el impacto y las consecuencias de lo que pudiera suceder.

Electricidad segura

La electricidad es la principal fuente de riesgo en un indoor, especialmente de riesgo grave o mortal para las personas. En una instalación mal montada y sin las medidas de seguridad adecuadas, una descarga eléctrica puede llegar a matar a una persona.Una norma básica durante el montaje del indoor es no enchufar nada hasta que esté todo listo. No se debe trabajar en las lámparas, ventiladores, extractores o cualquier otro aparato eléctrico mientras esté conectado a la corriente. Parece una norma muy básica y lógica, pero se incumple con demasiada frecuencia. Siempre hay que desenchufar los aparatos antes de manipularlos. Si se va a trabajar sobre la instalación eléctrica hay que cortar siempre la corriente.

Es esencial diseñar y dimensionar bien la instalación para que aguante la potencia necesaria. En electricidad es muy importante que toda la instalación este pensada para la potencia que va a utilizarse. Los cables se fabrican en muchos grosores o calibres. Cuanto mayor es el calibre del cable, mayor es la potencia eléctrica que puede transportar.

La ampacidad es la capacidad que tiene el cable de conducir corriente eléctrica, está relacionada con el calibre del cable y la temperatura ambiente. Si un cable tiene una ampacidad de 16 amperios, eso quiere decir que esa es la tensión eléctrica que puede conducir de manera segura, -sin quemarse ni recalentarse en exceso-. Multiplicando la ampacidad por el voltaje de la instalación (220v, por lo general en Europa), calculamos la potencia máxima en vatios que soporta el cable. En este caso, 16x220=3520W. Si lo que deseamos saber es cuántos amperios consume una lámpara o cualquier otro aparato hay que dividir vatios entre voltios. Por ejemplo, una lámpara de 600W requiere 2,7 amperios (600/220).

A la temperatura habitual de las casas la ampacidad de un cable no se ve afectada, pero con temperaturas más altas se va reduciendo. Además, si se llevan muchos cables juntos por la misma conducción la capacidad también se reduce y se recalientan más. Esto quiere decir que más vale no sobrecargar los cables y usar cables de un calibre algo mayor del estrictamente necesario, aunque la instalación se encarezca un poco. Por ejemplo, un cable de 16 A puede aguantar 3500 vatios, pero es mejor limitarse a 2000 o 2500 para que quede margen de seguridad.

Las conexiones y los empalmes de cables deben realizarse siempre por medio de clemas del tamaño correcto. Las clemas son esos conectores eléctricos en que los cables se aprisionan contra una pieza metálica por medio de un tornillo. Los empalmes realizados sólo con cinta aislante no son suficientemente seguros, a veces basta un tirón del cable para aflojar la conexión.

Todas las instalaciones eléctricas deben contar con dos interruptores de seguridad: un magnetotérmico y un diferencial. El interruptor magnetotérmico es un dispositivo capaz de interrumpir la corriente eléctrica en un circuito cuando ésta sobrepasa un valor máximo. Sirven para proteger la instalación de sobrecargas y cortocircuitos. El interruptor diferencial es un dispositivo que protege a las personas en caso de descarga eléctrica directa o indirecta. La descarga directa se produce cuando tocamos una parte activa de la instalación, como al meter los dedos en un enchufe. La descarga directa es la que sucede cuando tocamos algún aparato que a su vez toque un cable pelado, por ejemplo.

Para que el interruptor diferencial brinde su máxima protección es necesario que el circuito tenga también toma de tierra. La toma de tierra se utiliza para llevar a tierra cualquier derivación indebida de la corriente eléctrica a los aparatos que puedan estar en contacto con las personas. Las instalaciones eléctricas domesticas modernas siempre llevan toma de tierra, pero si se monta una instalación especial para el cultivo en un lugar que no disponga de toma de tierra es esencial no olvidarse de poner una toma de tierra. Si no hay toma de tierra y tocamos cualquier superficie metálica que tenga tensión porque esté en contacto con un cable pelado podemos electrocutarnos.

Agua e inundaciones

El agua tiene una gran capacidad para encontrar un camino de salida, se filtra a través de suelo y mancha el techo del vecino de abajo, pasa por las rendijas que hay bajo las puertas y cae por las escaleras. En cualquier cuarto de cultivo con un sistema de riego automático existe el riesgo de que se produzca una fuga. Si un tubo o una manguera se rompen o se desconectan el desastre ocurrirá en cuanto se ponga en marcha la bomba de agua. Si hay suerte, la fuga se produce al nivel de las plantas y mancha o moja el suelo pero no afecta a la instalación eléctrica. Si la suerte no está de nuestra parte la fuga de agua puede mojar las lámparas o los balastros y combinar el desastre acuático y eléctrico. Si el agua salpica a las bombillas encendidas el cristal caliente se romperá y podría llegar a estallar.

Cuando el cristal exterior de una bombilla de alta presión se moja y se rompe hay que apagarla enseguida y sustituirla. La función más importante del cristal es filtrar la radiación ultravioleta emitida por la bombilla. Nunca hay que mirar directamente una bombilla encendida que tenga el cristal roto, la radiación ultravioleta puede causar graves lesiones oculares.

Ante una fuga de agua el primer paso debe ser siempre desconectar la corriente eléctrica por si hubiera habida una derivación de tensión eléctrica al agua. Una vez cortada la corriente se recoge el agua y sólo después se reconecta la tensión.

Una de las mejores medidas de seguridad contra los desastres hídricos es forrar el suelo del cuarto de cultivo con un plástico, para formar una especie de piscina que recoja el agua en caso de fuga e impida que se filtre a través del suelo. Conviene escoger un plástico resistente capaz de soportar el uso diario sin romperse durante varias cosechas. Hay que fijar los bordes del plástico en la pared, a una altura de al menos diez centímetros. Se puede grapar el plástico a la pared o fijarlo con cinta americana.

El agua y la electricidad combinan muy mal y resultan mucho más peligrosas juntas. En un cuarto de cultivo hay que aplicar una regla básica de seguridad fundamental: la electricidad y el agua deben estar separadas. Lo más sensato es llevar toda la instalación eléctrica por arriba y la instalación de riego por abajo. De esta forma, en caso de fuga de agua no se mojan las lámparas, ni los enchufes, ni los cables. Pon los enchufes a la altura de la cabeza, cuelga los balastros de las paredes o instala estantes elevados donde colocarlos. Aleja cualquier aparato eléctrico del suelo, de modo que no se vea afectado por el agua, aunque se produzca una inundación.

Si hay un accidente, se sale el agua y se filtra hasta casa del vecino, no discutas, inventa una historia creíble como que te dejaste un grifo abierto, discúlpate y paga el arreglo. Si la culpa es nuestra lo justo es aceptar la responsabilidad y pagar. Hacer otra cosa no resulta muy inteligente, es de tontos enfrentarse con un vecino cuando se cultiva cannabis en casa.

Peligro de incendio

Las causas de posibles incendios abundan en un cuarto de cultivo: las lámparas de alta presión desprenden mucho calor, los balastros se recalientan, la temperatura de las bombillas puede superar los 200ºC, más que suficiente para prender fuego a muchos materiales; los balastros también se recalientan mucho y los cables están sometidos a condiciones de calor, luminosidad y humedad que pueden favorecer su degradación. Un cable roto, desgastado o con el aislamiento deteriorado puede provocar una descarga eléctrica o un incendio. Si no se respeta la capacidad del cable y se hace pasar por él más electricidad de la cuenta, el cable se ira recalentando y degradando, pudiendo llegar a quemarse.

Conozco un cultivador que siempre dice que hay que aprender a mirar el cuarto de cultivo con ojos de bombero, intentando descubrir dónde pueden aparecer los problemas. Las bombillas calientes no deben tocar nada, ni cables, ni plantas, ni tutores. Es fundamental asegurarse de que están bien sujetas al techo para que no se caigan, especialmente si el aire de los ventiladores oscilantes provoca que se vayan moviendo. El movimiento continuo durante días, aunque parezca poco importante, puede acabar aflojando o soltando tornillos y conexiones.

Es muy recomendable tener un extintor en el cuarto de cultivo. Hay extintores distintos para cada tipo de incendio. En un cultivo se necesita uno cuyo agente extintor no conduzca la electricidad, ya que hay muchos aparatos eléctricos. Los más habituales son los extintores de polvo, sirven para apagar casi todos los tipos de fuego y no conducen la electricidad. Los extintores de CO2 también sirven y tienen la ventaja de no dejar residuo tras su utilización, por lo que se suelen emplear en habitaciones con aparatos delicados que podrían estropearse con los extintores de polvo.

Conclusión

Después de veinte años cultivando con todo tipo de técnicas y sistemas en interior y exterior tengo claro que en seguridad no se debe ahorrar. La ley de Murphy lo dice muy claro: “si algo puede ir mal, irá mal”. Cualquier cultivador sensato debe tenerlo en cuenta a la hora de diseñar su cuarto de cultivo si no quiere tener problemas graves. El problema de aficionarse al cultivo de cannabis es que el mayor peligro no esta en el cannabis, como se empeñan los prohibicionistas, sino en la ley que puede convertir en criminal a alguien por sembrar una semilla. La seguridad del cuarto de cultivo sirve para cuidar de la salud del cultivador pero también para proteger su libertad. Cada euro y cada hora empleados en diseñar un cultivo seguro redundarán en una mayor tranquilidad del cultivador, que podrá dormir mejor y salir de casa con la seguridad de que ni la policía ni los bomberos le estarán esperando a la vuelta.

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