Malla para ocultar y dar sombra.

Ocultar las plantas, sombrear las macetas y resistir los calores del verano con unas mallas. 

Un terreno, una huerta o una casa con jardín es el sueño de todo cultivador de exterior. Los que vivimos en las ciudades, en un edificio de pisos, nos tenemos que conformar con un balcón, un ático o una terraza en el mejor de los casos, para disfrutar de las bendiciones de la naturaleza junto a nuestra planta amiga.

27,8 grados a la sombra a las 14hs en verano.

Más sombra para las macetas y más luz en las hojas combinando mallas.

Esta albahaca está soportando 36,1 grados. 

Un balcón siempre tiene limitadas las horas de luz solar directa, según su ubicación. Un ático o una terraza tienen mayor cantidad de horas de luz solar directa, pero tiene la contra de que hay más calor. Y todos los años leemos los mismos consejos de cultivo, de aislar la maceta del suelo, para evitar que se quemen y usar macetas blancas que absorben menos calor. Que si bien son consejos muy útiles no son suficientes para evitar que la temperatura de la maceta afecte al cultivo. El suelo del ático está funcionando como una plancha caliente, aunque aislemos la macetas, por ejemplo con madera o porexpan y evitemos que las raíces se quemen, no podremos evitar que se cocinen lentamente. Una malla de sombreado puede aportar una solución a los problemas de excesivo calor en áticos y terrazas a la vez que delimitan el cultivo y aportan seguridad.

Pero ¿quita iluminación? Evidentemente que una malla de sombreado restará luz. Cada fabricante indica el porcentaje en que resta la luz del sol. desde menos de un 35% hasta un 95%

Un techo de policarbonato deja pasar más luz entre un 80% y 90% y protege de la lluvia, pero al no permitir el paso de aire, no es tan eficiente como una malla de sombreo en la zona mediterránea. El policarbonato es un material más útil para la fabricación de invernaderos que nos permitan cosechar plantas más tardías en el norte.

Para comprender el sentido de la utilización de las mallas de sombreo es útil el concepto de factores limitantes del cultivo. Imaginemos una regadera con agujeros a distinta altura. Cuando intentemos llenarla, se vaciará siempre hasta el agujero más bajo. Si tapamos este agujero se llenará hasta el siguiente agujero, que será el que marque el límite. Nuestros cultivos funcionan de la misma manera. Les aportamos sustrato de calidad, sol, nutrientes, agua, etc. Sin embargo aunque le aportemos sustrato suficiente y de calidad, abundante sol, buena genética, etc... la calidad y la producción se verán limitadas por el factor ese que hace que nuestra regadera se vacíe, y por más que subamos la calidad de los otros factores, el limite siempre seguirá siendo el calor en las raíces, recién cuando superemos este paso daremos un salto al siguiente factor limitante de nuestro cultivo.

En nuestro caso el factor limitante es el calor en la maceta, unido a la alta evaporación del sustrato y a la transpiración de las hojas que hace que debamos regar más a menudo, lo que implica que acumulemos más sales en la maceta. Esto afectará negativamente a la producción y a la calidad de los cogollos.

Las mallas de sombreo pueden ser de aluminio, de rafia sintética o de monofilamento de polietileno cosido. Estas últimas de color negro y verde son las más habituales de ver en centros de jardinería. Sin embargo, además de las verdes y negras, hay grises, azules claro y blancas con menores porcentajes de sombreo.

Las mallas de aluminio dejan pasar más luz y protegen más del calor, pero son bastante más caras y difíciles de encontrar en los tamaños que utilizamos para nuestros cultivos domésticos. Hay que tener en cuenta que del color de la malla depende su duración, la sombra y como afecte a la fotosíntesis.

Una malla de rafia de color claro, blanco, gris, etc. que nos proporcione una sombra del 40% es suficiente para bajar la temperatura de las raíces sin perder demasiada luz que afecte la floración de las plantas. Las de colores claros son más difíciles de encontrar en centros de jardinería, ferreterías, gardens, etc; ya que son más habituales las de color verde o negro más utilizadas para ocultación o un sombreado con mayor porcentaje de sombra. Las de colores claros se encuentran en internet, allí aparecen directamente varios fabricantes que las envían a domicilio sin inconvenientes y con buenas ofertas.

La forma y proporción a cubrir varía según la utilización del ático o terraza y del tamaño del mismo. Si es un ático pequeño y lo destinamos exclusivamente al cultivo, podemos cercar el perímetro con un alambre del que sujetaremos la malla de ocultación. Si queremos evitar que se combe en la mitad, basta con tirar un alambre de lado a lado soportando la malla.

Si en cambio queremos utilizar el resto de ático para otra cosa, por ejemplo para hacer barbacoas, bastará con montar un esqueleto con listones de madera y escuadras de hierro o de aluminio, sobre el que montar la malla de ocultación. Si lo vamos a montar de esta forma es conveniente sujetarlo con unos tirafondos a una pared, para evitar que se mueva con el viento

Podemos inclusive usar para la parte superior una malla de color blanco o gris, que solo sombree un 40% y deja pasar un espectro amplio de luz solar, para que en las hojas reciba buena luz y utilizar en la parte baja una tela de sombreado verde, que proporcione un mayor porcentaje de sombra sobre la baldosa y sobre las macetas.

Las mallas aportan también seguridad y discreción. Queda delimitada la zona de cultivo, lo que evita confusiones, ya no es un ático lleno de plantas, queda a la vista que es un cultivo para autoconsumo. Es discreto, porque el cultivo queda oculto a la vista de extraños.

Si además queda bien cerrado obtendremos protección contra las orugas y pájaros. El sombreado disminuye la evaporación y la transpiración. Si reducimos los riegos a la mitad por la menor evaporación y transpiración de la planta, además del ahorro en el consumo de agua, estaremos logrando se acumulen menos sales en el sustrato y obtendremos plantas más sanas, lo que significa mayor sabor y producción.