La importancia económica del cannabis
La legalización ha abierto las puertas a todo el mundo. Antes, sólo éramos un puñado de emprendedores que creíamos en el cannabis, la aventura y en pasarlo bien. Tenías que ser duro y creer en ti mismo para trabajar en la industria del cannabis. De acuerdo, había soñadores e inadaptados de sociales, y también delincuentes en toda regla. ¿En qué tipo encajabas dentro de este esquema? Yo era un cruce de soñador e inadaptado. Al igual que me ocurrió a mí, la sociedad puede haberte señalado como un delincuente. Hoy en día, somos visionarios que pudimos atisbar el futuro.
En la actualidad, la industria del cannabis ha ganado legitimidad. Una remesa completamente nueva de expertos, incluyendo a doctores, médicos y demás personal sanitario, así como distintos perfiles con formación universitaria, ya sean botánicos, granjeros, científicos o gente de negocios, han entrado en juego. Estas personas son profesionales serios, y la mayoría de ellos cuentan con un buen respaldo económico. No se trata de instalar un gran cultivo o de mover una carga de hierba, como en el pasado. La fiebre del oro verde también ha generado una nueva hornada de expertos oportunistas de sillón, estafadores con ansias de riqueza y delincuentes comunes. Muchos de ellos visten traje y corbata. Cuidado.
Lo que sigue es una historia resumida del cannabis desde un punto de vista económico. Presta especial atención a cómo la legalización originó un “nuevo mundo desafiante” de nuevos emprendedores. Como cultivador, te encuentras en el peldaño más bajo de la escalera y has de soportar los gastos.
El cáñamo industrial
Se plantaba alrededor de todos los grandes puertos marítimos del mundo. La fibra se utilizaba para fabricar velas de lona, cuerda de cáñamo y otros productos. Éste es uno de los motivos principales de que las plantas de cannabis estén tan extendidas por el mundo. Antes de que el uso del algodón se hiciera popular y de que inventaran el nailon y otras fibras sintéticas, el cáñamo industrial era la principal materia prima de cuerdas, telas, papel, etc. Pero, en 1933, el editor William Randolph Hearst quiso que se prohibiera el cáñamo industrial para servir a sus intereses económicos. Échale un vistazo al documental “Reefer madness”, de 1936, en YouTube: un producto de la maquinaria propagandística del gobierno estadounidense, apoyada por Hearst.
De repente, el cáñamo dejó de ser una droga que consumían degenerados según el gobierno norteamericano. Exigieron a los granjeros que cultivaran cáñamo industrial para poder ganar la II Guerra Mundial. La película “Hemp for victory”, de 1942, también está disponible en YouTube, y pide a los patrióticos granjeros que cultiven cáñamo para contribuir a ganar la guerra. El auge del cáñamo fue cortado de raíz al término de la guerra, cuando el gobierno estadounidense reinstauró la prohibición del cannabis. Los políticos se dieron cuenta de que resultaba más provechoso utilizar el cannabis para demonizar a los trabajadores mejicanos, a los negros, los músicos y demás población que consideraran problemática. El cannabis dejó de ser cáñamo, y fue transformado en una droga antisocial, asociándose a una palabra nueva, “marihuana”, que provenía del argot mejicano para referirse al cannabis.
El cannabis narcótico
La marihuana, volvió a ganar popularidad en la década de 1960, cuando fue abrazada por individuos enfocados al cambio. La marihuana no tardó en convertirse en un símbolo internacional de rebelión. A medida que aumentó el consumo de marihuana, creció su mercado. A mediados de los 70, el precio de las flores femeninas iniciaron una tendencia al alza que continúa hoy en día. Una gran economía sumergida fue desarrollándose, y atrajo a un amplio espectro de cultivadores y vendedores. Se acuñaron términos como “aires de sinsemilla” y “oro verde”, indicando las fortunas que estaban haciéndose. El mercado ilegal se hizo muy lucrativo, y tenía enfrentado un sistema draconiano a nivel político, judicial, policial y de prisiones con fondos ilimitados. Se aprobaron un montón de leyes contra el cannabis en Estados Unidos y a nivel internacional para implementar la prohibición.
La evidencia científica y la multitud de “adictos a la marihuana”, que sumaban alrededor del 10% de la sociedad y procedían de todos los niveles socioeconómicos, sobrepasaron a la maquinaria draconiana de las fuerzas de la ley, dirigida políticamente. Los políticos decidieron que era más rentable legalizar el cannabis que mantener ilegal la marihuana. Por desgracia, algunos negados siguen creyendo la falsa retórica de que el cannabis daña a la juventud de las sociedades. Aquellos que niegan los beneficios del cannabis suelen tener unos intereses con aspiraciones políticas y, por supuesto, de dinero. Irónicamente, las propiedades del cannabis han generado toda una nueva rama médica, gran parte de la cual sirve de ayuda a los niños.
Cannabis medicinal
Los descubrimientos médicos modernos empezaron en el siglo XIX. Saltemos hasta 1963 y 1964, cuando el doctor Mechoulam aisló el CBD y el THC, respectivamente. Los receptores cannabinoides fueron clonados en 1990 (CB1) y 1993 (CB2), probando que los mamíferos (humanos) evolucionaron con el cannabis. Estos hallazgos combinados revelaron el sistema endocannabinoide, aportando la evidencia científica de que podría existir toda una nueva rama de la medicina.
En 1996, California aprobó la Proposición 215, la Iniciativa para el Uso Médico de la Marihuana, por la cual se permitió el cannabis médico. Doce años después, había más de 200.000 pacientes médicos en California. En 2010, se aprobó para su venta Sativex, el primer producto de cannabis autorizado por el gobierno. El fabricante, GW Pharmaceuticals, una empresa pública, es la primera multinacional que entró en terreno cannábico.
Cultivo de cannabis médico
En Estados Unidos, el Acta del Cultivo de Cáñamo aprobada se hizo ley en 2018, abriendo las puertas al cultivo de cannabis alto en CBD. El año siguiente, fueron “declaradas” como cultivadas más de 20.000 hectáreas. Sin embargo, esto es sólo fachada. La realidad es muy distinta cuando observamos la cantidad de cannabis cosechado y las personas que se beneficiaron de ello. Por ejemplo, los granjeros de Arkansas, estado norteamericano basado en la agricultura, cosecharon menos de la mitad de las plantas de cannabis altas en CBD que habían plantado, y el 94% de ellos perdieron dinero.
La dinámica de cultivo de 10 hectáreas de cannabis es muy diferente a la de cultivar un invernadero de 100 m2 lleno de cannabis. En Estados Unidos, durante 2019, el precio medio de un clon de CBD eran 4 dólares, y el kilo de semillas con un índice de germinación del 85% costaba 4.400 dólares. El coste de plantar semillas feminizadas era de 6.500 dólares por hectárea, calculando en base al 100% de germinación. Plantar 4.250 clones por hectárea cuesta 17.000 dólares, así que el coste de plantar 10 hectáreas con clones se eleva a 170.000 dólares; desde semilla, serían 65.000 dólares. Todo ello sin tener en cuenta los fallos de germinación, ni las plantas muertas que han de ser sustituidas.
Tras solicitar los permisos y recibirlos, lo cual es un proceso caro, hay que alquilar o comprar el terreno. El campo ha de ser regado, abonado y limpiado de malas hierbas. Añade la cosecha, el secado y el procesado del cultivo, y los gastos van sumándose hasta llegar a 75.000 dólares por hectárea; 750.000 dólares por 10 hectáreas. Y no hemos tenido en cuenta el mal tiempo, los problemas de plagas y enfermedades, ni los imprevistos como la pandemia mundial del Covid-19.
En junio, el kilo de biomasa (la planta entera) con un 10% de CBD se vendía a 100,50 dólares. En octubre, el precio cayó a la mitad, 50,80 dólares. Durante este mismo periodo, el kilo de flores que se vendía a 872 dólares el kilo pasó a costar 566,80 dólares en octubre, bajando su precio un 35%.
Los mismos principios y números pueden aplicarse al cannabis alto en THC. Esta ola de legalización y producción cannábica está empezando a llegar a Europa. Hasta ahora, muchas empresas estadounidenses han intentado entrar en el mercado europeo, pero se han encontrado con trabas más que suficientes en su propio país.
Por ejemplo, Bruce Perlowin, un cultivador norteamericano, aparece en un artículo del Medical Marijuana Daily alcanzando “el hito del millón de dólares en cuestión de días” por sus flores de cáñamo de alta calidad. Si miramos con un poco de atención bajo la superficie, nos encontramos con que su empresa pública, Hemp Inc., cerró el año con 8.302.992 dólares de pérdida.
Hay empresas públicas que ofrecen acciones que pueden estar bien si te sientes con suerte, pero todas las empresas públicas del ramo del cannabis suponen un riesgo para el inversor; un riesgo muy alto. Siempre afirman en sus publicidad cosas como que “el mercado del cannabis superará los 70.000 millones de dólares en 2027”, así que estudiad bien el asunto.
Considera quién eres al afrontar el nuevo y desafiante mundo del cannabis. ¿Eres un investigador y un emprendedor legítimo que solía ser un inadaptado, un soñador o un granuja?