Iluminación

Exitable
16 Jun 2015

Siempre es aconsejable reflexionar sobre cómo han ido nuestros cultivos en el último año. Qué tal se han desarrollado y qué hemos aprendido, si es que hemos aprendido algo. Además, hay que planificar el próximo año.


Pienso que mejor que escribir un artículo sobre cómo montar un cuarto de cultivo para el nuevo año será más útil concentrarme en explicar unas cuantas técnicas y productos que pueden ayudarte a conseguir ese extra necesario para que el cultivo dé lo mejor de sí. Unas cuantas sugerencias para aquellos de vosotros a los que no les importa experimentar y cambiar un poco las cosas hasta conseguir mejorar todavía un poco más el cultivo.

Antes de empezar, debo decir que estas técnicas son para aquellos que ya tienen los sistemas de cultivo muy afinados. Es decir, llevan más de doce meses de cultivo continuo y logran resultados consistentes cada vez, independientemente del tiempo que haga en el exterior. No es que estas técnicas o productos sean necesariamente difíciles o avanzadas, es que no darán los resultados buscados si el entorno de las plantas no es el correcto y, en algunos casos, podrían causar más daños que beneficios. Quien esté satisfecho con su sistema y lo haya ido perfeccionando a lo largo de las últimas cosechas hasta el punto de que las plantas no se estresan cuando la temperatura exterior cambia, ¡que siga leyendo!

 

Vamos a empezar con la iluminación

Con toda seguridad, es el factor más importante del entorno de cultivo, ya que si él las plantas no podrían realizar la fotosíntesis ni crecer, y se puede alterar de muchas maneras para aumentar el rendimiento y la producción del cuarto de cultivo.

 

Bombilla

Un kit de 90 euros para iniciarse en el cultivo puede tener una muy buena relación calidad precio, pero no es lo más indicado para llevar las plantas al límite. Tras unos cuantos cultivos seguidos llega la hora de conseguir una bombilla mejor -como mínimo- y pensar en hacer lo mismo con el reflector. ¡Confiemos en que el balastro del kit aguante al menos seis meses más antes de fundirse!

Escoge una marca decente de bombillas como Osram o Sylvania, o ve un poco más allá y compra una Phillips. Costará más pero producirá más luz que una bombilla barata y verás la diferencia en el desarrollo de las plantas y, en última instancia, en la producción. Para lograr los mejores resultados se puede probar la técnica de la doble bombilla. Halogenuros metalizados para el crecimiento vegetativo -ya que mantiene los internudos cortos y promueve el crecimiento lateral- y una HPS de espectro rojizo o de doble espectro para la fase de floración. Conozco un montón de cultivadores que prefieren usar una bombilla de doble espectro en floración, porque tienen algo de luz azul que ayuda a evitar que las plantas se estiren demasiado. También hay quien cree que ese poco de luz azul mejora la calidad del producto final.

 

Balastro

Ni la mejor bombilla del mundo ayudará a que las plantas crezcan mejor si no recibe la cantidad adecuada de energía. Aquí es donde el balastro entra en juego. Con un balastro muy barato se corre el riesgo de que no llegue suficiente electricidad a la bombilla, lo que reduciría su eficiencia. Si la bombilla recibe más o menos electricidad de la necesaria, también se encienden los gases que contiene y emite luz, pero la producción no será aquella para la que fue diseñada. En otras palabras, no se obtendrá la cantidad de luz por la que se pagó. ¿Cuál es la solución? Pide prestado un medidor de consumo eléctrico, enchúfale el balastro y enciéndelo. Fíjate en cuantos vatios está consumiendo el balastro, recuerda que lo balastros magnéticos consumen alrededor de un 10% más vatios de los que necesita la bombilla, esto es para compensar la energía que pierden en forma de calor. Es decir, un balastro magnético de 600w debe consumir un mínimo de 660w. Si no se cumplen los números es hora de renovar. Repetimos: mejor no ser tacaño, uno obtiene aquello por lo que paga.

 

Reflector

Una bombilla y un balastro de gran calidad sirven de muy poco si el reflector no está a la altura. Incluso los reflectores más baratos hacen un buen papel a la hora de reflejar la luz y repartirla uniformemente sobre las plantas, así que no hay excusa para no reemplazarlos una vez al año. Las partículas de polvo se adhieren a las superficies de los reflectores metálicos y resulta difícil limpiarlas sin rayarlos, lo que afectaría a la intensidad de luz y a su distribución. Los reflectores se degradan rápidamente y esto afecta al rendimiento del cuarto de cultivo.

 

Un equipo CDM de 315 vatios y a 400 voltios... ¡Las plantas sueñan con esto!

Si juntas un grupo de cultivadores experimentados en una habitación y les preguntas cuál es el mejor reflector del mundo, lo más probable es que cada uno de ellos te de una respuesta diferentes. No queda espacio suficiente en este artículo como para describir las diferentes variedades de reflectores que existen en el mercado, sus ventajas e inconvenientes, así que lo dejaremos para otro artículo. Hablando en general:

Los reflectores de alas se pueden situar más cerca de las plantas ya que sus extremos abiertos permiten que el calor escape, aunque algo de intensidad se pierde junto con el calor.

Los reflectores de extremos cerrados ofrecen la máxima intensidad de luz, ya que la mayoría de la luz emitida desde la bombilla se refleja en dirección a las plantas, al igual que el calor, por lo que estas no se pueden colocar tan cerca de las copas de las plantas. Algunos cultivadores aseguran que los reflectores parabólicos aúnan lo mejor de ambos mundos: un diseño con laterales cerrados junto a una iluminación amplia que permite colocarlos cerca de las copas.

Los reflectores refrigerados por aire permite situar muchas luces en un espacio de cultivo sin afectar negativamente a la temperatura de la habitación, además de poder colocarlas cerca de las plantas. De todos modos, hasta un 5% de la luz se puede perder al atravesar el cristal que cierra el reflector y el flujo constante de aire que pasa junto a la bombilla puede reducir su temperatura y afectar a la cantidad de luz emitida. Hay ventajas e inconvenientes. Investiga, escoge el diseño que mejor se adapte a tu cuarto de cultivo y asegúrate de mantenerlo bien limpio y conservado.

Una nueva tecnología de iluminación. Para quien decida que ha llegado el momento de renovar completamente la iluminación y quiera dejarse el dinero en algo que sea un poco especial,  hay una nueva tecnología que puede marcar una notable diferencia en la producción. Tras hablar con muchos vendedores en Reino Unido, está claro que hoy en día los cultivadores sibaritas prefieren los sistemas de 400 voltios. Estas lámparas HPS elevan el voltaje desde 240v a 400v para alimentar una bombilla de alta frecuencia capaz de emitir alrededor de un 8% más luz que un sistema clásico de 240v. Normalmente es un sistema integrado en que el balastro está montado directamente en la parte de atrás del reflector y el casquillo, lo que reduce los metros de cable y la probabilidad de causar interferencias electromagnéticas al wifi del vecino. [Nota del editor: ¡Ojo! el autor no se refiere a las conocidas bombillas de 400 vatios, sino a un balastro que opera a 400 voltios, lo que consigue hacer brillar más la bombilla y si es una novedad. Consulta el artículo de la página 65 para ver un cultivo que funciona con este tipo de balastros].

Las principales marcas en equipos de iluminación de 400v, también fabrican sus propios controladores digitales que funcionan sin contactores mecánicos y mantienen los balastros en standby cuando están apagados (como la tele de casa), así se evita que haya una subida de tensión cuando se encienden las lámparas. Si se añade un sensor de temperatura al controlador automáticamente se atenuarán las luces cuando la habitación esté demasiado caliente. Hay algunas marcas que aún van un paso más allá e integran medición y control de la humedad ambiental, el nivel de CO2 y el déficit de presión de vapor de las plantas ¡Alucinante!

Los nuevos kits de iluminación que usan lámparas led o de plasma aparecen con frecuencia en las páginas de esa revista, pero otra peculiar luminaria que conviene no olvidar son los halogenuros metalizados de descarga cerámica o CDM. La forma más simple de describirlo es que da un espectro de luz similar a la iluminación de plasma (que es lo más parecido a la luz natural que existe) con la intensidad de la iluminación HPS de 400v. Es increíblemente eficiente, llegando a producir hasta 1,9 umol (micromoles) por vatio de electricidad, o dicho de otro modo, unos niveles PAR (Nota del editor. Radiación fotosintéticamente activa, la parte de la luz que pueden aprovechar las plantas) extremadamente altos. Estos equipos de 315 watios se pueden usar como única fuente de luz o mezclarlos con lámparas HPS para mejorar el rendimiento y la calidad. Por cierto, las bombillas son Phillips, está claro que es un producto de calidad.

Una vez que las luces ya están listas, llega la hora de aplicar algunas nuevas técnicas:
La técnica GLR (Gas Lantern Routine o “rutina de la lámpara de gas”). Conocí está técnica el año pasado gracias a un amigo que tiene una tienda en el norte del Reino Unido. Hasta entonces nunca había oído hablar de ella, pero al buscar un poco por internet he encontrado numerosas menciones en los foros habituales. Básicamente es un fotoperiodo concreto para la fase vegetativa que promete que las plantas se llenarán de hormonas de floración, a la vez que ahorras casi el 50 por ciento de la electricidad.

Durante décadas, los cultivadores de interior han usado con éxito el fotoperiodo 18/6 para la fase vegetativa, reduciéndolo luego a 12/12 para el periodo de floración. Este esquema sigue, aunque de manera muy leve, el patrón natural que marca el sol, cuando produce una reducción de las horas diarias de luz (tras el solsticio de verano) que es la que le indica a la planta que el otoño viene de camino y que es hora de empezar a brotar flores para reproducirse. La técnica GLR se basa en la teoría de que las plantas sólo requieren 13 horas de luz para mantenerse en la fase vegetativa y en que, en estado natural, en ningún lugar recibirían 18 horas de luz continua, ni siquiera las variedades ecuatoriales. De hecho, 18 horas de luz realmente estresan a la planta.

El fotoperiodo GLR se compone de 12 horas de luz, 5.5 horas de oscuridad, una hora de luz y, para acabar, 5.5 horas más de oscuridad. Básicamente es un fotoperiodo 12/12 con una hora de luz en mitad del periodo de oscuridad para evitar que las plantas florezcan. La idea es que al disponer de más horas de oscuridad las plantas pueden descansar y desarrollar raíces, tallos y hojas más sanos. Las plantas se cargan de hormonas de floración pero la hora de luz que reciben a media noche impide que la planta florezca, cuando se elimina esa hora las plantas explotan.

Los conversos al GLR aseguran que es lo mejor, quesus plantas crecen mucho más rápido en la fase vegetativa y se estiran menos cuando entran en floración. Empiezan a brotar flores mucho antes y, en general, están más sanas y menos estresadas gracias a que no hay una gran reducción de las horas de luz al comenzar la floración.

 

Muchos usuarios de GLR también utilizan la siguiente técnica

Fotoperiodo en disminución progresiva (Diminishing Light Schedule o DLS). En la naturaleza, la duración de los días se va acortando hacia el final de la temporada, forzando a la planta a producir más hormonas de floración y dirigir más energía hacia la producción de flores. Más que fijar el fotoperiodo de floración durante toda la floración a 12/12, empieza con 11/13 (luz/oscuridad) y aumenta el periodo de oscuridad en treinta minutos cada dos semanas. Por ejemplo; dos semanas a 11/13, dos semanas a 10,5/13,5, dos semanas a 10/14, dos semanas a 9,5/14,5, última semana a 9/15.

La hora extra de oscuridad (11/13) al principio de aplicar DLS le envía a la planta el claro mensaje de que ha llegado el momento de florecer, mientras que la reducción progresiva de las horas de luz a lo largo del resto de la floración provoca un aumento de la producción conforme la planta se da cuenta de que su final está cerca.

Los cultivadores con los que he hablado y que usan las técnicas GLR y DLS aseguran que las flores brotan en más sitios, la producción de resina es mucho mayor y, en consecuencia, el peso también crece. Además de un ahorro significativo en la factura eléctrica.

De todas las nuevas técnicas que he descubierto este año, esta es la que he decidido probar ¿Quién está conmigo?

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