Gafas de didymium

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08 Jun 2012

El cultivo de interior requiere diversos tipos de luz. Estas diferentes luces emiten distintos espectros de radiación electromagnética, visible y e invisible, lo que cambia cómo aparecen los colores y puede suponer un riesgo para la salud de los ojos si no se protegen.


La elección de iluminación depende del propósito. Las plantas en ciclo vegetativo crecen con fuerza bajo un espectro azul. Este espectro azul potencia la producción de clorofila más que ningún otro. Demasiada cantidad de espectro rojo durante esta fase temprana del cultivo puede causar estiramiento internodal. Estos espectros rojos son los que utilizan las plantas para la floración. La intensidad de las luces -los lúmenes que emiten- también suponen un factor importante en la penetración de la canopia de hojas y en la densidad de los cogollos.

Existen cuatro grupos principales de iluminación moderna. El primero en ser desarrollado fue la bombilla incandescente. Aunque estas bombillas han iluminado fielmente nuestras noches durante más de cien años, nunca han sido prácticas para la floración. Incluso como iluminación suplementaria son poco rentables, en el mejor de los casos, porque su emisión lumínica es pequeña comparada con la cantidad de vatios que consumen. La única aplicación razonable para estas luces sería utilizar unas verdes para permitirnos trabajar en un cuarto de floración durante su ciclo de oscuridad. Gran parte de la luz verde no es absorbida por las plantas, por lo que aparecen de ese color. No hay que preocuparse por interrumpir la respuesta fotoperiódica.

 

Gafas de didymium

El segundo grupo de luminarias es el de los fluorescentes (Low Intensity Discharge - Descarga de Baja Intensidad). Estos tubos tienen una cobertura de fósforo que emite luz visible a medida que la electricidad estimula el vapor de mercurio que contiene. Aunque estas luces sí producen radiación ultravioleta, en la mayoría la cantidad es insignificante. Una exposición de ocho horas equivaldría a un minuto bajo el sol de mediodía. El mayor riesgo para la salud sería la exposición durante largos periodos bajo fluorescentes de luz blanca fría. Estas luces tienen un profundo efecto fisiológico y psicológico debido a la longitud de onda que penetra en la piel y actúa a nivel molecular. Afortunadamente, las luces de espectro completo eliminan esos problemas.

Las bombillas fluorescentes son mucho más eficientes que las incandescentes y una elección excelente para el cultivo. Emplead en el crecimiento vegetativo bombillas de 6.500K de espectro completo para el espectro azul. Las bombillas fluorescentes también pueden utilizarse para la floración siempre que no se dejen crecer las plantas hasta alturas superiores a 50 cm. y se mantengan las luces a pocos centímetros durante toda su vida. Una mezcla de tres o cuatro de 3.000K, para un buen espectro rojo, con una de 6.500K, proporcionará una modesta pero maravillosa cosecha de delicia medicinal.

El tercer grupo genera luz gracias a un arco eléctrico en tubos cortos rellenos con diversos gases y sales minerales, que al electrificarse se convierten en plasma. Estas luces se conocen como HID (High Intensity Discharge - Descarga de alta intensidad). De este grupo, las que más se utilizan para cultivo son: halogenuros metálicos (MH) y sodio a alta presión (HPS). Durante un tiempo sólo estuvieron disponibles tal cual, pero ahora existen bombillas cruzadas, que tienen cada una más cantidad del espectro de la otra. La MH se usa tradicionalmente para crecimiento vegetativo; algunos cultivadores piensan que, aunque la floración con ellas no produce grandes cantidades, sí mejora mucho la calidad, al emitir una luz similar a la del sol. Y al igual que el sol, también emiten una buena cantidad de radiación ultravioleta (UV).

Algunos comparan la exposición a estas luces con la ceguera de la nieve, por lo que hay que llevar gafas de sol con protección UV siempre que trabajemos cerca de ellas. Las luces HPS pueden producir flores grandes y deliciosas, pero utilizarlas para el crecimiento vegetativo puede causar estiramientos serios. La brillante luz amarilla-anaranjada no es dañina para los ojos a menos que se la mire directamente, pero puede resultar incómoda y hace imposible ver adecuadamente los colores.

Por suerte, el destello de sodio producido por estas luces es similar a los que producen los sopladores de vidrio trabajando con borosilicato, y existen gafas para eliminar estos espectros naranja. Estas gafas permiten ver el color real de las plantas y descubrir los problemas de nutrientes varios días antes que si se llevan los ojos desnudos. En un sistema hidropónico o en la tierra, estos pocos días podrían salvar una cosecha.

Estas gafas, llamadas de "didymiun" fueron desarrolladas por Aura Lens hace una generación y las distribuyen grandes compañías de gafas como ABR Imagery. Tienen lentes rosa-violáceo y cuestan alrededor de 30 dólares (algo más de 22 euros).

La de vapor de mercurio (MV) es el último tipo de luz a alta presión utilizada para cultivo. Estas luces se prohibieron en Estados Unidos en 2008 y en Europa las prohibirán en 2015,  ya que producen cáncer debido a los rayos UV-B. Si decidís usar luces de vapor de mercurio para iluminación suplementaria, aseguraos de APAGARLAS cuando trabajáis cerca de ellas. 

La razón por la que algunos cultivadores escogen una luz potencialmente peligrosa tiene que ver con los orígenes históricos del cannabis en el Valle de Parvati, a los pies de la Cordillera del Himalaya. A esta altitud la luz contiene mayor cantidad de rayos UV-B, se han hecho varios estudios demostrando que los niveles de THC en ciertas variedades particulares se incrementan en correlación con la luz UV-B. Esta producción de THC en las plantas puede estar actuando como fotoprotector (como la melanina en los humanos), disipando los rayos dañinos. Todas estas luces emiten una importante cantidad de calor, así que cuidado con lo cerca que estén de las plantas.

El cuarto y último grupo es la LED (Light Emmitting Diodes -Diodos Emisores de Luz). Producen luz a partir de minúsculos chips semiconductores, incrustados en una carcasa de plástico, suelen tener de tres a ocho milímetros de circunferencia. Las LED pueden producir luz a través de los espectros ultravioleta, visible e infrarrojo. Hace tres años yo hubiera dicho: ahorraos el dinero; esperad hasta que la tecnología avance. Ahora diría: aseguraos de que vuestra compra procede de una compañía reputada, porque no todos los paneles LED son iguales.

En este momento las LEDS son comparables a los fluorescentes y están en camino de amenazar la supremacía de las HID. Hay gente que cree que, con menos de la mitad del consumo de potencia de una HD y una emisión de calor mucho más baja, no sólo son comparables, sino que son mejores para espacios pequeños y cuartos escondidos.

La mayoría de luces LED están clasificadas en el nivel "uno" o "dos" de la guía de seguridad láser para exposición máxima permitida. Esto significa que son bastante seguras, siempre que no se las mire directamente; el reflejo de parpadear limitará la exposición mientras se trabaja cerca de ellas. Igual que los fluorescentes ahora vienen con un incremento de la radiación UV-B, las LED también lo harán. Para trabajar cerca de estas lámparas será necesario, o bien apagarlas, o bien llevar una ropa especial y protección ocular.

Ya seáis profesionales, novatos, jóvenes o viejos: si pasáis un tiempo, largo o breve, bajo las lámparas, es importante proteger los ojos. Si llegamos a vivir lo suficiente, la mayoría de nosotros desarrollará cataratas. No hay razón para acelerar el proceso. Llevad la protección ocular apropiada. Las lentes UV se venden desde en color transparente hasta verde lima. Agenciaos lentes polarizadas para reducir los destellos o un par de gafas de didymium color de rosa para ver el auténtico color de vuestras plantas mientras florecen bajo la cálida luz. Cuidad de vosotros mismos, para que lleguéis a ver la futura cosecha.

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