Extracción en seco de resina o el oro en polvo
A lo largo de este artículo os explicaremos los distintos métodos y sistemas para extracción de resina en seco. También hablaremos de los distintos materiales y requisitos que necesitaremos para llegar a obtener una resina de buena calidad. Huguillo
En estas épocas del año, la gran mayoría de cultivadores tanto de interior como de exterior, aunque seguramente más los últimos, dispondrán de una cantidad de restos vegetales de la planta y de pequeños cogollos prácticamente aéreos los que servirán perfectamente para el propósito que buscamos.
Pero primero vamos a hablar un poco sobre qué son los tricomas, y a que nos referimos con la extracción de resina. Cuando hablamos de extracción, nos referimos a separar las glándulas de resina de la materia vegetal de la planta, ¿cómo? mediante el desprendimiento de las mismas utilizando los distintos sistemas existentes de extracción en seco, que es el tema que nos ocupa.
Por otra parte, cuando hablamos de los tricomas, nos referimos al pelo vegetal secretor de resina (lo que vulgarmente denominamos glándulas de resina) que está presente en nuestras plantas. Éstos pueden ser de distintos tipos: tricoma glandular (glándula pilosa vegetal que segrega resina), tricoma capitado con tallo (pelo vegetal productor de resina con un alto contenido en THC) y tricoma bulboso (vegetal en forma de bola sin tallo que produce resina).
Factores a tener en cuenta para la preparación de una extracción
Una de las cosas más importantes y a tener muy en cuenta a la hora de prepararnos para realizar cualquier tipo de extracción de resina en seco (o con hielo y agua, gas…) es el trabajo de separar bien las ramas (aunque sean pequeñitas) y las hojas grandes y medianas carentes de tricomas.
Si no realizamos esa tarea de cribado y separado del material vegetal válido y no válido, todos estos restos no harán sino entorpecer nuestra labor de extracción e incluso en algún caso puntual hasta podrían llegar a dañar parcial o totalmente nuestro equipo y material de extracción (las ramas a las mallas) e incluso obstaculizar las partículas de resina desprendidas, dejándolas atrapadas entre las hojas grandes sin que las podamos llegar a poder recoger todas por completo y perdiendo parte del producto final fruto de la extracción.
Por supuesto, en el proceso de cribado y separado de material vegetal válido, descartaremos cualquier resto vegetal o cogollo que presente moho o síntomas del mismo, ya que se puede llegar a contaminar la extracción final. Si observamos moho en los restos, debemos tener en cuenta que las esporas podrán ir en y con las partículas de resina que se desprenden y por tanto podríamos consumirlas, lo cual no resulta en absoluto saludable para nuestro organismo.
Una vez ya seleccionada la materia vegetal que vayamos a utilizar para la extracción, la congelaremos durante unas semanas dentro de una bolsa “zip”. Este procedimiento se usa a fin de que en la posterior extracción los tricomas al estar congelados suelten o desprendan con mayor facilidad la resina, lo que hará que aprovechemos mejor esa materia vegetal y obtengamos unos mejores resultados. En dicho proceso de congelación lo ideal sería poder dividir la materia vegetal en pequeñas partes y lo más extendidas posibles, para que así la congelación pueda ser más homogénea. Tampoco debemos olvidar extraer la materia vegetal del congelador cuando sea el momento necesario de usarla y no antes.
Y respecto a cómo seleccionar los restos para obtener una buena extracción, debemos tener en cuenta que la calidad del cogollo o restos que vayamos a utilizar sea lo mejor posible, ya que cuanto mayor y mejores sean las cualidades organolépticas (aroma, presencia, sabor y efecto) de los restos o cogollos mayores, mejores serán las calidades y cualidades de la resina que hagamos. Es decir, que no obtendremos la misma calidad de resina extraída de unos cogollos de primera calidad, que de unos cogollos de calidad media. Lo mismo pasara con las hojas que utilicemos.
Sistemas de extracción en seco
[caption id="attachment_7607" align="alignnone" width="300"] Resultado de una extracción de resina en seco de cogollos aéreos y hojas de cogollo.[/caption] [caption id="attachment_7608" align="alignnone" width="300"] Paredes y fondo repletos de partículas de resina extraídas en seco.[/caption] [caption id="attachment_7609" align="alignnone" width="300"] Vista de toda la base de la caja del tambor de extracción[/caption] [caption id="attachment_7610" align="alignnone" width="300"] Juntamos todas las partículas de resina con una tarjeta en el fondo.[/caption]Desde la más remota antigüedad y en culturas varias, el ser humano ha llevado a cabo extracciones de resina de una forma tradicional según sus propias costumbres y utilizando diversos métodos, en zonas como las montañas de Afganistán, Pakistán, Irán o Marruecos e India, donde siempre se ha hecho la extracción en las frías noches de invierno para aprovechar las condiciones de humedad y temperatura.
La extracción se realizaba en seco a través del cribado por una fina malla (en la actualidad se utilizan de serigrafía) así como en las extracciones en vivo de la planta llevadas a cabo en India y zonas cercanas.
Con el paso de los siglos, en algunas cosas se ha ido evolucionando y en otras, como el hecho de realizar la extracción con frío (hoy en día tenemos congelador y congelamos previamente la materia vegetal).
Es por ello que se pasó de la extracción manual ancestral a la extracción automática perfeccionada por una compañía holandesa fundada en 1994 especializada en el tema. Hoy en día, la mayoría de sistemas y equipos de extracción de resina en seco (o agua y hielo) existentes provienen de los originales creados por esta compañía. Hasta tal punto que fueron los creadores de nuevos sistemas de extracción innovados y basados en los métodos de extracción que antiguamente eran utilizados, modernizando su funcionamiento y actualizándolo, y se perfeccionó a la extracción automática a través de sistemas basados en un motor que hace girar un cilindro que tiene unas paredes que están hechas o son de malla de serigrafía con una medida determinada de micras (unidad de medida de mallas de serigrafía, en relación al mayor o menor grosor de las mismas).
Este cilindro, va girando mediante un motor, haciendo que los materiales vegetales depositados en el interior del cilindro se vayan desprendiendo mediante el movimiento centrifugo que efectúa el tambor dentro de la caja cerrada en la que se encuentra, para que la resina no se pierda durante el proceso de extracción. El tambor realizará de una forma mecánica el trabajo y esfuerzo físico que deberíamos hacer nosotros.
Una vez paremos el motor del cilindro y abramos la caja, sacaremos el cilindro y podremos apreciar las partículas de resina resultantes de la extracción que se encuentran depositados en el fondo de la caja donde se encontraba girando centrífugamente el tambor (también se queda en paredes interiores de la caja).
[caption id="attachment_7611" align="alignnone" width="300"] Colamos la extracción para eliminar impurezas (pelos, restos vegetales...)[/caption] [caption id="attachment_7612" align="alignnone" width="300"] La extracción obtenida ya colada y lista para prensar[/caption]Ahora queda juntarlo y sacarlo de la caja sin desperdiciar nada, lo cual resultara fácil de hacer con un carné o tarjeta. Evitad hacerlo con las manos ya que se quedaría gran parte de la extracción pegada a nuestra piel entre dedos y palma de la mano.
Una vez lo juntemos, lo que haremos será asegurarnos de que no tenga impurezas (pelos, restos vegetales...) y para ello lo pasaremos todo por un colador. Luego lo meteremos, ya limpio, en una bolsa plástica, después de asegurarnos que está bien cerrada. Luego la prensaremos mediante la utilización de una prensa (en algunas growshops las venden y existen de varios tamaños y de distintos precios) o sino también se puede utilizar de una forma más casera pero igualmente válida, una botella o rodillo con las que prensar el producto final.
No obstante, también hay que tener en cuenta y valorar que la presión que vaya a ser efectuada por una botella o por un rodillo no será de la misma intensidad que la que ofrece una prensa, por lo que sería interesante repetirlo unas cuantas veces para asegurarnos un buen prensado.
Una vez acabado este proceso de prensado, introduciremos la bolsa con el producto prensado al congelador unas cuantas horas, para poder conseguir que todos los cristales o partículas de resina que se encuentran adheridos a las paredes de la bolsa se despeguen y así poder aprovecharlo.
De no llevar a cabo este procedimiento, siempre perderemos algo de la extracción en las paredes de la bolsa que utilicemos para prensar la resina obtenida. También nos resultara curioso observar las variaciones de tonalidades que pueden llegar a tener los cristales obtenidos en función de o dependiendo de la variedad elegida. Esto aún se aprecia mejor en la extracción con agua y hielo, también llamada vulgarmente ice, pudiendo ir desde tonalidades marrones blanquecinas, hasta colores marrón oscuro o teja, siendo el color aún más llamativo si mezclamos variedades distintas en el tambor para hacer la extracción.
Cuando terminemos todo el proceso anteriormente descrito, tendremos ante nosotros un producto de una más que óptima calidad, y que seguramente será de nuestro agrado y deleite, más aun habiéndolo hecho nosotros mismos. El resultado obtenido ahora está listo para poder catar una extracción en seco, o como dicen los holandeses skuff (extracción en seco). La primera vez que haces una extracción en seco y pruebas el resultado obtenido es una experiencia que suele sorprender por la calidad que la mayoría obtiene, hasta el punto de que para muchos cultivadores y amantes de las extracciones, es también denominado oro en polvo.
Casi todo el mundo, cuando ha probado por primera vez a extraer resina y ha visto el resultado, los primeros pensamientos y comentarios que han hecho han sido relacionados con el hecho de la cantidad de restos que se han desperdiciado, tirándolos antes de hacer extracciones.
Así, con métodos de extracción, aprovechamos al máximo la planta, además de los cogollos también aprovechamos los tricomas, cristales o glándulas de resina de la planta (como queráis llamarlo) que hay en los restos vegetales, y obtendremos un extra de excelente calidad para nuestro autoconsumo o para imprevistos, como perder parte de una cosecha por algún problema.
Una vez hagamos las primeras extracciones, podremos decidir si deseamos hacer extracciones de una sola variedad, como puede ser la variedad que más le guste a cada uno y así apreciar el sabor más limpiamente y sin presencia de materia vegetal, o incluso para aquellos que quieran experimentar con nuevos aromas y sabores con distintos matices mezclar restos vegetales distintos de dos o más tipos de variedades. Os recomiendo que no desechéis esos restos que hemos usado para la extracción, otro punto a favor de la extracción en seco es que los restos que hemos usado aún se podrían guardar para realizar otra extracción.
[caption id="attachment_7613" align="alignnone" width="300"] Nuestra resina prensada y lista[/caption]¿Por qué? porque entre la propia materia vegetal que es usada siempre se acaba quedando atrapada una buena parte de la resina que pretendíamos extraer. Para ello, la mejor forma y más práctica es mediante una segunda extracción (deberemos volver a congelar los restos otra vez previamente) que nos permita poder obtener lo que quedó atrapado, por lo que haremos una extracción en frío con hielo y agua (a unos dos o tres grados centígrados) y entonces resultará fácil que las partículas de resina restantes que quedaron atrapadas se desprendan.
También existen otros métodos de extracción en seco que van desde las mesas de trabajo para manicura y limpiado de los cogollos, con las que vamos aprovechando la resina que se desprende de los cogollos y hojas al manipularlas previamente a poner a secar nuestras plantas y una vez secas con esa limpieza final.
Estas mesas de trabajo también se pueden utilizar para extraer resina de restos que vayamos a desechar, (cuidado con las ramas o trocitos de ellas para evitar dañar las mallas), y nos bastará con poner esos restos encima, tapar la parte superior con una tela que evite los restos vegetales y las partículas de resina salten de la mesa de trabajo. Ahora sólo nos queda coger dos palos finos o un par de cucharas de madera de la cocina y comenzar a apalear de una forma constante la tela por donde estén los restos debajo, durante un tiempo. Una vez acabemos es retirar la tela y los restos y sacar del depósito la resina obtenida o el ‘oro en polvo’.
Además, para aquellos autocultivadores que no les compense o puedan adquirir un tambor o una mesa de trabajo, existen también dispositivos como los botes con malla que resultan muy económicos, pequeños, sencillos, prácticos y fáciles de usar, que nos permiten disfrutar de esa experiencia de extraer nuestra propia resina de nuestras plantas, de las plantas que hemos cultivado para nuestro autoconsumo.
Estos botes tienen dos tapas (una arriba y otra abajo) y al abrirlas, podremos observar que en el medio de su parte interior lleva una malla de serigrafía que divide el bote en dos mitades por dentro. En una de las partes, colocaremos los restos vegetales y pondremos la tapa, mientras que la otra la dejaremos vacía tal y como está, con la tapa puesta, porqué aquí se acumularan las partículas de resina. Cuando lo tengamos cerrado, comenzaremos a agitarlo de arriba hacia abajo enérgicamente con la mano durante un buen rato. Cuando nos cansemos y paremos, sería conveniente meter el bote en el congelador hasta que volvamos a comenzar a agitarlo otra vez un rato. Al acabar, abriremos con cuidado la parte inferior donde está la resina y estará lista para recogerla, colarla, guardarla en una bolsa y prensarla.