Elegimos plantar

Exitable
15 Oct 2011

Grecia es el tema de moda. El gobierno anuncia nuevos recortes. El pueblo dice que no quiere más sacrificios. Arden las calles mientras toda Europa tiembla. Al final el euro sobrevivirá, el proyecto económico de una Europa Común es mucho más fuerte que estas fricciones. Parece ahora que el túnel es inmenso, más el tren no descarrilará.


Grecia es el tema de moda. El gobierno anuncia nuevos recortes. El pueblo dice que no quiere más sacrificios. Arden las calles mientras toda Europa tiembla. Al final el euro sobrevivirá, el proyecto económico de una Europa Común es mucho más fuerte que estas fricciones. Parece ahora que el túnel es inmenso, más el tren no descarrilará.

Grecia es el tema de moda. El gobierno anuncia nuevos recortes. El pueblo dice que no quiere más sacrificios. Arden las calles mientras toda Europa tiembla. Al final el euro sobrevivirá, el proyecto económico de una Europa Común es mucho más fuerte que estas fricciones. Parece ahora que el túnel es inmenso, más el tren no descarrilará.

En todo este barullo, aparece un dato poco destacado. El gobierno griego acaba de despenalizar el consumo de drogas. En el pasado fue uno de los países más prohibicionistas de Europa, ahora se siente incapaz de seguir persiguiendo a sus ciudadanos por fumarse un canuto. Esto abre la posibilidad del autocultivo también en Grecia, con lo que otro país más de la Unión Europa se suma a esta revolución verde del autoabastecimiento. Por mucha crisis que haya en el país, seguro que la economía cannábica algo les aporta, aunque solo sea por las grow shops que abrirán para atender a los primeros que se decidan a ejercer su nuevo derecho.

Solo con impactos así despierta la clase política y reconoce que hay otras prioridades. Es evidente que esta decisión griega está muy relacionada con la crisis que vive el país. El estado tiene pocos recursos y no los quiere malgastar en otro motivo de enfrentamiento con la población.

Una gran crisis es siempre una gran oportunidad para conseguir la despenalización. Hay que tener esto muy claro. Nuestros derechos como usuarios importan un bledo, pero en el momento que se saca la calculadora, la prohibición queda en ridículo: mucho derroche de fondos públicos y pocos objetivos cumplidos.

Hay que pagar las deudas o acaban llegando los acreedores a apretarte las tuercas. En la calle todos lo saben, es peligroso andar con pifias, puedes acabar en la casa de empeños o con algún hueso roto.
España tiene una gran deuda externa y necesita que le presten más. Es evidente que a cambio tendrá que ofrecer contrapartidas y garantías. El único motivo de que España no esté en la picota es porque no conviene, no es un país para hacer experimentos como con Grecia, la deuda es demasiado grande y la situación muy explosiva, por lo que se intenta resolver con disimulo. España tiene una de los mayores ratios de deuda externa por cuenta corriente en la historia del capitalismo europeo. Las autonomías deben mucho dinero. Las cajas de ahorro están en una situación muy delicada. La deuda hipotecaria de los ciudadanos es desmesurada. Cada día hay nuevas señales y los noticiarios se llenan de economía. Todos los ingredientes están servidos. No se puede gastar más de lo que se ingresa de forma indefinida. Cuanto antes lo afrontemos mejor: aquí también habrá un momento en que España tendrá que renegociar su deuda. Más temprano que tarde, llegarán nuevas imposiciones de sacrificios a una población que ya empieza a estar bastante al límite.

En tamaño caos será más ridículo que nunca derrochar dinero y recursos policiales en perseguir los cultivos de las asociaciones de usuarios, pues al final los casos acaban en absolución o archivo. Aquí ya es legal el autoconsumo y el autocultivo que han conseguido en Grecia, pero ahora estamos con la lucha de los clubs. Esa es la ganancia a la que aspiramos, del revuelto río en que nos ha tocado nadar.

De momento siguen los sustos. Hay casos abiertos de hace tiempo, como el de Ganjazz San Sebastián o el de SECA Zaragoza, ahí los dejan durmiendo, en el limbo jurídico. Juicios a los que hay que sumar otros, como el del Private Cannahis Club de Madrid o el Resin Club de Barcelona. A estos de la temporada pasada se suman otros con la nueva cosecha.

Un invernadero del Movimiento de Autocultivo Cannabico de Barcelona acaba de ser intervenido. Sin hacer caso de los papeles que se les presentaban, arrasaron el cultivo con un hacha y se llevaron detenido al jardinero, también a un amigo suyo que estaba durmiendo en su casa, para rematar imputaron también a los padres del cultivador. Solo faltó que llevaran a declarar al gato del vecino porque le gusta pasearse por el cultivo.

No es el único caso. Al cierre de esta edición nos llegan noticias de más tropelías. En Euskadi, Pannagh, uno de los clubs más veteranos, vuelve a tener problemas. Fueron a denunciar un robo en su plantación y acabaron imputados. En Asturias, la asociación Asgaya remitió cartas avisando de su cultivo a Policía Nacional, Guardia Civil y Fiscalia antidrogas. En vez de responder, les vigilaron hasta el momento de la cosecha y luego les intervinieron. No es la primera vez que pasa. Ya hemos contado en estas páginas como los de la MACA también acabaron imputados por denunciar un robo. Otro caso reciente es la entrada al cultivo medicinal del RCN, primero la delegación del gobierno lo autoriza y ordena a la Guardia Civil que vaya a controlarlo, luego cambian de opinión, deciden intervenir y niegan permiso alguno. Menos mal que los del RCN son ya veteranos y habían grabado las visitas previas de inspección. Todos estos sustos nos llevan a la conclusión de que hay una gran inseguridad jurídica. Hoy te dicen corre y mañana se quejan de que no estabas sentado. Parece que no vale la pena malgastar energías en meternos en procesos kafkianos, donde otros manejan los tiempos y los hilos.

Ahora el debate se centra en las próximas elecciones nacionales, ahí pocos partidos apuestan claramente por la gran fuente de ingresos que puede ser el cannabis. Los impuestos derivados de la despenalización del cannabis serían muy superiores a ese impuesto de patrimonio a los más ricos, ahora rescatado como argumento polémico de esta etapa electoral. Aunque ahora parezca que Rajoy lleva ventaja, podría haber imprevistos que le aguaran el triunfo, por ejemplo, la intervención de algunas cajas populares muy ligadas a la especulación inmobiliaria. Rajoy es un prohibicionista de la vieja escuela. En sus tiempos como Ministro del Interior se dedicaba a enviar a los jóvenes un panfleto antidroga, con una carta que firmaba personalmente. En todo caso, tanto si gana Rubalcaba, como si gana Rajoy, nosotros el triunfo lo tenemos en nuestras manos, en elegir plantar.

Hay que seguir trabajando en aumentar el número de clubs y de usuarios autoabastecidos. Evitar la confrontación directa. Actuar donde no se nos espera. Incrementar nuestra fuerza sin hacer ruido. Establecer nuestros objetivos y esforzarnos cada día por cumplirlos. El futuro está en nuestros cultivos, no en sus discursos. Gane quien gane nosotros seguiremos adelante. Seguiremos con la planta.

E
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