El futuro del cultivo comercial de marihuana

Los Países Bajos tienen un clima frío y húmedo, el suelo es de mala calidad, el agua proviene de ríos cargados de sólidos disueltos después de atravesar Suiza y Alemania.

Los Países Bajos tienen un clima frío y húmedo, el suelo es de mala calidad, el agua proviene de ríos cargados de sólidos disueltos después de atravesar Suiza y Alemania. La masa de tierra es pequeña y está urbanizada, los costes del terreno y la mano de obra son altos. Sin embargo, en valor monetario, se trata de uno de los países exportadores más grandes del mundo a nivel agrícola.

Los Países Bajos reúnen alrededor de 10.500 hectáreas de invernaderos.* En ellos se cultivan verduras y hortalizas, plantas de maceta, flor cortada y bulbos ornamentales. Todos ellos son cultivos de alto valor, por lo que el rendimiento es elevado en relación al espacio empleado. Otros factores que mantienen la competitividad de la industria son las economías de escala y la automatización.

Los invernaderos varían de tamaño entre media hectárea y unas 10 hectáreas. El tamaño medio es una hectárea y media. No obstante, la tendencia se inclina hacia invernaderos más grandes, que es donde se utiliza gran parte de la tecnología más avanzada.

Recientemente, hice una gira por varios invernaderos comerciales en los Países Bajos, así como por las fábricas de maquinaria e instrumentos de control donde se produce el equipamiento.

Aunque las técnicas de jardinería son rentables y requieren una inversión nominal de sólo 760-1.150 € por lámpara, los costes de funcionamiento son muy altos, tanto en energía como en trabajo. El coste de los aparatos de control y la maquinaria es mucho más alto al principio, pero la inversión se recupera rápidamente.

Hasta hace poco, los cultivadores estadounidenses no tenían ningún incentivo para invertir en maquinaria, o para convertir sus jardines en granjas. La amenaza de interferencia por parte del gobierno era bastante para desestimar la inversión. Sin embargo, las cosas parecen haber cambiado.

Bien pudiera ser que muchos de los que iniciaron el movimiento, a finales del siglo XX, tengan planes para completar sus tareas durante el próximo ciclo de elecciones presidenciales. El consenso es (y yo estoy de acuerdo) que la próxima iniciativa estará bien trabajada, bien fundamentada y, lo que es más importante, tendrá éxito. Otro motivo de optimismo es que el 12% más viejo de los votantes de 2010, compuesto por los partidarios más acérrimos de impedir la legalización, habrán fallecido. Los sustituirán nuevos votantes que son más proclives a votar en pro de la hierba.

Al día siguiente de la conferencia regional de NORML, la Asociación Nacional de la Industria del Cannabis (NCIA) celebró un encuentro en Seattle, Washington. Tanto los emprendedores como los inversores formaban un grupo mucho más joven que el que acudió a la conferencia de NORML. Esto también parecía encajar,  suponía la segunda llamada de atención. Estaban creando la base para los activistas.

Me dio la impresión de que este grupo más joven, más que mucha de la gente que ya cultiva, será el que creará la transición del cultivo. Tienen una mentalidad muy orientada al negocio, están abiertos a nuevas ideas y a la tecnología, aunque les apasione el cannabis, no mantienen el mismo romance, la misma intimidad con las plantas de cannabis que suele ser típica entre los jardineros. 

Parece evidente que la legalización impulsará la consolidación,  el resultado serán operaciones de mayor tamaño. El empleo de la tecnología adecuada, que generalmente no es útil en los jardines, reducirá los costes de cultivo. Las herramientas holandesas jugarán un gran papel en el cambio de la jardinería a las explotaciones agrícolas en Estados Unidos.

Los nuevos avances no equivalen al fin de la jardinería comercial. En Marijuana Grower’s Handbook, describí el Modelo del Tomate: en la producción del tomate están involucradas organizaciones de todos los tamaños. Corporaciones internacionales, grandes granjeros que comercializan por todo el país, granjeros locales y jardineros con huerto propio. A pesar de que los jardineros privados cultivan la mayoría de los tomates en EE.UU., las leyes del estado de Washington no permiten el cultivo personal. Pero no es probable que esto detenga a los cultivadores privados.

Los dos mayores costes del cultivo son el trabajo y la energía para la iluminación y el control del clima. Con la legalización, se reducirán ambos costes. El empleo en la industria de la marihuana médica siempre ha pagado una prima extra en comparación con el mismo tipo de empleo en otras industrias. Éste es el resultado de los riesgos inherentes que crea la situación legal actual. Al reducirse estos riesgos, les seguirá esta prima.

Si los riesgos son menores, mucha gente que ha dudado en trabajar en un cultivo o en un dispensario, dejarán de estar inhibidos, por lo que habrá una mayor cantidad de empleados en potencia, lo cual también tiende a reducir los salarios.

La clave del éxito de las explotaciones agrarias en los Países Bajos, en lo que se refiere al trabajo, consiste en no reducir los salarios, sino en mantener una actividad extremadamente eficiente, en la cual la mayor parte del trabajo es realizado por maquinaria especializada o con la ayuda de herramientas que aumentan la eficiencia del trabajador.

La iluminación es otro tema. El clima en los Países Bajos es frío y húmedo. La latitud es 52, la misma de Quebec y algunas islas de Alaska. Durante el verano, los días son largos, pero está nublado gran parte del tiempo. Incluso cuando hace sol, la luz no es intensa. El invierno trae días muy cortos y luz solar débil.

A pesar de ello, la luz del sol es responsable de la mayor parte de la fotosíntesis, y la luz eléctrica se usa para suplementarla. Los dispositivos de control determinan tanto la cantidad (intensidad) de luz suministrada como el intervalo diario de luz, que lleva la cuenta de la cantidad de luz que se ha suministrado durante el día; una especie de medidor de luz equivalente a un odómetro para la distancia. Los controladores usan estas mediciones para encender y apagar las luces.

Si el ahorro es considerable en los Países Bajos, usando la luz natural para el cultivo de plantas, pensemos en el estado norteamericano de Colorado. Este estado tiene 300 días de sol al año, debido a la altitud, la luz es intensa, por lo que la iluminación suplementaria no se usaría tanto. Los cuartos de cultivo completamente eléctricos lo tendrán difícil para competir con la energía gratuita. Por lo tanto, se producirá un cambio entre los cultivadores comerciales serios hacia sistemas con iluminación solar. Colorado es solo un ejemplo. Desde Florida hasta Maine, el coste de producción es mucho más bajo cuando tenemos en cuenta la luz solar.

Puede que los sistemas de generación conjunta sean viables para algunos invernaderos de gran tamaño. Se quema propano para alimentar un generador. El gas resultante, CO₂ principalmente, se recoge y comprime para un uso posterior o se utiliza directamente en el invernadero durante los periodos de luz. De esta forma, el combustible usado para hacer funcionar un generador calienta el invernadero y proporciona el CO₂. Esto recorta aún más los costes energéticos.

Automatización

Las primeras señales de automatización en la industria norteamericana de la marihuana han consistido en máquinas de manicurado, control de clima, riego e inyección de fertilizantes. Parte de las manicuradoras son herramientas que aumentan la eficiencia del individuo, pero las máquinas de túnel han supuesto un distanciamiento del trabajo manual, ya que realizan las operaciones de recorte de forma automática. Por desgracia, a estas alturas, aún tienen que ser alimentadas de forma manual. Automatizar este paso evitará gran cantidad de trabajo.

Todas las partes del cultivo y del proceso de cosecha y manicurado puede automatizarse. Las herramientas capaces de acelerar el llenado de macetas, la plantación, la inyección de fertilizantes, el trasplante, la poda, el control de plagas, el traslado de plantas, el corte, el manicurado, el secado y el empaquetado reducirán la cantidad de trabajo requerido para producir un cogollo acabado u otro producto a base de marihuana.

La mayor parte de la tecnología que pude ver en mi último viaje a Holanda estaba enfocada a grandes instalaciones, pero también hay disponibles versiones más simples. No están tan automatizadas, pero son apropiadas para espacios a partir de un cuarto de hectárea. Algunos son portátiles, por lo que podrían ser posibles los negocios de alquiler.

Adoptar la tecnología agrícola moderna para la marihuana dará como resultado un producto más uniforme y de mayor calidad media, porque las plantas estarán cuantificadas y asistidas todo el tiempo, sin las inconsistencias que suelen acompañar a la producción manual. Esto también dará como resultado unos costes de producción más bajos, así como un uso más eficiente de los recursos. 

*El área total de los Países Bajos es alrededor de 33.700 kilómetros cuadrados, en comparación con los 9.800.000 kilómetros cuadrados de Estados Unidos.