Dióxido de carbono (CO2)
El dióxido de carbono (CO2) es un gas que ocupa alrededor del 0,038% -380 partes por millón (ppm)- de la atmósfera terrestre.
El dióxido de carbono (CO2) es un gas que ocupa alrededor del 0,038% -380 partes por millón (ppm)- de la atmósfera terrestre.
El dióxido de carbono (CO2) es un gas que ocupa alrededor del 0,038% -380 partes por millón (ppm)- de la atmósfera terrestre.
El CO2 es uno de los dos elementos que precisan las plantas para realizar la fotosíntesis, siendo el agua el otro elemento necesario.
El cannabis sólo consume CO2 en presencia de luz. La fotosíntesis ocurre de inmediato cuando la planta recibe luz. La planta empieza a absorber CO2 del aire mediante sus estomas, unos órganos diminutos que se encuentran en la superficie de la hoja, en el envés principalmente. Funcionan de manera muy similar a los poros de la piel. Regulan la absorción de agua y de los gases O2 y CO2 por parte de la planta, así como la salida de agua y O2.
Una vez que el CO2 es absorbido dentro de la planta, se dirige hacia los cloroplastos -los orgánulos vegetales que contienen la clorofila que absorbe la luz-, donde tiene lugar la fotosíntesis.
La fotosíntesis consiste en una serie compleja de reacciones en la que se utiliza la energía luminosa para convertir en azúcar el dióxido de carbono y el agua, liberándose oxígeno como subproducto.
La cantidad de CO2 que hay en el aire tiene un gran efecto en el ritmo de la fotosíntesis y en el crecimiento vegetal. La fotosíntesis se acelera a medida que aumenta la cantidad de CO2 del aire, siempre que haya luz suficiente para impulsarla. Por el contrario, la fotosíntesis va ralentizándose a medida que baja el contenido de CO2 del aire, hasta llegar a detenerse prácticamente cuando la concentración de CO2 está en unas 200 ppm, sin importar el resto de condiciones. Al faltar CO2, las plantas siguen respirando y creciendo durante algún tiempo, hasta que acaban con sus azúcares; entonces, ralentizan su metabolismo para conservar energía. Los procesos de la planta sólo pueden continuar cuando hay más CO2 disponible.
Al aire libre, la brisa y el intercambio de gases que se produce en el aire reponen el CO2 que consume la planta. Esto proporciona el CO2 necesario para un crecimiento vigoroso, y los cultivadores de exterior no suelen pensar en el gas como un factor que limite el crecimiento, aunque la atmósfera terrestre no maximiza el desarrollo de algunas plantas, incluyendo el cannabis. De hecho, las 380 ppm de CO2 que se encuentran en la atmósfera están en los niveles más bajos que pueden emplear la mayoría de las plantas como combustible para la fotosíntesis.
Las plantas de exterior que crecen bajo la intensa luz veraniega, se hacen más grandes en menos tiempo si disponen de un suplemento de CO2. Elevar el nivel de CO2 hasta el 0,15% (1.500 ppm), o algo más del cuádruple de la cantidad que suele encontrarse en la atmósfera, aumenta de forma significativa el ritmo de crecimiento de la planta.
Cuando las plantas crecen en un espacio cerrado, disponen de una cantidad limitada de CO2. Bajo lámparas brillantes, el CO2 se acaba deprisa. Los jardines cerrados sin ventilación también se agotan rápidamente, hasta el punto de que el ritmo de la fotosíntesis llega a detenerse prácticamente (200 ppm). La fotosíntesis sólo continuará cuando se añada más CO2 a la mezcla.
Un armario cerrado, o cualquier otro espacio pequeño que sirva de jardín, puede recargarse de CO2 simplemente abriendo la puerta o la cortina para dejar que entre aire fresco. Esto hace que aumente de manera pasiva el contenido de CO2 del armario, ya que el aire ecualiza de forma natural las concentraciones de oxígeno (O2) y CO2 que hay dentro y fuera del espacio de cultivo, intercambiando los niveles más altos de O2 con CO2. Añadir un ventilador pequeño facilita el intercambio del aire.
El ritmo fotosintético tiene su mayor incremento cuando el nivel de CO2 sube de 0 a 200 en condiciones de poca luminosidad (150 mol, ó 12.330 lux), el ritmo de la fotosíntesis aumenta a medida que el nivel de CO2 sube hasta 400 ppm. Aumentar la concentración de CO2 más allá de este punto sin aumentar la intensidad lumínica no resulta en un mayor ritmo fotosintético. La planta no puede aprovechar niveles más altos de CO2 a menos que aumente la intensidad de la luz.
Cuando se da una intensidad lumínica de 600 mol (49.310 lux), el ritmo de la fotosíntesis sigue aumentando a medida que las concentraciones de CO2 se elevan a 400 ppm. El ritmo fotosintético entra en cierto declive a partir de ahí, pero sigue en aumento hasta que el nivel de CO2 alcanza 600 ppm. Por encima de 600 ppm de CO2, la fotosíntesis continua aumentando, pero a un ritmo aún menor, hasta nivelarse al llegar alrededor de 1.200 ppm.
Al aumentar la intensidad de la luz, propicias que tus plantas absorban aún más CO2, aumentando el crecimiento y la producción. Cuando las plantas reciben 58.960 lux, pueden usar 1.200-1.300 ppm de CO2. Como hay muy pocos jardines que tengan más de 80.400 lux, hay fabricantes que recomiendan añadir 1.500 ppm de CO2, ya que es la cantidad que pueden llegar a usar las plantas cuando se da esa intensidad de luz.
Puedes suministrar CO2 a tus plantas de forma sencilla y barata. La manera más conveniente de hacerlo es usando un equipo compuesto por un medidor, un regulador y un tanque, aunque hay otras formas. En vez de utilizar un tanque, puedes emplear un medidor que regule un generador de CO2, el cual quema propano o gas natural. También puedes aplicar procesos químicos y metabólicos para producir CO2, o conseguir hielo seco, que libera CO2 al evaporarse.
Mitos comunes sobre el CO2 desmentidos
El enriquecimiento con CO2 es como una tarta de chocolate para las plantas: no se la des todo el tiempo.
Las plantas pueden sobredosificarse con CO2.
Todo lo que necesitas es buena ventilación: el CO2 extra no servirá de nada.
Las plantas necesitan aire fresco; mantenerlas en un sistema cerrado equivale a mantenerlas presas.
Las plantas sólo necesitan CO2 cuando fallan otras condiciones.
Las plantas crecen ajenas al CO2.
¡Todo falso!
El CO2 no es peligroso. Se trata de un gas no inflamable. No es tóxico a los niveles bajos que emplean los cultivadores. El CO2 puede tener riesgos para la salud a concentraciones extremas (por encima de 50.000 ppm), pero estos niveles equivalen a más de 30 veces el máximo que pueden utilizar las plantas.
La fotosíntesis en pocas palabras
Los pigmentos de clorofila absorben la luz y la convierten en energía electroquímica. Esta energía se usa para descomponer el agua y combinar el H con CO2 para formar azúcar, liberándose oxígeno.
6(H2O) + 6(CO2) + LUZ=> 6C12H6O + 6O
1 kilo de CO2 = 0,5 metros cúbicos
Puedes calcular cuánto CO2 se necesita para que un espacio de cultivo tenga 1.000 ppm multiplicando el volumen del cuarto de cultivo (largo x ancho x alto) por 0,001. El total representa el número de metros cúbicos de gas que se precisan para alcanzar un nivel óptimo de CO2. Por ejemplo, una habitación de 3 x 4 x 3 metros contiene 36 metros cúbicos, y necesitaría 0,36 metros cúbicos de CO2.