Desmantelan en Albacete una de las mayores plantaciones de marihuana de Europa
Se han incautado 75.000 plantas y 155 kilos de cogollos
Se han incautado 75.000 plantas y 155 kilos de cogollos
Un vecino de Pozo Cañada, un pequeño municipio de Albacete, era el cabecilla de la que hasta ahora era la mayor plantación de marihuana de Europa. El hombre, de 47 años de edad y recluso en la prisión de Murcia II, aprovechaba sus permisos penitenciarios para dirigir el gigantesco cultivo.
La mayor plantacion de marihuana detectada en suelo europeo, según fuentes de la Guardia Civil. Así describían algunos agentes el enorme cultivo que tenía montado P.S.A, de 47 años y su socio G.S, de 59 años.
El pasado mes de mayo el cabecilla compró unos terrenos en Villarrobledo de unos 30.000 metros cuadrados. Compró semillas autoflorecientes y las plantó. En tan sólo 3 meses ya tenían 155 kilos de hierba listos para ser vendidos. El destino podría haber sido Barcelona, según fuentes de la investigación.
En la operación se han detenido seis personas, dos españolas, que residían en un pueblo cercano, y otras tres marroquíes, que eran las encargadas de cuidar y cultivar las plantas de marihuana, que contaban con la última tecnología en sistemas de regado. También detuvieron a su compañero G.S, que era el que se encargaba de dirigir las operaciones en su ausencia y quien vivía en la casa construida en el mismo lugar de la plantación.
La plantación camuflada entre los olivos
También se ha imputado al líder, que se encontraba recluso en la prisión de Murcia II por otros delitos relacionados con el tráfico de drogas. Para distribuir la marihuana la escondían en sacos de harina que eran metidos en camiones. La baja altura de las plantas evitaba que fueran vistas por los helicópteros y el olor se camuflaba colocando basura y montañas de estiercol en las zonas limítrofes de la plantación.
En el terreno se localizaron 75.000 plantas de marihuana plantadas en hileras, con una altura de unos 40 centímetros. Estaban ya listas para cosechar. Los imputados habían tomado ingeniosas medidas de seguridad como taponar los caminos con piedras y montones de arena para dejar un único punto de entrada y salida, así sabían quién entraba.
J. Vega // Foto: Guardia Civil