Bonsái "zen"... expresión espiritual.

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05 May 2012

Conocemos técnicas para mejorar la producción, sabor, optimización de cultivos esquejado, cuidado de plantas madre para producción de clones o sobre las nuevas variedades autoflorecientes. Todo para sacar el máximo partido a nuestras semillas. Algunos de los aficionados a la cannabicultura para su propio abastecimiento y consumo, también se han decidido a tener y cuidar su propio bonsai de Cannabis. En esta ocasión no obtendremos nada de la planta, con tan solo la meditación en su cuidado y en la creación de un ambiente armonioso, sacaremos lo mejor de nosotros mismos.


Conocemos técnicas para mejorar la producción, sabor, optimización de cultivos esquejado, cuidado de plantas madre para producción de clones o sobre las nuevas variedades autoflorecientes. Todo para sacar el máximo partido a nuestras semillas. Algunos de los aficionados a la cannabicultura para su propio abastecimiento y consumo, también se han decidido a tener y cuidar su propio bonsai de Cannabis. En esta ocasión no obtendremos nada de la planta, con tan solo la meditación en su cuidado y en la creación de un ambiente armonioso, sacaremos lo mejor de nosotros mismos.

Conocemos técnicas para mejorar la  producción, sabor, optimización de cultivos esquejado, cuidado de plantas madre para producción de clones o sobre las nuevas variedades autoflorecientes. Todo para sacar el máximo partido a nuestras semillas. Algunos de los aficionados a la cannabicultura para su propio abastecimiento y consumo, también se han decidido a tener y cuidar su propio bonsai de Cannabis.  En esta ocasión no obtendremos nada de la planta, con tan solo la meditación en su cuidado y en la creación de un ambiente armonioso, sacaremos lo mejor de nosotros mismos.

Bonsái engordando antes del trasplante a su maceta definitiva
En el especial variedades de los años 20120 y 2011 nos iniciamos al mundo bonsai, fusionando este arte con la cannabicultura. Vimos que podemos hacer bonsais de casi cualquier especie vegetal. Explicamos cómo transformar un esqueje de cannabis en algo parecido a un árbol salvaje en miniatura, donde entraban en juego los “estilos” o nombres por su forma o tipo de cultivo; en roca, tumbados, en bosque, etc... 

En este artículo repasaremos algunas técnicas de formación, y sobre todo nos centraremos en trucos decorativos como praderas o piedras bajo raíz. Aunque lo más importante que trataremos es el contacto espiritual del hombre con la planta y lo etéreo de su entorno ordenado. 

Ya en Japón, se desarrollaban las técnicas más avanzadas para educar las ramas, los troncos y las raíces. El cultivo de árboles en miniatura o “planta en maceta” alcanzó su máximo esplendor espiritual en el siglo XIII. Sería en este momento cuando, desde el sur de China, los monjes Zen los introduzcan en Japón y pasen a denominarse de forma definitiva como bonsái. No como técnica de cultivo, sino  como entrenamiento para la mente. Esta planta era concebida como un objeto religioso que permitía un mayor acercamiento a Dios.  En este artículo mostraremos el verdadero sentido de este arte. No solo nos centraremos en las técnicas de mantenimiento o  formación, sino que le buscaremos el verdadero sentido a la observación y ejecución de nuestro diseño. Como si de un mandala se tratara,  permitiremos escapar algo más nuestra imaginación, dejando espacio a decoraciones tanto alrededor del árbol, como fuera de él. Un “universo imaginario” acompañará  a nuestro bonsái.  Intentaremos recrear un ambiente sereno y que predisponga a la meditación, el orden y al buen fluir de energías sutiles, beneficiosas para el cultivador y para sus plantas. 

Para nuestro “rincón mágico” hemos elegido recrear un mini jardín zen que acompañe a nuestro bonsai y a nuestros pensamientos en un orden y equilibrio conjunto.  Inicialmente elegimos un Bong o cuenco donde transplantar un esqueje, ya formado al estilo Hokidachi  o recto con copa tipo Acacia Africana. Le fuimos dando forma mediante podas y alambrados. Elegimos este estilo por su sencillez y facilidad para su mantenimiento. Tampoco pretendemos en este caso sobresaltar la personalidad del árbol, sino darle más trascendencia a todo el conjunto decorativo, siendo el principal protagonista todo el jardín zen. 

Desenterrado de raíces
Para engordar el tronco lo antes posible lo mantuvimos un mes en una maceta de 7L, profunda, de 20x20x27cm.  En el cuidado de bonsáis son distintos los fertilizantes a utilizar, debido a la gran variedad de especies y a la fase estacional en que se encuentren. La mayoría de especies necesitan pasar los inviernos como sus parientes salvajes, por lo que según las estaciones las necesidades alimenticias varían. En el caso del cannabis es más sencillo, nuestra planta siempre está en primavera, con lo que su alimentación no varía prácticamente. 

Los primeros riegos fueron por inundación de un plato en su base con estimulador de raíz. Este tipo de irrigación moja el sustrato desde su zona más baja, estimulando rápidamente el desarrollo de nuevas y profundas raíces. En técnicas bonsai no queremos un crecimiento explosivo, sino una correcta alimentación para el tamaño y forma que pretendemos. Debido a las podas disponemos de muchos brotes en formación. Al tratarse de un bonsái, no tenemos grandes hojas que demanden tanto nitrógeno como una planta de producción en plena fase vegetativa. Los fertilizantes ricos en fósforo y potasio son los adecuados para estas necesidades, por tanto el abonado se hizo siempre con fertilizantes de floración. 

Los ciclos de luz tampoco serán muy largos. La podemos mantener con catorce horas de iluminación, así no florecerá nunca. Además, con la reducción de maceta y abonados suaves, conseguimos ralentizar su metabolismo haciéndola más “domesticable”. 

Mientras, es necesario podar el follaje regularmente, debido al crecimiento rápido de la masa radicular en el amplio tiesto. Las raíces habrán alcanzado de sobra el fondo de la maceta y las más importantes habrán engordado. Es lo que pretendíamos,  aumentar de grosor el tronco, especialmente la base de la planta, en la unión tronco raíz. 

Como hemos utilizado esqueje en lugar de semilla, sabemos que nos encontraremos varias raíces primarias que nos servirán de “patas” a la hora de hacer un desenterrado, para hacer efecto erosionado o raíz al aire. Este efecto de raíces desnudas en la base hace parecer algo más antiguo el árbol. Si hubiéramos elegido una semilla, no hubiera sido posible este estilo por falta de “raíces pata”. Las semillas disponen una sola raíz principal o pivotante. En el caso de los esquejes, por su forma de enraizado, prácticamente lateral, nos facilitan la aparición de raíces para la técnica del erosionado. 

Rasurado a fuego
Empezaremos desenterrando 1 o 2 centímetros. Centrándonos en las raíces más gruesas y cortando las más finas. Podemos dejar el tronco suspendido o introducir alguna piedra. Si elegimos la piedra adecuada no solo le trasmitirá su energía al árbol, además nos puede servir como herramienta decorativa, uniéndose entre sí por ejemplo piedra, raíz y musgos. Para intentar dejar el mínimo de cicatrices por el corte de las pequeñas raíces y para una mejor limpieza bajo el tronco, nos hemos atrevido a hacer un rasurado a fuego. Esta técnica consiste en hacer una especie de cauterización con una pequeña llama en la zona, elimina cualquier resto de raíz, cicatrizando y endureciendo la base en una sola sesión. Ha de hacerse con cuidado para no dañar a la planta. Podemos ver los resultados al momento, pero pasadas unas semanas nos saldrán unas bonitas arrugas, acentuando aún más su vetusta apariencia. 

Al situar el bonsai prestaremos atención a cual es el lado más bello para presentarlo. No trasplantamos en el centro de la maceta, nos inclinaremos por plantarlo más en el perímetro, así el conjunto queda más natural y al mismo tiempo nos permite dejar espacio libre a otras decoraciones.

Pulverizado del musgo, atención a las piedras bajo la raíz
En este caso hemos realizado una pradera en montículo, dejando ver raíz y piedra. Para dar más realismo, hemos elaborado una pradera de musgo al pié del árbol cubriendo todo el tiesto. Es clásico, pero siempre decorativo. Aprovechamos para invitar a todos a probar a cultivar vuestros propios musgos, así no tendréis la necesidad de cogerlo de cualquier lugar. Es mejor no alterar la naturaleza. Al  iniciar los trasplantes nunca debemos olvidarnos del lado bonito o cara buena del conjunto; planta, maceta, decoración de la superficie de la maceta y decoración exterior. Todo deberá llevar una correlación entre si y un orden. Aquí entra en juego  la dualidad. No intentes que todo esté perfecto, pero si busca el lado de presentación e intenta ocultar posibles defectos o errores. Lo feo detrás y la belleza delante. Todo tiene dos caras, todo tiene su parte dual. 

Es recomendable hacer una especie de boceto o borrador de nuestro mini jardín zen. Podemos sentar la base de donde irán los elementos más grandes, como el lugar destinado al árbol, rocas o pequeños estanques. El boceto nos ayudará hacer un reparto de los espacios, pero podemos dejar libre la imaginación para los últimos retoques. No haremos todo en un día, con lo que podemos ir abasteciéndonos del material que nos hará falta como arenas, rocas, musgos, troncos, etc... De paso nos surgirán nuevas ideas. 

En el conjunto fotografiado en este articulo recreamos un espacio para la ubicación de nuestro árbol y un lugar de observación y reposo para la mente. Una mente en paz hace que nuestro organismo funcione correctamente. Nosotros elegimos un ambiente tranquilo, abierto, con lineas naturales y pocos elementos, que nos ponga en contacto con todo el conjunto, pero centrando la visión en el bonsai. 

Este jardín zen destaca por sus delicados elementos decorativos
Para encajar todo el conjunto nos serviremos de una bandeja de cultivo. En este caso de 60x60 cm, mismo tamaño que un pequeño armario de cultivo. La base de color la hemos hecho con arena de río cubriendo toda la bandeja, dejando solo espacio para el cuenco del bonsái. Elegimos un color ocre crudo, como la arena, para atenuar el blanco de las paredes del armario y de la luz de mantenimiento. La arena, si es posible, conviene que proceda de un río alto que su agua aún sea pura. Para suavizar aún más la vista general, hemos realizado un segundo recubrimiento de vermiculita fina, algo menos grueso. Al reflejar la luz sobre ésta, nos ofrece un tono más suave que la arena y nos regala algún destello que otro. Hemos jugado con lineas rectas de piedra en tonos azules, círculos, caminos, charcos y escalones. Utilizaremos, si es posible, todos los elementos naturales. Podemos instalar mini estanques o mini fuentes para que fluya el agua. La parte vegetal ya la tenemos con nuestro árbol y los musgos, pero podemos disponer de troncos para una decoración más completa. Los más atrevidos pueden jugar a dibujar lineas en la vermiculita, a modo de un autentico Jardín Zen, con  rocas de tamaño medio, ondas, y todo un mundo diseñado para que fluyan energías sutiles que benefician a tu árbol y él te lo trasmita, en forma de gratitud. 

Perspectiva general
Este pensamiento positivo dirigido a la belleza del árbol y bienestar del lugar donde está viviendo, hará un rincón especial en tu casa y para ti. Algunas culturas basan sus conocimientos de botánica no solo en lo físico. Se trataba de experimentar la energía vital de otros seres. Lo comprueban sentándose frente a la planta. Conectándose en ella hasta sentir el viento en sus hojas. Descubrimos que entregándonos totalmente se realiza una fusión con el aparente exterior que nos rodea. Lo físico deja de existir y tu consciencia y la de la planta se funden en una sola. Ocupan el mismo espacio. Toda concentración comienza como ejercicio intelectual. Dirigiendo la atención sobre la planta, trayendo a la mente todo lo que se sabe de esta. La razón aclara la mente. Esta ordena, evalúa, compara y analiza, hasta definir las características que convierten un ser en planta. Una vez que se sabe el objeto de la concentración, el trabajo intelectual cesa. En ese momento pasamos a la segunda fase de la concentración. Usamos la intuición y todos los sentidos como una forma de percepción para sentir todo lo que la planta es. Sentimos sus formas, observamos su color, su olor, su sabor, “escuchamos” su sonido interno. En una tercera fase en la meditación, ya no pensamos en la planta, ya no sentimos como ella, sino que en la consciencia la persona se convierte en planta y logra experimentar un estado distinto de ser al suyo habitual. En este estado el ego desaparece y nos encontramos con nuestro yo superior.  El silencio expande la consciencia. Los brazos se transforman en ramas y una paz interior nos inunda en ese momento. El tiempo desaparece. Nuestra compañera planta y el jardín zen cumplen su finalidad.

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