Apuntes sobre automedicación
En la actualidad, más de dos docenas de estados en EE.UU. están ratificando algún tipo de legislación procannábica, y multitud de personas están experimentando los diversos efectos terapéuticos del cannabis por primera vez. A pesar de que lograr un acceso seguro y eliminar las políticas punitivas hacia los usuarios médicos de yerba se están convirtiendo en prioridades de forma adecuada y comprensible, poco se ha dicho a nivel general en relación a la autoadministración.
En la actualidad, más de dos docenas de estados en EE.UU. están ratificando algún tipo de legislación procannábica, y multitud de personas están experimentando los diversos efectos terapéuticos del cannabis por primera vez. A pesar de que lograr un acceso seguro y eliminar las políticas punitivas hacia los usuarios médicos de yerba se están convirtiendo en prioridades de forma adecuada y comprensible, poco se ha dicho a nivel general en relación a la autoadministración.
En la actualidad, más de dos docenas de estados en EE.UU. están ratificando algún tipo de legislación procannábica, y multitud de personas están experimentando los diversos efectos terapéuticos del cannabis por primera vez. A pesar de que lograr un acceso seguro y eliminar las políticas punitivas hacia los usuarios médicos de yerba se están convirtiendo en prioridades de forma adecuada y comprensible, poco se ha dicho a nivel general en relación a la autoadministración.
Con la llegada de legislaciones más relajadas y los consecuentes intentos de distribuir cannabis para uso médico por parte de varios estados, surge la preocupación de que haya quien finja una dolencia con el fin de tener acceso de forma ilegal a una receta legal; otra es que los pacientes -ya sean usuarios veteranos o inexpertos- puedan administrarse dosis incorrectas, haciendo quizá que empeore su condición (por no mencionar el golpe que supone para los esfuerzos de legalización). Hoy en día, más gente que nunca es consciente del alivio potencial que tiene el cannabis para aquellos que sufren de esclerosis múltiple, artritis, síndrome de desgaste del SIDA, asma y muchas otras dolencias. Por desgracia, hay otros problemas de salud, como los dolores de cabeza de la migraña o el Alzheimer, que no resultan tan sencillos en lo que respecta al tratamiento médico con cannabis.
Una cosa queda clara en la literatura médica referida al cannabis: si un paciente llega a ‘colocarse', es que ya se ha rebasado el uso terapéutico, y nos encontramos en los terrenos de la sobredosificación. Es decir, cuando un usuario alcanza este estado alterado, o simplemente se da cuenta de que los efectos psicoactivos se están imponiendo, la medicina ya no es la prioridad, ya que se ha consumido demasiada. Si lo que buscas es un uso recreativo, todo está bien. Sin embargo, para que la industria médica siga ganando credibilidad y gozando de prensa favorable, todos los usuarios de cannabis deben hacer un esfuerzo para promocionar una automedicación sana y bien informada en la medida de lo posible.
En el caso de los usuarios inexpertos, suele recomendarse una cantidad menor, mientras que puede adoptarse un aproximación más agresiva si se trata de fumadores recreativos que puedan estar acostumbrados a productos bastante fuertes. Una buena regla a tener en cuenta es que resulta más fácil acumular los efectos terapéuticos del cannabis que diluirlos si ya se ha administrado demasiada cantidad. Cuando esto ocurre, el agua con azúcar o el zumo de frutas suele devolver la sobriedad con el tiempo, aunque deberían evitarse las bebidas con cafeína con el objetivo de no dar pie a efectos negativos. Puede encontrarse mucha información al respecto en cientos de textos científicos y miles de publicaciones médicas en internet, así como en los clubs locales e incluso en algunas tiendas de cultivo.
No cabe duda de que fumar es contraproducente para los pacientes médicos que sufren cualquier grado de incomodidad o mala salud. Un inconveniente de esto es que el cannabis inhalado proporciona un alivio casi inmediato para ciertas dolencias, como puede ser el asma. Por lo tanto, la manera de inhalar cannabis más efectiva y consciente de cara a la salud sería mediante un vaporizador; técnicamente, aromaterapia con yerba. Los vaporizadores calientan el producto herbal hasta alcanzar una temperatura entre 180 y 220 ºC, haciendo que se liberen los aceites esenciales (cannabinoides) contenidos en las brillantes membranas de los tricomas en forma de vapor, en vez de humo.
Los tricomas, o glándulas de resina, se desarrollan en las estructuras pistilíferas de las flores femeninas del cannabis, protegiendo éstas de los predadores alados, y produciendo toxinas vegetales que han ayudado a que la planta sobreviva y evolucione durante milenios. Aunque las flores masculinas del cannabis, o sacos de polen, producen tricomas estamníferos, se echa claramente en falta el contenido farmacológico que caracteriza la yerba, lo cual deja las plantas macho relegadas a esperar que un criador ponga algunas plantas hembra para producir nuevas semillas.
Las flores femeninas del cannabis varían mucho en cuanto a color, tamaño, olor, gusto y efecto, pero la mayoría tienden a parecerse a los cogollos por los cuales se reconoce el fármaco. Aquellos que son capaces de estar atentos, notarán que al fumar yerba de alta calidad pueden obtenerse dos efectos distintos: el tipo Indica, pesado y turbador; y la subida flotante y cerebral de las variedades Sativa. (Puede encontrarse más información sobre las diferencias entre los dos tipos en las páginas de Soft Secrets.)
Aunque siempre debe consultarse con un doctor antes de empezar un tratamiento, hay bastantes pacientes que han visto aliviados cientos de síntomas desde hace miles de años, lo cual supone la base para la terapia moderna con cannabis. Las variedades Sativa tienden a prescribirse a aquellos pacientes que sufren dolencias para las cuales se necesita dilatación bronquial, propiedades antieméticas (antináuseas) o alivio del dolor. Las variedades Indica producen relajación muscular, control de los espasmos y las convulsiones y ayudan a dormir. Como suelen requerirse o desearse efectos muy distintos para las diferentes dolencias, y debido a la individualidad de cada paciente, la dosificación y las variedades varían ampliamente según el caso. A menudo, una experimentación cuidadosa y documentada es la única forma de que cada persona encuentre lo que le funciona, aunque las aportaciones que han realizado otros pacientes a lo largo de los años están ayudando ahora a los miembros de la comunidad médica que se encuentran con esta difícil tarea.
Dado que fumar es perjudicial para cualquiera, ya esté más o menos sano, y que el vaporizador a veces proporciona el efecto terapéutico contrario al que se necesita, la repostería y los tés tipo ‘space' se han asegurado un lugar permanente en el mundo médico del cannabis. Los recortes de los cultivos se reducen en mantequilla, lo cual da como resultado un buen pegote de medicina verde y refrigerada, la cual puede usarse en repostería o separarse en dosis para congelarlas. Al ingerir cannabis, se tarda mucho más -entre veinte minutos y tres horas- en sentir o notar el impacto. Esto hace que los productos ‘space' constituyan un método de consumo medicinal ligeramente menos predecible (y controlable). Al igual que ocurre con cualquier método de ingestión, sólo deberían usarse los productos de mayor calidad cultivados con la máxima limpieza, especialmente porque el proceso de cocción de la mantequilla cannábica puede incorporar al producto final los residuos químicos presentes en la materia vegetal.
Cualquiera que haya comido demasiada repostería cannábica en alguna ocasión podrá confirmarte que no hay mucho que pueda hacerse al respecto, aparte de pensar en cosas agradables y, quizá, dormir hasta que se pase. Eso son cuentos traumáticos pertenecientes al mundo del uso recreativo. Cuando se consumen productos ‘space' de forma médica, por ejemplo para la fibromialgia o la epilepsia, resulta obvio que colocarse no es la prioridad. Según las necesidades individuales de cada paciente, deberían consumirse hasta varias veces al día trozos pequeños de bizcocho, galletas o cualquier otra cosa que pueda elaborarse. No tiene ningún sentido usar demasiada medicina; la moderación es clave.
En muchas recetas ‘space' suele considerarse normal añadir hasta un gramo de mantequilla cannábica por trozo de bizcocho, pero se necesita menos si el producto está muy concentrado. Se producen avances casi a diario tanto en la industria del cultivo como en la médica, lo cual lleva a producir medicinas de cannabis cada vez mejores y más fuertes. Entre la difusión activa de información médica por todo el mundo, y la popularidad de los programas de cocina en televisión, las posibilidades son infinitas hoy en día.
Sin embargo, si decides medicarte, recuerda que el cannabis es un fármaco, una droga, aunque sea natural. Y el hecho de que la planta en sí sea natural no implica que siempre se cultive de manera orgánica. Obtén tu medicina siempre de una fuente fiable, y asegúrate de seguir educándote en la medida de lo posible. Por supuesto, siempre debería consultarse con un médico antes de decidirse a probar nuevas terapias.
Cómo preparar té de cannabis:
Cuece a fuego lento un gramo de cannabis picado en un litro de agua durante 15 minutos. Procura que no hierva, ya que esto suelta la clorofila y/o los productos químicos del cultivo, y hace que el té se ponga verde y amargo.
Añade manzanilla, menta o cualquier otro tipo de té para ajustar o mejorar el sabor.
Mezcla algún tipo de grasa para que se liberen las propiedades medicinales; por ejemplo, leche entera, mantequilla, nata. También son viables las alternativas a base de soja.
La dosificación, según la dolencia, suele estar entre una y tres tazas pequeñas al día, o hasta que se obtiene el efecto deseado.
El té puede conservarse durante varios días en el frigorífico dentro de un envase hermético. Si el té se vuelve opaco o turbio, deséchalo.