20 años de cultivos
El fin de la temporada de cultivo, junto a los frutos de un año de esfuerzo en nuestros balcones, es buen momento para hacer una retrospectiva de los cambios en los últimos veinte años de relación con nuestra planta amada.
El fin de la temporada de cultivo, junto a los frutos de un año de esfuerzo en nuestros balcones, es buen momento para hacer una retrospectiva de los cambios en los últimos veinte años de relación con nuestra planta amada.
El fin de la temporada de cultivo, junto a los frutos de un año de esfuerzo en nuestros balcones, es buen momento para hacer una retrospectiva de los cambios en los últimos veinte años de relación con nuestra planta amada.
Encontramos en estas dos décadas, cuatro lustros bastante bien diferenciados.
De 1995 a 2000, en las calles reinaba el hachís de baja calidad del mercado ilegal. Evidentemente nuestra planta no se dejó de cultivar nunca en la península, pero en las calles se olía costo comercial. Internet aún no era el fenómeno actual y no había libros, tiendas, revistas, etc. ¡Los abonos había que buscarlos en florerías, jardinerías, etc. y eran abonos y pesticidas orientados a geranios más que a cannabis!
Las semillas teníamos que sacarlas del cannabis comercial, encargarlas a alguna amistad o comprarlas en el exterior si viajábamos a Holanda. Tampoco había experiencia en el envío de semillas, por lo que muchas cartas con semillas enviadas durante unos días de juerga en Ámsterdam, resultaban un puré de semilla al abrir el sobre a la vuelta. Y era un mito entre los cultivadores el suponer que en correos las aplastaban, cuando en realidad era el peso de las sacas de correos y la manipulación lo que hacía que de un sobre de diez tuviéramos suerte si llegaba alguna semilla entera. Las diferentes monedas nacionales tampoco colaboraban en el intercambio comercial.
En esos años el primer impulso vino de la mano del activismo, despertaron voluntades, intentos de cultivos colectivos, apareció el primer manual de cultivo en español, el manual de la ARSEC, luego fueron apareciendo revistas, y surgieron los primeros grows, aunque el boom de las tiendas llegaría en la siguiente etapa.
El segundo período del 2000 al 2005 está cruzado por dos fenómenos, el auge de internet y la aparición masiva de tiendas de cultivo. En esta etapa el impulso estuvo dado por los comercios y foros de internet. En este período surgió el boom de la semilla feminizada y la aparición de abonos específicos para nuestra planta. Llegan las ferias cannábicas, vaporizadores nos traen una nueva forma de consumo más sano. Surgen los primeros bancos de semillas españoles.
En el tercer lustro de 2005 a 2010 la industria toma auge. Aparecen muchos complementos de cultivo, bioestimuladores, enzimas, azúcares, etc. Se afianzan las semillas feminizadas y aparecen las semillas autoflorecientes
En el período que va del 2010 a la actualidad surgen los clubes, aparecen las variedades ricas en CBD, una bendición para los usuarios medicinales, los vaporizadores portátiles se popularizan y aparecen abonos específicos para variedades autoflorecientes.
A simple vista observamos que ha sido un fenómeno que se ha ido realimentando. Al calor de las asociaciones surgieron los primeros intentos de cultivo colectivo y la primera información, que llevó a que aparecieran más cultivadores urbanitas, la que a su vez generaron clientes para las tiendas. Esta situación sirvió de abono para que crezca la industria del cultivo en la península, aparecieron bancos de semillas, ferias, etc. A su vez avances en la industria dieron paso a nuevas formas de cultivo, consumo y comercialización de semillas y abonos.
En cuanto a variedades, hemos pasado de usar las semillas del cannabis comercial del mercado ilegal de los 90 y de las semillas rotas a poder conseguir cualquier variedad de semilla. Aparecieron muchos bancos nuevos, y si bien muchas variedades exitosas se replican en todos los bancos, es notoria la cantidad de variedades que aparecen año tras año. Las cartas de variedades de las tiendas que antes eran una simple hojita, en la actualidad son catálogos de cientos de variedades. La mayoría de las tiendas ya no trabajan con todas las variedades de semillas en las tiendas, en la actualidad es más común encargarlas en la tienda y tenerlas en un par de días. Las semillas han variado su envasado, han pasado de venderse en bolsitas de nylon o sobres de papel a tubos y blisters que protegen, además de evitar que los sobres puedan ser abiertos. Los porcentajes de germinación han progresado bastante, los bancos tienen una relación más directa con el cultivador y cuidan mucho su imagen. En estos años hemos visto cerrar sus puertas a algunos bancos holandeses, surgir otros tantos, hemos visto aparecer los primeros bancos españoles, y luego un auge de bancos locales. Con la aparición de semillas feminizadas, cambiaron las cantidades de semillas en los sobres, pasaron de ser envases de 10 o 15 semillas a paquetes de 1, 3, 5 o 10 con los cuales es posible armarse un jardín variado, sin tener necesidad de compartir las semillas de un sobre como hacíamos muchos años antes.
Entre los bancos vemos que encaran la faena de diversa manera, hay quienes buscan acercarnos variedades originales, otros buscan tener un plantel de determinadas variedades de una calidad similar, otros buscan acercarnos la mayor cantidad posible de variedades, lo cierto es que la oferta ha crecido considerablemente. Antes era común probar cuanto salía cada banco nuevo, hace años que esto es imposible, y ojala que siga por mucho tiempo así.
Las semillas feminizadas significaron un avance importante para el cultivador de áticos y balcones. En regiones donde el agua corriente es de bajísima calidad, con muchas sales, y necesitamos usar agua de osmosis inversa con el coste monetario que esto conlleva, o en balcones con poco sitio, donde cada centímetro cuenta, tener la seguridad de una planta feminizada nos ahorra muchos problemas. A su vez la aparición de variedades autoflorecientes y su posterior mejoramiento hacen posible escalonar la cosecha y disponer de algunas plantas en junio, si los frutos de la anterior cosecha no alcanzan.
En el terreno de los sustratos también hemos avanzado hacia productos de calidad, mayor oferta y variedad. Desde la situación en la que solo se conseguía tierras comerciales de baja calidad en las jardinerías o las de los todo a 100, hemos pasado a tierras comerciales de calidad en los viveros y tiendas de jardinería y a sustratos específicos y correctamente etiquetados en las grows, sustratos de los cuales conocemos su origen, composición, y características, además podemos elegir entre sustrato sin abono, con poco abono y abonado completo para 7 semanas de cultivo. Y según el tipo de abono del sustrato, que puede ser mineral, orgánico o ecológico.
Los abonos han evolucionado, ya no solo al hacerse específicos para cannabis, sino que se han adaptado a cada sustrato y al tipo de cultivo que realizamos. Han aparecido innumerables aditivos. Si en un comienzo había que buscar entre los fertilizantes de floración generales, y buscar una formulación que se acercara al necesario para el cannabis, pasamos a tener fertilizantes elaborados para nuestras plantas. El primer complemento que apareció fue el PK 13-14, luego aparecieron complementos biológicos, que brindando casi la misma cantidad de cosecha mejoraba notablemente el sabor y el olor. Hoy encontramos abonos orgánicos, minerales, biológicos y ecológicos para todo tipo de cultivo y en todo tipo de sustrato.
A nivel conocimientos fuimos evolucionando de una colección de mitos tales como hervir la raíz, colgarla con la raíz, o lastimar la planta en floración a tener a nuestra disposición en las bibliotecas públicas manuales de cultivo, mucha información en la red, etc...
Las asociaciones constituyeron el primer nexo entre cultivadores, con la popularización de internet los foros provocaron la aparición de otros ámbitos de encuentros entre cultivadores y se potenció el asociacionismo y el activismo, uniendo a las asociaciones de la península que hasta entonces tenían carácter local.
En estos veinte años hemos visto surgir las growshops, al principio tímidamente, con pocos abonos específicos para el cultivo de cannabis, hasta grandes tiendas con mucha variedad de abonos, preventivos y fitosanitarios. Hoy tenemos tan fácilmente disponibles tal cantidad de abonos y suplementos que es menester siempre aclarar cuales se pueden mezclar con cuales otros, cuales no conviene utilizar juntos, etc. Una vez pasado el boom de apertura de tiendas, vemos que las que sobreviven a la crisis se han profesionalizado con tantos años de actividad y son muy precisos en los consejos y sugerencias. Se realizan importantes ferias donde cada año se presentan novedades en semillas y elementos de cultivo.
Es fácilmente observable que pasan los años, y hay más conocimientos, tenemos mejores abonos, disponemos de gran variedad de semillas y los mejores abonos y sustratos. Pero si no nos ponemos las pilas estamos en las mismas, la fuerza de voluntad que es fundamental para regar o aplicar un fitosanitario cuando hace falta, también la debemos aplicar en la defensa de nuestro derecho a cultivar.
¿Hacia dónde vamos? Es evidente que el siguiente paso es afianzar y que por fin se legalice la cantidad y forma en que podemos cultivar nuestras plantas. Es inaudito que habiendo bancos de semillas, revistas, libros, tiendas de cultivo, ferias, y toda una industria detrás, si hasta nos hemos ganado nuestro estante en las casas de jardinería y bibliotecas, como puede ser que aun no sepamos la cantidad cierta y segura de plantas que podemos cultivar y tengamos siempre la espada de Damocles de la justicia sobre nuestras cabezas. Hace unos días se hacía eco la prensa internacional de que, en la Republica Oriental de Uruguay, una de las patas de la lucha contra el narcotráfico es el autocultivo, mediante el cual el usuario se libra del contacto con el mercado delincuencial y de su múltiple oferta de sustancias, a la vez que se consigue un producto sano, seguro y cuidado por uno mismo con el máximo de garantías. El límite de la calidad de lo que consumiré, va a ser el fruto de mi esfuerzo y dedicación al cuidar mi cultivo.
La legalización daría lugar a la producción de variedades domesticas, los cruces propios, veríamos a colectivos de cultivadores buscando una variedad o manteniendo una madre.
La normalización va de la mano de reglas sociales para fumar y no molestar, así como para fumar y no ser molestado. Una sociedad que prohíbe el uso del tabaco en bares, lugares cerrados, etc... hace que en lugares públicos debamos ser prudentes a la hora de relacionarnos con nuestra planta amiga.
¡A 20 años de mi primer cultivo en estas tierras, levanto mi globo vaporizado y brindo por otros 20 años más! ¡Espero poder ver que nos depara nuestra planta en el futuro!