Una de terror
Presidente de Filipinas anima a su pueblo a matar consumidores de drogas.
Presidente de Filipinas anima a su pueblo a matar consumidores de drogas.
Rodrigo Duterte de 71 años, obtuvo una victoria aplastante en las elecciones filipinas de mayo después de una campaña marcada por las amenazas de matar a decenas de miles de personas en su particular guerra contra el crimen. Duterte y sus declaraciones hacen ver a Donald Trump como un gracioso cachorrito inofensivo.
En su mensaje de toma de posesión ha prometido acabar con los traficantes de droga y ha urgido a la población a matar a los consumidores de drogas. "Si conoces a algún drogadicto, ve a por él y mátalo tú mismo ya que pedir a sus padres que lo hagan sería demasiado doloroso".
Repitiendo una de sus frases favoritas de campaña, el nuevo presidente repitió ante los medios que sería una buena opción de negocio fundar empresas funerarias. "Te aseguro que no irías a la bancarrota. Si tu negocio flojea le diré a la policía, haganlo más rápido para ayudar a la gente a ganar dinero".
Su programa para acabar en 6 meses con el crimen incluye introducir la pena de muerte, con el ahorcamiento como su método de ejecución favorito. Expresó que ordenaría a las fuerzas de seguridad disparar a matar y les ofrecería recompensas por los cadáveres de los traficantes de drogas. También instó a los filipinos de a pie a matar a los sospechosos de ser delincuentes, "Si están en tu barrio, no dudes en llamar a la policía o hazlo tú mismo si tienes una pistola. Tienes mi apoyo".
Estas declaraciones no sorprenden a los filipinos, ya que durante la campaña afirmó que 100.000 criminales morirían ante su mano dura, augurando que habrán tantos cadáveres vertidos en la bahía de Manila que los peces engordaran por alimentarse de ellos.
Para sumar al horror y al asombro, tres semanas antes de las elecciones, llevó a terrenos impensados el concepto de "políticamente incorrecto" con un comentario sobre la violación y asesinato de una misionera australiana en un motín carcelario. "Me enfadó mucho que la violaran, eso es una cosa. Pero ¡era tan guapa!... El alcalde tenía que haber sido el primero. ¡Qué desperdicio!". Solo cabe añadir a este comentario, que era él mismo el alcalde al que hacía referencia.