Un curado a pura nariz y termohigrometro
El proceso de curado lleva su tiempo. ¿Cuánto? Entre dos y tres meses por lo menos, dependiendo de un factor muy relevante: la humedad que haya en el ambiente de cultivo, el tipo de secado y qué quieras lograr con ese cogollo.
Yo saco la planta de raíz y si se resiste mucho la macheteo en su base para que salga lo más entera posible. Y la dejo colgada patas para arriba. Pero antes de eso, en los días anteriores, voy retirando las hojas que quedaron tras el fin de la floración, las pocas que todavía resisten semi colgadas de la planta. Cuando la planta es muy grande, separo sus ramificaciones del tronco mayor y las sigo dividiendo en ramitas cada vez más finas. Así, los hongos tendrán menos posibilidades de desarrollarse.
Una planta cortada y tupida de hojas es una gran invitación para los hongos y los patógenos. Las plantas se van secando hasta que pierden algo así como un 75% del agua que llevaban. Y esto se logra con aire que pase de un lado al otro. Si manicuras la planta, el secado será uniforme y puede tardar entre 15 días (en climas secos) a un mes en los lugares más húmedos. No vale la pena secar rápido los cogollos, el exceso de clorofila no conoce de apuros, se toma su tiempo. La clorofila aporta ese olor a pasto cortado que puedes sentir en tus cogollos. Algo similar ocurre con el almidón y los nitratos: un mal secado causa pésimo sabor y peor combustión. Las flores curadas lentamente tienen un sabor dulce y un humo suave. Si tienes la posibilidad de secar los cogollos en interior con aire acondicionado, consigue una malla de secadero, que son relativamente económicas y permiten un verdadero secado uniforme.
Deja la temperatura entre 18ºC y 24ºC, y la humedad entre 45% y 55%. Prestar atención a la humedad alta es relevante por dos motivos. Primero, alarga el tiempo de secado y también el curado, pero además los cogollos pueden juntar hongos y joder toda la cosecha. Un termohigrometro asegura el control de humedad y temperatura, o por lo menos las ves cada vez que entras a la carpa de cultivo. Siempre hazlo en lugares ventilados. Si no corre un buen aire fresco entre las ramas, coloca ventiladores para que renueven el aire. Impide terminantemente la luz solar sobre la cosecha, arruinará los principios activos que todavía siquiera se pudieron desarrollar. Con más de 29ºC los cogollos se secan demasiado rápido, la experiencia de fumar no será del todo agradable, más bien raspará la garganta y desaprovechará todo el potencial del cannabis en materia de sabor y aptitudes generales. La humedad por debajo del 40% promueve un secado rápido que tampoco deseamos.
Curado
Durante el curado se desarrollan los principios activos del cannabis, pasan de su forma ácida a su forma descarboxilada. Habrán perdido ese tufo a clorofila y los terpenos tendrán una relevancia mucho más clara en el buquet final. Al cortar una rama, si su tallo hace un crack, nítido, es el momento del secado. Cuando la clorofila empieza a ceder ante la evaporación de los gases es momento de colocar en el contenedor del curado a la hierba seca y tan manicurada como sea posible. La primera y la segunda semana de curado, dentro del depósito hermético seleccionado para almacenar las flores, es para que el cogollo siga perdiendo humedad pero a otro ritmo, uno más pausado.
Puedes abrir una o dos veces los contenedores para darle respiro, preferentemente en momentos de menor humedad ambiente. Las flores secas cambian su peso, dependiendo de la variedad cultivada, la humedad ambiente, la del cultivo y otras variables. Al mes y algo de cortar los cogollos pesarán algo así como la mitad de su gramaje antes del corte. El cogollo final, el que ya se puede fumar, va a pesar hasta tres cuartas partes menos, según mi propia balanzita y mi propia nariz. Un curado decente, dura la mitad de lo que un vino joven: tres meses. Prueba un vino joven y luego un reserva. Prueba un cogollo recién arrancado y uno bien curadito durante seis meses, ya verás la recompensa de haberlo hecho bien o por lo menos de haberlo hecho cuando quieras.