Rosín: la extracción paso a paso

Exitable
27 Nov 2019

¿Hacer rosín? Sí. ¿Juntar con el dabber caliente el chorrete de la prensa? Sí. ¿Y ponerlo a burbujear? “También, claro”, nos respondió Facundo Bicker. Y volamos a Montevideo para recolectar sus tricomas glandulares, pero sobre todo a probar sus tricomas granulares. Blup… Blup. Blup. Blup. Burbujas. Bienvenidos al templo del rosín.


Facundo Bicker está picando una White Chocolope. Es una flor con larga historia de cruces que empezó a cultivar el año pasado. Y en tan poco tiempo ya lo convenció de todo. Es una planta que tiene un colocón contundente con un 20% de THC, cruza de White Russian con Chocolope.

El cultivador está satisfecho con esa planta porque es muy productiva. Se defiende bien con las plagas. Se aclimató al exterior lluvioso y húmedo del Río de la Plata. De hecho, Bicker está convencido que es una de las variedades que mejor se desarrolló en las particularidades de su clima. Es un híbrido 60% índica, 40% sativa. A sus amigos les gusta, es la que más les gusta de hecho. En los grupos de Whatsapp compartidos los amigos del cultivador la festejan frecuentemente con un suspiro del estilo “Chocolopeeeeeeeeeeeeee…”.

Rosín: tricomas granulares

Sus tricomas granulares en el dedo al restregar la flor parecen arenilla pegajosa. Por eso es tan apropiada para la prensa del rosín. Cuanto más tricoma mejor. Su formación en racimo, y el tamaño del tricoma, es de los más grandes que haya visto. Al tener tanto tricoma pasa ricamente por la malla y obtiene una extracción productiva que Bicker entiende que está en el orden del 15%.

Las mallas que usa son de 160 micrones (µm) o 45 hilos, es una malla más bien fina. Para el rosín se usan entre 90µm y 160µm. Para prensar hash se emplea una malla de 220µm para ese tipo de tricomas regordetes.

En el sobre de la malla se cargan unos 20 gramos. Van a salir tres gramos de extracción al dabber.

Hay gente que le dice planchar, Bicker dice prensar. Bicker hace “llorar” y también “chorrear” a la prensa. El artefacto para hacer el rosín es un prototipo hecho con un gato hidráulico que maúlla presión a dos platos de aluminio pulido por torno. Tienen 12 centímetros de diámetro atravesados por un agujero donde va la resistencia que atraviesa toda la superficie. Así se le da temperatura a la superficie completa. Es un prototipo que tiene tres años. Es simple y rústico. “Pero funcional, me gusta que sea así” dice el cultivador.

Hace once años que Bicker llegó a Montevideo y desde entonces no para de cultivar. En su casa materna no lo dejaban cosechar sus flores. Pero él conocía a las plantas de cannabis porque un tío siempre las tuvo.

El cannabis dice que le dio un acercamiento al reino vegetal en general. “Hoy planto tomate, algo que antes no hacía”. Pero el tomate contiguo a la huerta cannábica le transmitió oídio.  El cultivo de tomate no lo ha dado tantas satisfacciones como el de cannabis. Como casi todo el mundo comenzó con semillas de prensado que abonaba con té de banana. Lo recuerda ahora con una risa a la distancia. Hoy Bicker tiene uno de los aceites de cannabis más requeridos de la capital uruguaya. Pero esa es otra historia. Ahora estamos haciendo rosín.

La plancha de Bicker se calienta a 70 grados para obtener primeramente una extracción muy fina, a baja temperatura. Una que se ve clara. “Contiene y preserva más los terpenos”, dice con la seguridad de haber apretado la prensa ya no sabe cuántas veces.

Esa primera prensa es más fragosa, más esencial. “Es mucho más pura que cualquier otra” “chorreada” en la prensa. Al fumar sabe a pariente muy cercano de los terpenos. Un tío quizás. Es suave, tiene un retrogusto claro, límpido y un viaje muy puro. Da como una visión lateral, un insight muy fresco. Su sabor es más vaporoso que cualquier otro dab que haya probado.

“Tiene mucho de Chocolope: sabor a madera dulzón, chocolatoso, medio avainillado, medio café… dulzón”. Y también carga algo astringente, medio diésel, medio gas oil. Es pegador, pero no apaga la mente, al revés le da otra dimensión visual, una amplitud de campo mental súper interesante. “Pega y queda en una línea arriba, mantiene”, opina Bicker.

Esa muestra viaja para un certamen cannábico que se desarrollaba aquel fin de semana en Uruguay. Pero ya está viajando en mi cerebro. Quedará en forma de recuerdo inolvidable. Qué rico que es el rosín de Bicker recuerdan mis neuronas a punto de escribirle un Whatsapp que diga: Chocolopeeeeee.

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