Opinión: ¿El modelo de clubes de cannabis españoles se expande en Uruguay?
Los clubes españoles de cannabis están en la cabeza de los que quieren regular enl cannabis en Uruguay. Desde que aterricé en Uruguay, de todas las cosas que he leído y escuchado en relación a la regulación del cannabis, la que más me ha llamado la atención es una frase, repetida en varias ocasiones en la que se habla de tomar ejemplo del "modelo español" para llevarla a cabo. Precisamente como emigrante de dicho país, sé de primera mano que tal modelo no existe en materia legal, y esa es justamente la lucha que llevan manteniendo durante muchos años los consumidores españoles: la existencia de un modelo de regulación.
Clubes españoles de cannabis: su realidad
Entendemos por clubes cannábicos aquellas asociaciones de ciudadanos que se organizan para autoabastecerse y evitar así recurrir al mercado negro. Consiste en colectivizar un cultivo para que las personas que, por el motivo que fuere, no plantan y de esta manera puedan tener un acceso seguro y transparente al cannabis, sea este para su consumo medicinal o lúdico. En España están basadas en el hecho de que el simple consumo de sustancias prohibidas no es delito y, aprovechando ese vacío legal, producen cannabis para su distribución sin ánimo de lucro en un circuito cerrado de adultos, mayores de 18 años, convertidos en socios y usuarios del club. Los comienzos de este tipo de clubes en España no fueron fáciles y estuvieron marcados por denuncias y juicios en su contra. Sin embargo, según fueron publicándose las sentencias resultó que la mayoría de los casos quedaban archivados o mejor aún, salían victoriosos. Uno de los más conocidos es el de la asociación Pannagh en 2007: las autoridades judiciales determinaron no sólo que su cultivo requisado en 2005 era legal, sino que obligaron a la policía a devolver las plantas. Lógicamente estaban inservibles, pero aun así las guardan como símbolo de su victoria. Este y otros muchos casos han creado una jurisprudencia a favor que ha permitido la proliferación de los clubes de cultivo, ahora mucho más respetados.
Clubes españoles de cannabis ¿cómo funcionan?
Una persona se hace socio, normalmente previa invitación de alguien que ya lo sea, rellenando un formulario en el que, aparte de comprometerse con las normas y responsabilidades, hace una estimación de la cantidad de marihuana que va a precisar, lógicamente dentro de unos límites, que sirve para poder calcular la producción. Después, mientras paga religiosamente sus cuotas mes a mes, acude al club para recogerla, normalmente en pequeñas cantidades. En muchos ocurre que además se paga por cada pedido pero a precio de costo (3 o 4 euros el gramo, muy barato para plantas de gran calidad). Además es muy normal que quienes consumen para combatir alguna enfermedad tengan descuentos. Puede variar el funcionamiento entre clubes, pero lo normal es que sigan unas pautas comunes.
De hecho, la Federación de Asociaciones Cannábicas (FAC) elaboró un manual de clubes que se puede descargar desde internet. Y esto nos lleva al caso de Uruguay, un país donde el consumo tampoco está penalizado y dónde se está planteando el debate de la regulación siguiendo muy de cerca elfuncionamiento de los clubes españoles. El último borrador de la ley establece tres vías de acceso al cannabis: mediante cultivos personales que no sobrepasen las 6 plantas, mediante la asociación en forma de clubes privados, limitados a 100 socios, y mediante la distribución farmacéutica. Todas ellas bajo supervisión del Estado a través de un organismo de nueva creación llamado IRCA (Instituto de Regulación del Cannabis). Además se incluirán programas de educación para el conocimiento y consumo del cannabis, algo fundamental.
Tal como está redactado hoy, la limitación del número de socios en los clubes de membresía me genera ciertas dudas de viabilidad y control, ya que parece más fácil controlar un club de 500 miembros que cinco de 100, o uno de 10.000 socios antes que cien clubes de 100 cada uno. Pero lo que más dudas me genera es el tema de las farmacias, ¿Quién las abastecerá? Si el Estado ya ha dicho que en la producción no se va a meter, todo quedará en manos del sector privado y no puedo dejar de pensar lo catastrófico que sería que entrasen al mercado empresas tabacaleras o farmacéuticas con claras intenciones de hacer negocio y cuyo último interés sea el correcto abastecimiento de los consumidores.
Connclusión: clubes españoles de cannabis a Uruguay
Por supuesto que tiene muchos factores para aprender de España: pero no de sus leyes, sino del funcionamiento de sus clubes y asociaciones. Tengo la opinión de que estos han conseguido salir adelante venciendo tantas veces a una justicia adversa gracias al profesionalismo y organización con el que funcionan. Uruguay debe fijarse en el camino recorrido por los clubes españoles y de paso tapar los agujeros que este tiene con una correcta regulación. El planeta está pendiente, sobre todo Latinoamérica, observando cómo sale adelante esta experiencia para animarse o no a realizar un cambio al respecto.