Menos es mas

Exitable
05 Sep 2014

Con los restos de la poda podemos hacer manjares y la manteca cannábica es una buena forma de conservar la psicoactividad de nuestra manicura. Es muy fácil de preparar y más fácil de saborear en decenas de platos y momentos.


La manteca cannábica es un elixir que podemos guardar en el refrigerador sin que se eche a perder y sorprender a nuestras amistades en cualquier momento con brownies, tartas, pizzas o panes, todo es posible. Para hacer la manteca lo primero es elegir con qué elementos la prepararemos. Los puristas usan solo los cogollos, pero una de las maravillas de la manteca cannábica es que nos permite sacar provecho a las hojas de la manicura fina llenas de tricomas, sin esperar que sequen y curen. 

 

Para empezar debemos eliminar la amargura, la clorofila y el gusto a yuyo verde que puede ser desagradable en boca y darnos la sensación que estamos comiendo pasto. Por eso debemos sumergir las hojas en agua hirviendo durante un tiempo más o menos corto para que pierdan la clorofila. Luego calentamos una olla con dos litros de agua y cuando llega a punto de ebullición le tiramos nuestras hojas, bajamos el fuego y dejamos cocinar por diez minutos a fuego lento. Otra técnica consiste en verter el agua tibia en un recipiente donde previamente pusimos las hojas y dejamos macerar la infusión durante media hora. Usando un colador tradicional escurrimos las hojas y presionamos para sacar toda el agua. 

 

Luego, hervimos dos litros de agua en una olla grande. Cuando está a punto de hervir agregamos toda la manteca y removemos con una cuchara de madera hasta que se disuelva completamente. Agregamos nuestras hojas ya sin pigmentos ni clorofila. Si hemos elegido cocinar con cogollos curados, los agregamos triturados. Bajamos el fuego al mínimo y dejamos cocinar por lo menos una hora. Los tiempos de cocción varían mucho de un autor a otro, hay quienes aconsejan hasta 10 horas, otros sugieren media hora. Lo más importante es tener presente que el THC necesita calentarse por encima de 60°C para disolverse en las materias grasas, pero que pasados los 200°C puede destruirse. Después de la hora de cocción, escurrimos las hojas en un colador, arriba de un recipiente alto y estrecho. La misma operación se puede hacer usando una gasa, tapando el recipiente y sosteniéndola con una goma gruesa. Luego, vertemos un poco de agua caliente (no más de dos tazas) sobre la materia verde para asegurarnos de recuperar toda la manteca. 

 

Dejamos enfriar nuestra preparación en el recipiente y cuando llegue a temperatura ambiente, lo colocamos en la heladera. Al enfriarse, el agua y la manteca se separan. El agua quedará abajo y la parte sólida de nuestra manteca verde quedará arriba. Es aconsejable dejar la solución en la heladera por una noche o por lo menos cinco horas, de manera que la manteca se solidifique bien. Al día siguiente podemos sacar la manteca cannábica con una espumadera y luego pasarla a otro recipiente o podemos tapar dejando respirar al recipiente y darle vuelta para permitir que escurra el agua.  

Nuestra ‘mantecannábica’ está pronta para usar. Es preferible consumir un máximo de una cucharada de café.  El único “inconveniente” con la comida cannábica es su gran sabor acompañado de nuestra ansiedad, siempre queremos más. Como demora en hacer efecto (una hora o más), muchos golosos comen más de la cuenta y luego se sienten mal. La solución es bajar la dosis así puedes comer más y que pegue menos, en el caso de la comida cannábica, menos es más. Buen apetito. 

 

Medio kilo de suerte

Por un tema de practicidad, recomendamos preparar una cantidad de por lo menos 500 gramos de manteca, ya que en el proceso vamos a perder un 20% de la materia grasa original. La mantecannábica se podrá conservar en la heladera para ser incorporada a cualquier plato cuando lo necesitemos.

50/50

En el caso que la usemos como ingrediente de una receta que lleva manteca, es recomendable usar mitad de manteca tradicional y mitad de manteca cannábica. 

 

¡Coma despacio!

Como siempre: hay que consumir con cuidado. Es preferible experimentar con dosis bajas para empezar y luego aumentar poco a poco hasta encontrar la medida que te conviene para disfrutar y solo disfrutar. Es necesario ser cuidadoso con la dosis empleada, la calidad de la materia prima, el entorno del consumo y si tenemos el estomago vacío serán condicionantes para tener en cuenta. No es recomendable mezclar comida cannábica con alcohol u otras drogas. 

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