Luces que hacen la diferencia
Baja producción de tu cultivo interior, cuentas excesivas de electricidad y complicaciones para controlar factores como la humedad y la temperatura, son sólo algunos de los problemas que puede traer un sistema de iluminación inadecuado.
Las dificultades podrían acabar reemplazando ese viejo balastro por luminaria técnica: la evolución del cultivo en interior. La iluminación no es el único factor que determina que un cultivo sea exitoso. Pero vaya que importa. Una buena luz puede marcar la diferencia entre una cosecha mezquina y otra abundante. Si quieres que la tuya sea de estas últimas y te encuentras insatisfecho con los sistemas de iluminación que comúnmente ofrece el mercado, la iluminación técnica podría ser la respuesta que necesitas.
Rubén García trabaja hace 20 años optimizando el rendimiento de los cultivos a gran escala a través de la iluminación. Ha recorrido el mundo desarrollando y guiando el diseño de luminarias para horticultura. Orquídeas, tomates y como no, cannabis (mucha cannabis), son parte de los cultivos en los que trabaja a través de Eltac-Hydrofarm y Zelula Zero, empresas líderes en materia de iluminación hortícola a nivel mundial. Rubén visitó Chile nuevamente entre el 11 y 12 de septiembre, en el marco del Seminario de Iluminación organizado por Agrícola Mercosur. La ocasión nos sirvió para dialogar con él y ver un poco de lo que se viene en iluminación interior.
Lúmenes no es producción
Al momento de elegir la ampolleta de nuestro cultivo solemos fijarnos en la cantidad de lúmenes que emite. Asumiendo que a mayor cantidad, mayor producción. Sin embargo, Rubén advierte que “los lúmenes representan la cantidad de energía lumínica emitida en todas direcciones. La eficiencia de una luz se basa en su espectrometría, en el rango de colores que emite. Por muchos lúmenes que emita no será eficiente sino entrega el espectro que buscamos. En ese sentido resulta más interesante conocer los valores LUX (cantidad de energía que llega a una superficie) y por encima de cualquier estándar de medida: el PAR (cantidad de energía útil para las plantas)”. Pero si trabajamos con los sistemas de iluminación más tradicionales es vital no descuidar ningún detalle. Es importante utilizar la regulación de potencia para crear las condiciones adecuadas según el tipo de genética que estemos cultivando. Con la regulación de la potencia de nuestra fuente de luz podemos regular el consumo energético, además de la luz necesaria según el estado de la planta en cada periodo.
Por otra parte, nos ayuda a controlar la temperatura del cultivo e incluso a que las plantas alcancen un buen punto de maduración. El reflector es otro factor que suele dejarse de lado y su importancia es vital. “El reflector es fundamental. Nos puede ayudar con la temperatura y puede abarcar más espacio de cultivo. Aunque tengamos una ampolleta magnífica, si nuestro reflector no es el adecuado, será limitado el resultado. Una ampolleta fantástica debe ser acompañada de un buen reflector o luminaria”. Asimismo, siempre será recomendable pasarse un poco en los watts, que quedarse corto. “En Sudamérica la evolución ha sido rápida. En muy pocos años se ha pasado de cultivar con 150 watts a cultivos de 600 o 1.000 watts. Esto de seguro se ve traducido en experiencias de cultivo cada vez más exitosas. Creo que la clave de un cultivo exitoso es el interés del cultivador y las herramientas y método que utilice. Su capacidad de dejarse asesorar, de investigar, de estar atento al comportamiento de sus plantas y entregarles las mejores condiciones para su desarrollo”, sostiene Rubén.
LED: presente y futuro
En una ampolleta de 600 watts, casi 170w corresponden a energía inútil para la planta. Energía emitida en un espectro de color que no sirve ni para el crecimiento o desarrollo de las plantas. Como consecuencia el consumo energético es mayor y en verano puede disparar tu temperatura. Esta pérdida de energía en un cultivo interior pasa con todas las fuentes de luz, salvo el LED, que es el único que nos permite determinar el espectro de color, en función de lo que queremos obtener de las plantas. A ojos de Rubén “los LED, como fuente de luz a nivel de eficacia y ahorro energético, son el futuro y el presente. La maravilla del LED es que podemos controlar el espectro. Eso no lo podemos hacer con haluro, sodio, plasma ni lámparas de inducción. Podemos hacer que toda la energía sea útil para la planta. Si sumamos que cada vez son más flexibles y más potentes, y entendemos que flexibilidad sumada a potencia se traduce en eficacia, no tendremos duda que debemos transitar por este camino”.
Respecto a la potencia del LED, Rubén afirma que “el sistema LED arroja resultados destacados a partir de los 300 watts, de ahí para abajo muy probablemente su producción no sea todo lo abundante que desearías”. Los LED más económicos y de baja potencia suelen ser menos efectivos, testimonios de malas experiencias abundan entre cultivadores. “Sabemos que el gran problema de los LED es su precio, porque son sistemas cuya fabricación es costosa. Pero quien tenga un par cultivos de experiencia, se habrá dado cuenta que comprar lo más económico no se traduce en resultados. Invertir en un buen LED es caro. Pero estarás comprando un sistema que puede durar fácilmente ocho años y estás logrando generar una máxima efectividad energética en tu cultivo de cannabis. Si consideras eso y sumas lo que dejarás de gastar en cannabis, entonces creo que no te parecerá una inversión tan cara”. por Lucho Thompson