¿Es importante el color o clarear la extracción?
¿Es importante el color de las extracciones? Sí y no. Sí porque muestra un producto de amplio espectro. Y no porque es innecesario hacerlo cristalino, porque las extracciones no son cristalinas. Por suerte. A pesar de quienes todo lo quieren blanquear.
La “pureza” de la extracción está dada por la buena aplicación del método, no por el color que condensa la riqueza de todos los componentes de la planta: cannabinoides, flavonoides, taninos, lípidos y otros compuestos.
Hay shatters, ceras, resinas, aceite de hash o como quieras nombrar al dab, que son ambarinas, otras son más tirando a dorado y algunas son más tirando a oscuras a negras/violáceas. Esos tonos no indican nada, que tenga más un tono u el otro no implica nada respecto a su calidad. Sus tonos no tienen nada que ver con la calidad sino con las características organolépticas de la materia vegetal empleada.
Lo que sí indican los colores, o los tonos, es la presencia de “impurezas”, pero que en nada afectan la calidad o la salud del feliz dabeador. El color muestra la presencia de los metabolitos secundarios cannábicos y de lípidos, y hasta de taninos que consiguen los tonos más oscuros, por ejemplo.
Los terpenos y los cannabinoides son los responsables de los tonos amarillentos y dorados. De hecho, estos tonos, incluso a veces con una densidad lechosa amarillenta es indicador de que la extracción tiene un buen nivel, una buena diversidad de varios cannabinoides, cannaflavinas y terpenos.
Para blanquear el producto final de la extracción en procesos industriales para la comercialización masiva se utiliza la winterización que mediante bajísimas temperaturas permite retirar grasas y otros compuestos y conseguir así colores más claros.
Una de las formas más utilizada por estos días, sobre todo en el norte, para clarear las extracciones es un proceso que se conoce como remedación de color. Es una técnica de filtrado hecha con presión, calor y una dilución con el que se mezcla el concentrado. La mezcla es filtrada entre materiales como carbón, sílice, arcilla, entre otros y finalmente pasa por el tamiz de un filtro de papel micrón.
El proceso se hace con lo que la industria llama columna de remedación de color. Por ese tubo pasa en este caso el extracto y sale filtrado sin color, o dependiendo de las variables aplicadas con más o menos claridad.
Sus impulsores (y vendedores) aseguran que el proceso elimina impurezas como la clorofila o grasas a la vez que “transparenta” el extracto. Sin embargo, el sabor y el aspecto serán transformados. Esta técnica no ha sido especialmente creada para las extracciones cannábicas, sino que se usa en la industria de la alimentación.
Muchas veces se presentan extractos que parecen de terpenos de tan claros que son. Pero han pasado por estos procesos que muchas veces usa la industria del CBD para los vapeadores descartables.
Creo que remedar el color, no es que sea necesariamente un error, pero es un proceso innecesario, las cosas son como son. Y muchas veces, y esto pasará más y más en América Latina, no sabemos los procesos que los concentrados han atravesado, las empresas siquiera tienen la obligación de informar.
Una buena extracción debe mostrar un equilibrio natural entre claridad y color que garantice un extracto de espectro completo sin demasiadas interferencias por ejemplo de grasas y lípidos.