De palabra a hechos: IV Conferencia Latinoamericana sobre Políticas de Drogas
En Colombia, cientos de activistas se reunieron para seguir coordinando acciones y decir basta a las declaraciones gubernamentales sobre la necesidad de cambiar las políticas de drogas en el continente que se traducen en poco y nada. Los cannabicos alertaron que la naturaleza no se prohíbe y, aunque saludaron los avances, llamaron a seguir plantando porro.
Durante diciembre de 2012, la IV Conferencia Latinoamericana sobre Políticas de Drogas reunió en Bogotá a cientos de activistas de diversas tendencias y opiniones, que buscan un cambio en el paradigma de lucha contra las drogas.
La IV Conferencia Latinoamericana sobre Políticas de Drogas reunió cientos de activistas para seguir coordinando acciones y alertar sobre la necesidad de cambiar las políticas de drogas en el continente que los gobiernos traducen en poco y nada. Los cannábicos alertaron que la naturaleza no se prohíbe y, aunque saludaron los avances, llamaron a seguir plantando porro.
El lugar elegido para el encuentro no fue casual, Colombia es por su historia reciente un territorio privilegiado para el tema drogas. Privilegiado porque es un punto geopolítico importantísimo para explicar la historia de las drogas de tráfico ilícito. En gruesos trazos se debe destacar cómo en los años ‘70 la hierba que se cultivaba en la Sierra Nevada de Santa Marta (punto rojo y kripi, entre otras) eran enviadas a Estados Unidos. El negocio creció y pronto vinieron los arrestos, algunos de los que vivieron en carne propia el encarcelamiento se dieron cuenta que el verdadero negocio era otro, la cocaína. Y la cosa se hizo más grande y las armas empezaron a ser parte del tema, tanto como la corrupción y la violencia para controlar territorios. Las intervenciones armadas del gobierno colombiano –tutelado por Estados Unidos– irrumpen con fuerza hacia fines de los noventa. Ante la amenaza, la producción de los cultivos declarados ilícitos se expandió por toda Colombia.
El tráfico tenía escala obligada en México hasta que las facilidades que otorgaba el país se transformaron, los grupos que almacenaban las drogas comenzaron a venderlas directamente en Estados Unidos. Tal como la producción, la distribución se trasladó de Colombia a toda Centroamérica. Cuando México comenzó a controlar su frontera aérea desparramó los depósitos y parte de la producción por otros países centroamericanos. Las bandas de narcotraficantes mientras se expandían en territorio mexicano también lo hacían en Honduras, Guatemala, Belize y otros países, asociándose a las Maras y pandillas locales, que como nunca contaron con dinero constante y sonante, además de un creciente poder.
La violencia que se genera en el camino es preocupación de varios gobiernos, organismos internacionales y también de organizaciones de la sociedad civil. Eso explica que Latinoamérica venga dando batalla para modificar, lentamente y capaz que de forma naif, las reglamentaciones internacionales que atan de pies y manos cualquier iniciativa que no sea la violencia.
La IV Conferencia Latinoamericana sobre Políticas de Drogas
Quinientas personas de 20 países participaron de la conferencia y sus eventos satélites. Las conclusiones fueron muchas, tal vez la más importante haya sido la necesidad de pasar de las bonitas declaraciones por cambiar las políticas a solicitar efectivamente ese cambio.
“Ya no alcanza con hablar de los derechos humanos, hace falta pasar a la acción. Esperemos haber pasado de la retórica del cambio de paradigma, al tránsito hacia acciones concretas que construyan el nuevo paradigma que estamos reclamando. (…) Una política que proteja y estimule el desarrollo económico de los campesinos y agricultores en lugar de perseguirlos y encarcelarlos, que priorice su acceso a la propiedad de las tierras, promueva su prosperidad económica y respete el uso tradicional de la hoja de coca”, explicó Pablo Cymerman del comité organizador de la Conferencia. También se refirió a la necesidad de adecuar los tratamientos a una política protectora de los derechos humanos, donde no sólo se trabajen las problemáticas desde la abstinencia sino desde enfoques de reducción de riesgos y daños.
El asunto de los cultivos ilícitos es relevante en un país productor como Colombia. Allí, “el estado no ha establecido una diferencia entre cultivadores y grupos criminales, y descarga sobre aquellos su política de erradicación forzosa, criminalización de productores pobres en nombre del combate a las drogas y de militarización de la democracia local; situación que genera el círculo vicioso expresado en el continúo traslado de los cultivos de uso ilícito”, manifestaron los integrantes de la mesa de Cultivos Declarados Ilícitos. Los cultivadores denunciaron las afectaciones a la salud que han sufrido con las fumigaciones aéreas que consiguieron frenar hace unos pocos años, pero que además han devastado la naturaleza.
Conferencia Latinoamericana sobre Políticas de Drogas: hoja de coca
“Reivindicamos la vigencia de la hoja de coca y sus usos tradicionales como fuente de afirmación cultural y de resistencia, lo mismo que la producción y comercialización de bienes derivados de ella; apoyamos las iniciativas de autocultivo como parte de las medidas de regulación del cannabis, así mismo, su aporte como otra expresión cultural y de comprobados usos terapéuticos”, explicaron los cultivadores.
La Coalición Latinoamericana de Activistas Cannábicos (CLAC) culminó su declaración recordando a los gobiernos que las plantas no se prohíben. “Exigimos a los gobernantes de nuestros países pasar del discurso de reconocimiento de la necesidad de modificar las políticas de drogas, a acciones concretas. Les recordamos que en dos distritos de Estados Unidos se aprobó la venta regulada de marihuana, que Holanda retrocedió con las limitaciones a los Coffee Shops y que en Latinoamérica Uruguay está tomando decisiones en pos del bienestar de su gente”, recordaron los activistas.
Conferencia Latinoamericana sobre Políticas de Drogas: UNGASS
“Valoramos la intención de los organismos internacionales de realizar en 2016 una nueva reunión de la Asamblea General Especial de Naciones Unidas (UNGASS –por sus siglas en inglés-), pero es evidente que la reforma está sucediendo ahora y nosotros no vamos a esperar, por lo que continuamos convocando a los consumidores de cannabis a que cultiven sus propias plantas”, alentaron.
Las conferencias muchas veces tienen la capacidad de anestesiar las iniciativas locales o regionales para que las cosas cambien. Pero en esta Conferencia las cosas fueron diferentes, los activistas trabajaron durante una semana codo a codo, poniendo en común las prácticas, los problemas y las soluciones que América toda viene pensando.