Cinco años de regulación: poco faso en farmacias
El pequeño país sudamericano lleva cinco navidades con porro legal. Aunque el autocultivo y los clubes de cannabis abastecen a más de 10.000 personas, 32.000 registrados en farmacias no siempre pueden acceder al faso legal. autor Demian Khalo foto Santiago Mazzarovich.
Hace exactamente cinco años Uruguay reguló la plantación y la distribución de cannabis. Lo primero que empezó a funcionar fueron los clubes de cannabis. Hoy ya existen 110 que proveen a unas 3.000 personas de cannabis. Más o menos al mismo tiempo, en 2014, comenzó a funcionar el autocultivo. Hoy hay 7.000 hogares registrados para cultivar hasta seis plantas hembra y estoquear hasta 480 gramos de flores secas. No todos se han registrado ¿Por qué darle tu dirección, huella dactilar, profesión y nombre al Estado para comprar marihuana? Esa es la pregunta que muchos se hacen y optan por no registrarse. Los clubes y el autocultivo abastecen cuando menos a 15000 personas, sino más porque mucho de este faso se comparte entre novios, amigos o familiares. El gobierno uruguayo estima que el mercado regulado de cannabis abastece a la mitad de los usuarios o por lo menos los abasteció en algún momento. Durante el primer año las dos empresas que plantan para distribuir en las farmacias, La International Cannabis Corporation (adquirida en septiembre por Aurora Cannabis a 220 millones de dólares) y Simbiosys no pudieron llegar a las dos toneladas por compañía estipuladas en el contrato. Malos manejos agronómicos, desconocimiento, falta de personal capacitado y problemas sindicales son algunos de los asuntos que explican que la demanda esté superando ampliamente a la oferta. En el primer año, las dos empresas consiguieron distribuir menos de 1.300 kilos de marihuana en 17 farmacias de todo el país. Por supuesto que no todos los usuarios pudieron acceder con regularidad al cannabis legal. Además, tuvieron que soportar colas de cuarenta minutos a una hora. Y también llamar a la farmacia a ver si había y correr para llegar antes que se acabe. La demanda es enorme y las empresas y/o el gobierno no han podido cumplir con lo que manda la ley o por lo menos el contrato de cuatro toneladas al año. En diciembre anunciaron que habrá una tercera empresa que abastecerá las farmcias. Desde que comenzó el sistema de farmacias, el 19 de julio de 2017 al 30 de septiembre de 2018, las empresas que ganaron la licitación para cultivar, cosecha y distribuir el cannabis vendieron 248.945 sobres de cinco gramos de cannabis, seis de cada diez se vendieron en Montevideo, la capital del país. Aunque el sistema de dispensación dista bastante de ser el ideal la cantidad producida por las empresas viene en aumento. En febrero de 2018 las farmacias vendían algo más de tres quilos por semana. En estos días a veces llegan a los cinco quilos cada siete días que se agotan en dos a tres horas. Los cinco quilos desaparecen en el mismo día que llegan a las farmacias. La demanda se queda con las ganas de la oferta.
Son muchas las explicaciones para este problema. La primera es política. El gobierno del doctor Tabaré Vázquez es una. Han sido varias las críticas a la gestión sin pasión que ha caracterizado a su gobierno. No solo en esta área. Vázquez es un oncólogo anclado al cristianismo que no puede ver más que un problema en “la droga”, no entiende el fenómeno y está sujeto a las visiones prohibicionistas. Por más progresista que sea le pesa en las orejas el cantar de la sirena prohibicionista. Vázquez no le puso cariño ni recursos a la reforma, simplemente dejó que caminara más o menos y que pase su tiempo de gobernante. El año próximo hay elecciones en Uruguay. La apuesta de Vázquez, aunque él no ha dicho nada de la reforma en tres años y tanto de gobierno, parece ser que pase el tiempo y que se arregle quien lo suceda. Pero eso no lo explica todo. Las empresas han sido bastante ineficientes. En Uruguay siempre se habla de la ineficiencia de “lo público” pero rara vez se habla de la estupidez, los atropellos y la falta de ética de las empresas privadas. Y en este caso vale mencionar que sobre todo Simbiosys es una empresa que ha invertido lo mínimo indispensable, que ha cambiado de gerentes varias veces en poco tiempo, que ha echado a los cannabicultores que sabían de la planta y trabajan con gente que no conoce de marihuana. La otra empresa, ICC Coorp. Es un gigante, un proyecto financiero especulador. Pero así y todo tampoco llegaron a las dos toneladas que debían hacer disponibles en las farmacias. La reforma, aunque han pasado cinco años, es como que recién comenzó. Ojalá que siga habiendo novedades de las buenas y que de la pasmosa dilación se pase a la grandiosa acción de hacer disponible el cannabis en las farmacias todos los días. Como corresponde. Como manda la ley.