Calor, marihuana y verano: el cultivador no tiene vacaciones
Calor, marihuana y verano: cuidados para el cannabis Verano. Calor. Moscas. Todo se condensa en esta época. La fatiga, el descanso. Las noches de verano y el mediodía con las chicharras tronando. Las calles hirviendo derriten el helado.
El calor del verano para la marihuana puede ser mortal. No hay vacaciones para el cultivador. No hay descanso en esta época. Es probablemente uno de los momentos cuando más y más cuidados necesita la planta. Busca la sombra debajo de un árbol, o mejor aún, debajo de una buena mata de cannabis. Y piensa en el cultivo. Aunque sea un ratito. Piensa para dónde lo llevarás, qué vas a necesitar y cómo enfrentarás los factores climáticos. Cómo planificar tus propias vacaciones, o sea el alejamiento de tu influencia vitalísima influencia sobre esas plantas que están vigorosas y saludables, pero a las que todavía les queda un trecho para dar su fruto, para curar sus flores y finalmente encenderlas. Como se enciende una bengala de festejo. Calor. Moscas. Todo se pegotea. Todo es temperatura en ebullición. Por eso es que debemos estar pendientes del riego, de la nutrición, de las plagas, los hongos, las pestes, los insectos depredadores, los insectos beneficiosos que salen a tu jardín cuando estas de vacaciones. La planta habla. Y no estamos locos. La planta manifiesta signos. Los presenta todo el tiempo. Verde es salud. Lo demás son problemas en potencia. Ella dirá si está decaída, si está vivaz, si necesita más o menos riego, si podemos ajustar su electro conductividad o tal vez su potencial Hidrógeno. O quizás haya que transplantar. O esos puntitos amarillos en las hojas, esos ácaros malditos. O si una araña roja empieza con su telar de pudrición. O los trips hacen su colonia y se hacen aliados de los pulgones, las cochinillas, y toda esa banda de bichos que pretenden interponerse entre nuestra felicidad y nuestro objeto de deseo.
Estemos atentos
¿Será necesaria una sombra para algún momento caluroso y/o demasiado luminoso del día? Tal vez no. Podría ser mejor que las plantas tomen todo ese sol latinoamericano al sur. Sí es al sur significa que habrá vientos de todos lados. Vientos que pegan en la cordillera, vientos que llegan del pacífico, pero también del Atlántico. Vientos de la Antártida, vientos de la Pampa, polvo de la Patagonia, humedad y viento oeste del Río de la Plata. No es fácil la tarea del cannabicultor. Y tampoco de la cannabicultora. Y qué pena que no haya una palabra bonita para decir algo así como cannabicultor@s. Cannbicultores me gusta. Pero falta el artículo. ¿Qué te parece “les”? Les cannabibicultores. Es un poco afrancesado. Dejamos el debate abierto. Nos escriben si quieren soluciones a este asunto lingüístico, político, adjetivo y lo pensamos entre todas y todos (edicionlatam@softsecrets.nl). Me fui por las ramas del SCROG. Las ramas podadas. Las ramas fuertes que aguantan los vientos en el Conosur. Esos vientos serán los que te hagan poner un tutor. Atar las ramas, atar el tallo, podar. Ya verás. Tal vez los aproveches para ventilar un invernadero y que no se llene todo de hongos. O tal vez vayas a usar la brisa templada de algún momento para ventilar el secadero. Quizás. Si cultivas en indoor, la tienes complicada, aunque es nada que un aire acondicionado no prevenga. Ese calor que sale debajo del subte, al subir al bus, que refractan los edificios, el asfalto, todo hierve. Y el cultivo también parece que se prende fuego. Sobre todo si tienes unas lámparas de sodio de esas que podrían hacer un huevo frito. Pero el huevo frito está legalizado y lo hacemos en nuestro sartén cuando queremos. Pero este sartén del verano llega cada año a ponernos a prueba. Con ese calor que emana de la tierra y el que brota del cielo. El macadam parece fundirse. El sudor se apodera de los cuerpos y las plantas, la hidratación se hace indispensable y todo transpira: el día, la noche, la tarde, la siesta, el televisor, la Play, las manos en el móvil. Todo tiende a sobrecalentarse acá abajo en el sur. Así que fíjate bien en el agua de tu planta. Metele el dedo índice a la tierra, a la maceta. Hay que chequear que ahí abajo el sustrato está húmedo. No encharques, riega de a poco. No dejes que la planta sufra con el vaivén del viento ni con la rigurosidad del sol ni con la herida del agujero de la capa de ozono en el Cono Sur de América Latina. Cuídala. Y si es orgánico mejor. Basta de contaminar nuestros pulmones y nuestro cuerpo con químicos innecesarios. Disfrutemos de la imperfección de la naturaleza y aprendamos de la perfección. Nuestra planta es perfecta. Por eso estás abriendo esta revista. Que nos una este bello verano que ya llegó y tu cultivo lo sabe. El calor del verano para la marihuana puede ser mortal.