Cannabis, marihuana y cáñamo son lo mismo
El cannabis, la marihuana y el cáñamo son la misma planta. Dan los mismos frutos de las mismas semillas y tienen prestaciones idénticas.
La diferencia entre cannabis, marihuana y cáñamo es la historia de esas palabras. Durante la antigüedad cannabis era el nombre más aceptado para la planta. Nadie distinguía entre usos terapéuticos, “recreativos” o industriales.
Cuando el Imperio Español se apresuró a saquear las riquezas en América Latina a la planta la llamaban cáñamo. Fue fundamental en la propia “conquista” porque las velas, encordados y hasta las vestimentas de los marineros estaban hechas de cáñamo y también de lino.
En varios países de la costa Atlántica americana está documentado el uso de sus flores en la celebración de ritos, sobre todo afro umbandistas en Brasil. De hecho en ese país había grandes plantaciones donde los esclavos secuestrados de África eran puestos a cosechar el cáñamo.
El vocablo cannabis es de la modernidad en América Latina, del siglo XX. Pero tiene raíces en el siglo XVII y XIX (y antes también) cuando los tratados de botánica la describían con ese nombre. Así que podríamos decir que cannabis es su nombre botánico. Hoy cáñamo se le dice a las variedades que por lo general tienen menos de 1% de THC.
La palabra más discutida hoy en día es marihuana. Porque fue la preferida de la prohibición en Estados Unidos. La leyenda dice que los emigrantes mexicanos de principios de siglo XX le decía a Maria o Juana la planta indistintamente.
Las autoridades estadounidenses empezaron a asociar su uso con crímenes, que nunca cometieron los emigrantes, sino los que las policías del Sur de EEUU, las más retrógradas y racistas, endilgaban a los mexicanos a través de los medios ,masivos de comunicación. Por eso parte de la sociedad conservadora los miraba con recelo.
La palabra “marijuana” fue la preferida de los noticieros y era impresa en medio de calificativos de terror en la prensa y también en el cine. Por eso a muchos no les gusta la palabra marihuana. Y quizás sea hora de eliminarla. O resignificarla.
