La historia cañamera de Argentina: de alpargata legal a flor prohibida
Argentina tiene recortados los retazos de su memoria cañamera. Como en todos los países de América, aquella rica historia que empezaba en el cultivo y pasaba por los telares fue detenida. El prohibicionismo hizo trapos añejos al cultivo de cáñamo industrial. Pero hay recuerdos memorables hasta el día de hoy. Las alpargatas “Rueda” tenían suela de cáñamo. Cuerdas de cáñamo atadas sostenían los pies de abuelos y tátara abuelos. Hoy, su siembra y cosecha no paran de crecer, en todo el mundo.
Texto: Germán Pereira. Infografía: María Alconada Brooks.
Utilizada en los cinco continentes como materia prima fundamental a lo largo de la historia. Hubo civilizaciones que utilizaban las fibras y semillas de cáñamo sin conocer las propiedades psicotrópicas de la planta. En cambio, hubo otras que a las propiedades embriagantes o alucinógenas les daban quizás más importancia, usados en rituales o preparados terapéuticos. Después de una extensa campaña de desprestigio y deslegitimación se colocó al cáñamo en la lista de drogas prohibidas en el año 1925, a raíz del Convenio Internacional del Opio celebrado en Ginebra.
Tras la segunda guerra mundial el cáñamo tomó un papel fundamental para la victoria de los Aliados, tanto en el uso de la fibra como el de las semillas. Sin embargo la prohibición persistió en los convenios internacionales anti drogas, celebrados en New York 1961 y Viena 1971. En esos convenios se incluyó al tetrahidrocannabinol (THC) en la Lista I y IV de estupefacientes. Sin embargo, existe salvedad del cáñamo industrial u hortícola, la misma planta pero de muy bajo contenido en THC (0,3%), sin fines psicotrópicos.
Alpargatas no psicoactivas
En Argentina, la ignorancia acarreada por las políticas de prohibición tomó el control y definió que el cannabis es considerado estupefaciente según ley de drogas nº 23.737 de 1989 y su antecesora la dictatorial ley nº 21.671 de 1977. Ambas leyes prohíben el cultivo de cualquier variedad en el país. Inclusive de cáñamo carente de THC. Éste estado es contradictorio porque Argentina adhirió a los convenios de 1961 y 1971 que prohíben la marihuana pero permiten al cáñamo. Sin embargo, durante décadas, casi todo el territorio argentino se benefició de las utilidades y usos, tanto de su cultivo como posterior procesamiento. Existen referencias históricas de próceres como Manuel Belgrano, que en 1797 redactó el documento ¨Utilidades que resultará a esta provincia y a la península el cultivo de lino y cáñamo¨. En él hace menciones al cultivo y sus provechosos usos. Don Manuel Belgrano se apoyó en Martín José de Altoaguirre, amigo y uno de los primeros agrónomos del territorio. Además, introdujo en Buenos Aires el cultivo de cáñamo y lino. Otro de la vieja independencia fue Manuel Antonio Zuloaga. Luego de varias batallas al lado del general San Martín, se retiró a Mendoza e introdujo el cáñamo. En 1825 estableció una hilandería en los claustros del convento de los Agustinos.
En el primer censo nacional de 1869, se contabilizaron tres productores cañameros en la provincia de Mendoza. Además, el relevamiento dice que el cáñamo tiene muy buenos resultados en algunos parajes mendocinos. Hubo postales pintorescas como la de Chocolat Poulain que en el novecientos del siglo pasado caricaturizaba a la Argentina, mostrando que se comercializaba lana, cuero, carne salada, conservas y cáñamo. En los años 20 la empresa Rueda empezó a fabricar las famosas alpargatas de suela de soga de cáñamo. La última personalidad que aconsejó el cultivo de cáñamo como planta industrial fue el general Juan Domingo Perón. El cáñamo no solo fue anécdotas o discursos, hubo varias compañías de argentinas dedicadas a la siembra, cultivo y fabricación de manufacturas. La industria cañamera de esos momentos era rudimentaria. Se aprovechaba más la fibra de la planta. Con ella se confeccionaban estopa, hilo, cuerdas de excelente calidad y utilidad.
Las semillas cosechadas se utilizaban para resiembra o comida de aves. Hay registros de compañías que supieron de sus beneficios. Los trabajos de Fernando Soriano y también de la revista THC muestran muy bien el empeño de los argentinos con el cáñamo a lo largo de la historia. Hoy, varios países, empresas y hasta gobiernos que generan todo un nuevo ramo económico con esta especie vegetal.
La diferencia entre cáñamo industrial y psicotrópico es necesaria para un marco legal que permita el desarrollo económico, social, productivo y ambiental. El cultivo de cáñamo tiene oportunidades por sus virtudes agronómicas, bajo o nulo requerimiento de agroquímicos, rapidez en la maduración para obtener beneficios, versatilidad de productos derivados y no desgasta los suelos. La tecnología actual aprovecha toda la planta de manera sustentable. Hay quien calcula que es posible elaborar más de 5.000 productos y unos 25.000 subproductos con fibras, hojas, semillas y flores del cáñamo. Llegó el tiempo de probar.
Mundo cañamero
El plano mundial con referencia a la siembra, cultivo y posterior proceso del cáñamo está en franca expansión. Muchos estados coinciden en los beneficios tanto ecológicos como económicos de la especie vegetal. En los últimos cinco años, Italia pasó de 400 a 4.000 hectáreas sembradas. Las semillas de cáñamo nutren a la industria alimenticia: galletitas, pastas, panes, cerveza o vino. También se destina a la construcción. En el último tiempo, en Suiza, hay un boom con las inflorescencias bajas en THC. Se la denomina “cannabis light” y es usada para infusiones o vaporizaciones. En Europa el área de cultivo disminuyó considerablemente en 2011, pero aumentó sin parar entre 2012 a 2016, cuando llegó a más de 33.000 hectáreas cultivadas.
Las principales áreas cañameras están en Francia, los Países Bajos, los estados bálticos y Rumania. En los últimos años los derivados alimenticios de cáñamo han entrado a los mercados de consumo masivo a través de supermercados. El sector fibra de cáñamo también se expande. Cubriendo la creciente demanda de la industria automotriz. El mayor crecimiento de este mercado está en los extractos de CBD de la flor del cáñamo. Este cannabinoide no psicotrópico, se usa en aplicaciones farmacéuticas, muchas veces camuflado en la industria de suplementos alimenticios o dietarios. En Canadá la producción está enfocada al sector alimentario. La siembra de 2017 fue de 60 mil hectáreas. La intención de los canadienses es propagar el mercado de extractos de CBD.
En China no hay estimaciones precisas, el cultivo de cáñamo industrial no es legal en todo el país. Hay provincias en las que se ha reglamentado y otras donde se tolera porque genera beneficios para los agricultores. Pero sigue siendo ilegal. Sin embargo, hay estimaciones que certifican cultivos en unas 60 mil hectáreas. La mayoría por su fibra para hacer hilados y telas. En Estados Unidos hay 4.000 hectáreas cultivadas. Y 10.400 sembradas para este 2018. Uruguay y más recientemente Colombia, tienen políticas regulatorias hacia el cáñamo. ¿Latinoamérica se sumará a la marea verde?
Bibliografia
1 Fernando Soriano (2017) “Marihuana. La historia. De Manuel Belgrano a las copas cannábicas”, Bs. As. Editorial Planeta. 2 Julio A. Muzzio (1920) “Diccionario histórico y bibliográfico de la República Argentina” Bs. As., Tomo primero. Librería La Facultad. 3 Fernando Morales Guiñazú (1939). “Genealogías de Cuyo” Bs. As., Monografía UBA. 4 Diego A. Bertone (2015) “Análisis histórico y político de la producción de cáñamo en Argentina”. 5 Mensaje del presidente Juan D. Perón, 1º mayo de 1951. 85 período ordinario de sesiones del Honorable Congreso Nacional. Bs. As., Subsecretaría de Informaciones de la Presidencia de la Nación.
Fuentes
canapaindustriale.it (varios artículos) dolcevitaonline.it (varios artículos) eiha-conference.org/media/files/2017/leaflet/EIHA-2017.pdf hemptoday.net (facebook) votehemp.com/PR/PDF/Vote-Hemp-2017-US-Hemp-Crop-Report.pdf