¿Por qué fumar CBD?

05 Mar 2021

El cannabidiol (CBD) se abre paso en todo el mundo. Por un lado, su estatus es prácticamente legal en varios países que incluso lo comercializan sin mayores restricciones. Por otro lado, el CBD coloca muy bien sin los efectos prolongados de las variedades altas en THC que inundan los jardines de los autocultivadores en todo el mundo. El CBD no te desconecta, ayuda al relax, a concebir el sueño y uno se puede fumar un petardo sin quedar aletargado durante todo el día.


Cuando llegaron a mi país las variedades potentes en manos de bancos europeos todos festejamos. El sabor, el colocón, las tantísimas cepas que se podían comprar para cultivar en el patio. Todo tipo de híbridos, autoflorecientes, esquejes, el panorama del autocultivo en América Latina dio un salto increíble. En casi todos los países desde hace unos diez años se volvió frecuente conocer cada vez más variedades cosechadas en los jardines de amigos. Fue un tiempo mágico. Cargado de nuevas sensaciones. El cultivo se masificó. Y uno podía estar en Buenos Aires, Bogotá, ciudad de México o San Pablo y probar siempre un cruce distinto. Y por supuesto las variedades aclimatadas de tantos amigos cultivetas que se adaptaron a las condiciones climáticas locales potenciándose.

Debemos mucho a esos momentos. De hecho, los grandes colocones de la vida se los debemos a ese movimiento tan grande e importante que ha sido la revolución cannábica, el desembarco de los grandes bancos de semillas en América Latina. 

Todo ha sido positivo de ese movimiento de la globalización cannábica. Incluso ese movimiento ha hecho revalorizar las variedades locales. Y nos ha permitido encontrar fenotipos que se desarrollan muy bien al aire libre que es el cultivo preferido en América Latina.

Otra de las cosas positivas de ese movimiento de los bancos de semillas ha sido la comercialización de variedades altas en cannabidiol (CBD). Aunque todavía son comparativamente limitadas respecto a las variedades de sus hermanas altas en THC, la marihuana rica en CBD es cada vez más popular.

En Estados Unidos se ha creado un verdadero imperio del CBD. En parte porque es un cannabinoide que escapa a las leyes federales y estatales porque se dice popularmente que no es psicoactivo. Que interesante poner ese límite, esa raya. Es mentira que el CBD no es psicoactivo. El CBD es psicoactivo aunque no te deje tirado en el sofá, tiene efecto sobre quién lo consuma. Es otro efecto distinto a las variedades altas en THC. Uno que no nubla la mente, más bien la enciende, relaja, auspicia el sueño y da una plácida calidez muy interesante.

Pero parece que el CBD ha ganado espacio en el mundo de la legalidad promoviendo que no es una variedad psicoactiva. Y quizás esté bien así. Quizás sea una buena estrategia. En última instancia será el usuario que evalúe por qué consume lo que consume.

No deja de ser curioso que hasta los organismos de Naciones Unidas, que tan ciegamente han celado la prohibición de las drogas declaradas de tráfico ilícito, ahora digan que el CBD tiene potenciales terapéuticos. O que un país como Uruguay haya exportado 14 toneladas de marihuana alta en CBD el año pasado (y con menos de 1% de THC) a Suiza. Está bien que ocurran esas cosas. Hace tiempo que lo pedimos. Pero no le quitemos la psicoactividad al CBD, que la tiene, a su manera, pero la tiene.

Cultivando CBD
El cultivo de variedades de CBD no tiene diferencia alguna con sus hermanas llenas de tetrahidrocannabinol. Es igual. Es la misma planta. Son variedades interesantes, con vigor y crecimiento explosivo por lo menos las que he probado. Quizás el punto más débil es que son variedades muy susceptibles a hongos. No es tan fácil encontrar cepas aclimatadas al calor seco o la humedad que según la región en América latina condiciona gravemente las variedades pensadas para cultivo de interior.

Para esta temporada elegí mayoritariamente variedades ricas en CBD. Y perdí algunas por tizón. Igual vale la pena. Ya me aburrí un poco de esos estados alterados de (eeeeee…. eeeeee…) de colgadera mental. El CBD me limpia como el limpiaparabrisas del auto y me deshumifica el cerebro como el vidrio de un auto en un día de niebla y humedad al mismo tiempo.

Cultivar estas variedades también me da un plus. Un cultiveta siempre debe pensar en los potenciales riesgos que pueda tener con la llamada ley y con el llamado orden. Cultivando CBD, si somos hábiles declarando (y tenemos un abogado que lo comprenda), podemos demostrar fácilmente que sí es una planta de marihuana pero que no tiene THC por lo que no estamos hablando de la planta fiscalizada por las convenciones internacionales de drogas que la penalizan porque penalizan el THC. Sino de una variedad de cáñamo. Es un pensamiento paranoide pero que todo cultivador ha tenido alguna vez. 

Como sea. El CBD es estupendo porque permite fumarse un canuto entero y disfrutar del agradable sabor de la marihuana sin sufrir los efectos secundarios de fumarse dos gramos de cannabis alto en THC.

El CBD es mucho más sociable y le quita esa circularidad a la mente que para muchos de nosotros trae aparejado el THC. Lo único, quizás malo, es que tampoco hay una diversidad de sabores y bouquets como con la marihuana alta en THC. Pero imagino que es una cuestión de tiempo. Que no pasará mucho más antes que nos sorprendan cepas de CBD jugando con los tonos de un diésel, un skunk, una blueberry. Por ahora las que he probado son más bien afrutadas. Pero eso puede tener que ver con la latitud donde vivo. Y que quizás haya variedades (siempre las hay) que no llegan por aquí.

Mi recomendación es dígale sí al CBD, Pruébelo y saque sus conclusiones. Quizás no sea para usted. Quizás sí, como en mi caso.