¿Por qué el cannabis se lleva tan bien con el arte?
Arte y cannabis.
Desde tiempos inmemoriales el cannabis ha estado en boca de artistas: músicos, escultores, pintores, poetas, escritores. No todos. Pero sí muchos y muchas han usado el cannabis como una forma de expandir sus sentidos y también de conectar con sus públicos.
Desde William Shakespeare a Mon Laferte, desde Charles Baudelaire a Jorge Drexler. De Andrés Calamaro, que hasta se las tuvo que ver con los jueces por una canción, hasta Louis Armstrong, el mundo de los artistas y el cannabis va de la mano.
Claro que el uso de drogas en determinadas situaciones abre las puertas de percepción como se titula el maravilloso libro homónimo de Aldous Huxley y que fue inspiración para bautizar la banda californiana The Doors. Pero también abrió las puertas del misticismo con por ejemplo para Bob Marley y su conexión con el rastafarismo.
Hay y hubo también en la relación artista cannabis una forma de resistencia cultural. Pensemos en Los Beatles cuando fueron a saludar a la reina de Inglaterra visiblemente colocados. O en Manu Chao, los Clash, y prácticamente todas las bandas rockeras de entre los años 60 y 90.
También entre cannabis y arte hay y hubo una forma de hacer negocio. Pensemos en Snoop Dogg y sus regalías por parafernalia cannábica. O en la línea de semillas que el trapero argentino LGante lanzará próximamente al mercado. De hecho, los reguetoneros y traperos por estos días probablemente sean quienes más endiosan la planta. Pensemos solamente en las letras del Anuel LL.
Más allá de los usos hay también varias hipótesis científicas de por qué el cannabis se lleva tan bien con el arte. El cannabis estimula el lóbulo frontal del cerebro que es una de las zonas más importantes para la estimulación de la creatividad.
Otra de las facetas que se los científicos citan habitualmente es que el cannabis auspicia el llamado pensamiento divergente, es decir la capacidad de percibir el mundo de varias maneras incluso sin conexión aparente a primera vista. Algo de lo que los artistas se nutren.
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Demian Jara
