La historia del cannabis en Europa
Desde 1960 el uso de cannabis en Europa tuvo un incremento inmenso en el número de usuarios. Hoy más europeos que nunca usan cannabis médico o social. Con el cannabis medicinal siendo aprobado en más y más países las tasas de uso es más probable que sigan incrementándose en la próxima y la siguiente década. La ironía más grande es que la prohibición del cannabis hizo muy poco para limitar la demanda o reducir el número de usuarios. El cannabis no se originó en Europa. Se cree que es nativo de la India sub continental y de Asía central.
Cannabis y la Invasión Francesa de Egipto.
Una de las largas exposiciones de los europeos al cannabis se dio en Egipto a finales del 1700. Napoleón Bonaparte invadió Egipto en 1798 con miles de tropas en una campaña que duró hasta 1801. Bonaparte estaba, entre otras cosas, defendiendo los intereses comerciales de Francia.
La campaña significó largos viajes en Medio Oriente, primeramente, en Siria y Egipto. La cultura musulmana no permite el uso de alcohol para las tropas en estas campañas. La producción de alcohol había sido prohibida e ilegalizada por las leyes del islam. Las tropas francesas buscaban algo de diversión y relax social en Egipto y Siria. Los locales tenían la solución perfecta: hachís.
Grados militares haciendo hachís.
Las tropas disfrutaban de su hachís y el asunto se divulgó rápidamente. El alcohol estaba fuera del menú gracias a la prohibición local. Pero el hachís probó ser muy popular en cada evento, era el único juego en el lugar. El hachís debió ser visto como una extraña experiencia para los soldados que no habían probado nada similar al momento. El genio salía de la lámpara. De pronto, se habían creado un gran número de fans del cannabis y muchos de ellos volvieron a Europa para contar la historia.
Es irónico considerar que la prohibición del alcohol habilitó la introducción de tan placentera alternativa. El interés en el cannabis siguió tomando impulso, y los reportes sobre el uso de cannabis siguieron goteando en Europa. El doctor francés Jacques-Joseph Moreau viajó a Medio Oriente y al norte de África en la década de 1830 y escribió sobre los efectos psicológicos y los usos de cannabis. Moreau tenía una personalidad influyente, se convirtió en miembro del Club Parisino de los Hashischins. Era un club de comedores de hash formado en 1844. Se puede decir que fue como un club de cannabis primerizo. Sus miembros se encontraban en el Hotel de Lauzon en Paris.
El club de fumadores y devoradores de hachís disfrutó de copiosas cantidades de cannabis. Las personas educadas creían que el cannabis ofrecería una perspectiva creativa diferente. Era popular entre escritores, poetas, artistas y filósofos. Aprendieron de las tropas de Bonaparte, encontraban que consumir y fumar grandes cantidades de hash inducía estados mentales diferentes. Moreau fue el primer científico en escribir un libro sobre drogas en 1845, se llamó “Hachís y Alienación Mental”.
Moreau experimentó primero por sí mismo, consumiendo grandes cantidades de hash y explorando los diferentes estados entre estar dormido, consciente y quedar bajo el poderoso efecto psicológico del hash. En aquel tiempo había un gran interés en drogas como el cannabis y el opio, y un cierto grado de curiosidad entre los europeos. Otros doctores, como William Brooke O’Shaughnessy, habían usado y estudiado el cannabis. Este doctor trabajaba como oficial médico en Bengala. Llevó una cantidad de cannabis de vuelta a Gran Bretaña con él y generó un renovado interés europeo y conciencia sobre el cannabis.
También las reglas, restricciones y prohibición.
Desde finales de 1800 el uso de cannabis en Europa comenzó a incrementarse. Varias rutas de comercio europeas, imperios y colonias, aseguraron que el cannabis pasara rápidamente de un país a otro. Las semillas de cannabis eran fáciles de transportar y que crecieran en sus nuevos destinos. Después de la primera cosecha, siempre hubo una segunda. Y así el cannabis se desparramó de Europa a América del Sur y más allá.
Muchas de las primeras personas en popularizar el uso de cannabis eran nobles exploradores, doctores e influyentes escritores. Pero en la medida que la cultura cannábica comenzó a expandirse trabajadores y esclavos comenzaron a disfrutarlo crecientemente. Y ello significó que las autoridades se mostraran dispuestas a prohibir y restringir el uso. A finales de 1800 y principios de 1900 varias formas de prohibición fueron introducidas. Mucha de esta legislación tenía el objetivo de prevenir el uso de cannabis por parte de trabajadores africanos, indios y asiáticos.
Mediados del s. XX: la guerra contra las drogas comienza.
A medida que el consumo de cannabis se generalizó entre 1950 y 1960, los gobiernos preocupados comenzaron a reprimir mucho más el consumo de cannabis. Las Naciones Unidas (ONU) lideraron desde el frente con varias convenciones sobre el cannabis y contra quienes disfrutaban consumiéndolo.
Quizás esta ilegalidad mal colocada hizo interesarse a algunas personas más en el cannabis. Una lección de las convenciones de la ONU contra el cannabis es que simplemente no funcionaron. El consumo de cannabis explotó a partir de la década de 1960 en Europa y en el resto del mundo. A las personas no les gustaba que les dijeran cómo relajarse y ciertamente no les gustaba que las juzgaran o estigmatizaran por ello.
Liberalización y usos médicos.
Muchos europeos sintieron que las restricciones sobre el consumo de cannabis eran una reacción excesiva e inapropiada de un estado-niñera. La prohibición no estaba funcionando por una simple razón: la gente disfrutaba su cannabis y no le gustaba que otros le dijeran que no lo hagan. En 1972, el gobierno holandés comenzó a diferenciar entre drogas peligrosas y menos peligrosas.
La tolerancia había llegado y los coffee shop comenzaron a suministrar cantidades personales de cannabis a los ciudadanos y también a muchos turistas. Millones de europeos disfrutaron el cannabis desde entonces. No creyeron la propaganda anti-cannabis de sus gobiernos y todavía no lo hacen. Lo que es más, muchos de los nuevos consumidores de cannabis reportaron algunas observaciones profundas. Afirmaban que el cannabis tenía algunas propiedades notables para quienes padecían una amplia gama de afecciones médicas.
Constatación que el cannabis tiene usos médicos.
Los reclamos de usos médicos para el cannabis no se tomaron en serio durante muchos años. El Reino Unido solo legalizó el cannabis medicinal en 2018 e incluso aún no hicieron un buen trabajo del todo. La propaganda contra el cannabis se había hundido y no era fácil deshacerla. Pero el cannabis medicinal se convirtió rápidamente en un tema candente en lugares como EE. UU.
Y se legalizó en California en 1994. Fue fácil hacer a un lado la evidencia, pero fue imposible ignorarla por completo. A medida que el consumo de cannabis medicinal ganó fuerza, el interés público y las tasas de uso siguieron aumentando. Las normas y regulaciones contra el cannabis comenzaron a parecer cada vez más tenues y consideradas con los enfermos.
Las variedades de cannabis ricas en CBD fortalecieron aún más el uso médico del cannabis. Compañías como Dutch Passion también están estudiando la reproducción selectiva de variedades para enriquecer las variedades de cannabis con algunos de los cannabinoides menores que pueden abrir nuevas posibilidades medicinales en el futuro.
El futuro del cannabis en Europa.
La historia nos muestra que el cannabis medicinal tiende a liderar el camino. Una vez que el cannabis medicinal sea aprobado, el miedo político disminuirá y la legalidad del cannabis recreativo se podrá discutir con menos histeria. La decisión de legalizar el cannabis de tantos estados de EE.UU., junto con Canadá y Uruguay, muestra una dirección probable para Europa. La próxima década debería ver cómo los primeros países europeos legalizan el cannabis recreativo. Europa también podría ver pronto el cultivo comercial de cannabis para usuarios médicos y recreativos. www.dutch-passion.com