La chilombiana: Un mito nacido en el Aconcagua
Historiadores, documentalistas, breeders y fumadores se han preguntado por la chilombiana. ¿Existe como variedad? ¿Es sinónimo de punto rojo? Conversamos con algunos de ellos para intentar rastrear los orígenes de la misteriosa chilombiana, la planta que todo chileno ha fumado pero de la que nadie podría decir con certeza: “Es esta”.
Hablar de la chilombiana es hablar de un trozo de la historia de Chile. De una época donde el cáñamo era abundante y parte fundamental de la economía del valle central, fundamentalmente del Aconcagua. De una época donde los cogollos eran casi un residuo de la producción industrial. Si no la regalaban, su precio era bajísimo. Abundan mitos sobre personas que en los 70’ cambiaban un pantalón de jeans por un saco de cogollos.
O campesinos que usaban las flores de la planta como forraje para animales. Durante la segunda mitad del siglo XX entraron semillas de Colombia. Fundamentalmente porque eran plantas que se adaptaban bien y eran más grandes. Podían alcanzar fácilmente los tres o cuatro metros de altura. Por tanto, aportaban más materia vegetal para su uso industrial. Lo que no sabían es que esta variedad con mayor nivel de THC terminaría dando más “pegue” a la marihuana chilena y dando origen a la mítica chilombiana.
Chilombiana: producto del valle del Aconcagua
“Estas plantas se adaptaron perfectamente bien al valle del Aconcagua. Y se habrían mezclado con la ‘cannabis chilensis’ y este cruce sería la chilombiana. Eso al menos dice el mito popular. Sin embargo, se sabe que no sólo entraron semillas de Colombia. Sino también de muchos otros países a través del puerto de Valparaíso. Además, no sólo entró un tipo de planta desde Colombia.
Ni tampoco había sólo una variedad en Chile. Por es podemos hablar de la existencia de la chilombiana. Pero difícilmente podemos hablar de ella como una variedad pura o definida”. Así lo cuenta Nelson Rivas, historiador que durante años se ha dedicado a desterrar la olvidada historia del cáñamo en Chile. Parece “Quijotesco” dar con una chilombiana pura.
Pero sabemos que es una planta predominantemente sativa. “Tanto la variedad chilena como las que entraron de Colombia, fundamentalmente la Colombia Gold, eran variedades predominantemente sativas” explica Pablo Trujillo, documentalista de “En busca de la Chilombiana”. “Creo que la chilombiana es como el perro quiltro chileno. No existe de una forma establecida, dos perros pueden ser muy distintos y no hay uno más quiltro que el otro. Con la chilombiana es lo mismo. Cualquier marihuana salida del Valle Central puede llamarse chilombiana. Es una especie de denominación de origen”, cuenta Pablo. Más sobre La Chilombiana una hija del punto rojo colombiano