España, modelo de regulación asociativo
En el territorio español existe un modelo regulatorio donde las asociaciones de cultivadores terminan poniendo las reglas ya que ni los estados ni España han reglamentado formalmente la existencia de los Clubes Sociales de Cannabis.
En España el consumo está habilitado pero dependiendo de los gobiernos de turno y las ideologías de policías y jueces los usuarios se enfrentan a mayores o menores problemas. Desde 1993 asociaciones de usuarios y cultivadores de marihuana han presionado a las autoridades para que reconozcan sus cultivos compartidos. Algunas resoluciones judiciales les dieron la razón, pero quedaron habilitados solamente por la jurisprudencia. No existe reglamentación alguna a plantar colectivamente sin fines de lucro las plantas necesarias para abastecerse de marihuana. Uno de los casos más sonados fue el de la asociación Pannagh. Cuatro de sus miembros fueron detenidos y el cultivo incautado en 2005. Al año siguiente el Parlamento europeo volvió a darle la razón a los cultivadores y usuarios asociados.
Se pronunciaron argumentando que el auto cultivo de marihuana o su consumo quedaba excluido de la punición por no tratarse de tráfico y estar permitido en la legislación interna de España. En la misma fecha la justicia española devolvió 17 kilos de marihuana a la asociación. La Federación de Asociaciones Cannábicas de España reúne actualmente a decenas de agrupaciones en todo el país. Presta asistencia para la formación de clubes enmarcados en principios éticos y buenas prácticas. Los clubes de la FAC son asociaciones que se auto abastecen distribuyendo cannabis exclusivamente entre sus socios, todos mayores de edad y en un ámbito privado. Así reducen los riesgos asociados al mercado clandestino y al uso del cannabis, alejando a los usuarios de entornos inseguros.
Los clubes pagan todos los impuestos, aportes a la seguridad social y tienen un carácter sin fines de lucro. En el registro que el club hace de sus socios el usuario declara que es usuario de marihuana. También pueden inscribirse personas con las enfermedades reconocidas por la Asociación Internacional por el Cannabis como Medicina. El participante firma un acuerdo donde prevé su consumo durante un año y paga una cuota acorde para que el asociación pueda solventar sus gastos. Autogestión y horizontalidad son dos de las características más notables de los clubes agremiados en la FAC. La distribución de la marihuana se hace en pequeñas cantidades para el consumo de algunos días.
El límite máximo de cannabis es de entre 2 y 3 gramos por día. Las únicas excepciones posibles son las de pacientes que usan marihuana medicinal. Desde que los Clubes Sociales de Cannabis de la FAC comenzaron sus actividades reclaman una reglamentación clara pero todavía no la consiguen a pesar que si han conseguido una cierta libertad y el respeto de la población por su transparencia.