Cáñamo chileno: patrimonio material e inmaterial
La actividad industrial del cáñamo que representó el cannabis en Chile todavía muestra sus raíces. Hacemos un viaje por el ámbito patrimonial e histórico cañamero. Para conocer la potente influencia que tuvo la planta de cannabis.
Por Nelson Rivas Cuando hablamos de patrimonio debemos considerar sus dos variantes, el natural y el cultural. Cuando hablamos del cáñamo y del cannabis en general, podemos apreciar que podemos aplicar o asociar a cualquiera de estas variables patrimoniales alguna parte importante de la historia cannábica de Chile.
Cáñamo: cuestión de reyes
Desde la introducción del cannabis en 1545, la planta se insertó como parte del patrimonio chileno. Introducida como cultivo indispensable para los intereses de la corona su versatilidad y arraigo la fueron posicionando como un cultivo esencial para el desarrollo de productos tan importantes como la ropa y los artículos navieros (jarcias, cordelajes menores y velas de embarcaciones). Luego fue un cultivo representativo de nuestro campo en los siglos coloniales. Tuvo sus respectivos vaivenes de producción con negras temporadas. Y también tuvo medidas de reposición, como por ejemplo la destinación en el siglo XVII de terrenos vacíos para la plantación y beneficio del cáñamo. Las Reales Órdenes en la segunda mitad del siglo XVIII, intensificaron un cultivo de gran relevancia para los intereses de la corona española, que muchas veces se quedaba corta con la producción de las sementeras de Cataluña y de otros sitios del antiguo Imperio Español. Los cultivos impulsados se dieron gracias al entusiasmo del gobernador Benavides. Que entre 1780 y 1787 fomentó la industria. Cambios e impulsos tambíen hubo durante los siglos XIX y parte de la primera mitad del XX. El patrimonio cultural material es una herencia de nuestros antepasados muy interesante de apreciar.