Bolsonaro: una gran amenaza fascista
En las vísperas de la segunda vuelta de las elecciones mayoritarias de 2018, activistas, cultivadores y pacientes de cannabis medicinal brasileños temen la amenaza fascista del candidato que probablemente sea electo presidente del Brasil. Es muy probable que el prohibicionismo se endurezca en el país. author Mônica Pupo*
Brasil contra las mujeres, el cannabis, los indios, los gays y casi todo lo que tenga vida
Hace mucho tiempo no se veía una elección presidencial tan disputada en Brasil. Mucho más allá del principal cargo del Ejecutivo, lo que está en juego es una peligrosa lucha entre la democracia y el fascismo. Los votantes brasileños asisten a un pleito rodeado de controversias tenebrosas, incluyendo alusiones al nazismo que pueden impactar negativamente en la vida de las poblaciones más frágiles como las comunidades LGBT, negros, indios, mujeres y por supuesto los usuarios de cannabis y otras drogas.
Las elecciones de 2018 pusieron a prueba los ánimos (y las amistades) de los brasileños. Incluso entre familiares y viejos amigos, el clima de animosidad surge cuando los temas políticos entran en la rueda, hay una polarización de opiniones irremediable y radical. Jair Mesías Bolsonaro representa el mínimo de empatía y de sentido común. Militar de la reserva y político profesional, hace 27 años ejerce su mandato como diputado federal por el estado de Río de Janeiro, habiendo hecho poco (o casi nada) de relevante en el período excepto hablar mal de minorías y de las mujeres.
Integra el Partido Social Liberal (PSL) de extrema derecha y está alineado con las ideas más conservadoras y obviamente los conceptos más prohibicionistas posibles. Bolsonaro es asumidamente homofóbico, machista y racista, además de haber defendido la tortura y la dictadura públicamente en varias ocasiones. Bolsonaro no se destaca por sus proyectos políticos, lo que lo hizo tan famoso para conquistar una enorme y mayoritaria parte del electorado brasileño, fue su discurso de odio que atenta contra prácticamente todas las minorías.
Radiografía de un fascista
Es triste admitir que fueron justamente los discursos de odio que hicieron a Bolsonaro ganar fama y ser alzado a la condición de "mito", conforme lo denominan sus electores. Más triste aún, sobre todo como brasileña que soy, es constatar la enorme cantidad de ciudadanos que se identifican con sus ideas y palabras. En un país tan misógino y marcado por la desigualdad social como Brasil, Bolsonaro se afirmó como racista. Al ser preguntado en una entrevista sobre lo que haría si alguien de su familia se enamorara por una persona negra, declaró "no correr ese riesgo", pues "educó muy bien” a sus hijos.
En el año 2017, durante una conferencia disponible en Youtube, Bolsonaro ofendió gravemente a la población quilombola, una población negra que vive bajo sus propias reglas herederos de las comunidades negras que se liberaron en la época de la colonia y se fueron a vivir a la selva, escondidos. "Yo ya fui a un quilombo, (…) no hacen nada, creo que ni para el procrear sirven más. Más de mil millones de dólares al año se gasta con ellos”.
La declaración acabó abriendo un proceso judicial, logró esquivar la condena tras maniobras jurídicas y mucho tráfico de influencia. Otra minoría que despierta el odio de Bolsonaro son los indios, los primeros habitantes de Brasil. En varias ocasiones, el candidato declaró su deseo de extinguir órganos estatales y ONG's dedicados a defender los derechos indígenas, entre ellos sus tierras.
Además del racismo, la homofobia es otra característica típica de Bolsonaro que declaró a la revista Playboy que sería incapaz de amar a un hijo homosexual. "Prefiero que un hijo mío muera en un accidente que aparezca con un bigotudo". Lo dijo sin temor de parecer homofóbico o intolerante. En 2011 Bolsonaro declaró que "a nadie le gusta el homosexual, la gente soporta". Las mujeres también son blanco constante de los discursos de odio del candidato misógino, para quien tener una hija mujer es una "debilidad". Además, Bolsonaro defiende que las mujeres, por el hecho de quedar embarazadas, deben recibir salarios inferiores a los hombres.
De comportamiento discordante y agresivo, Bolsonaro está siendo investigado por la justicia en un proceso de incitación a la violación debido a las ofensas pronunciadas contra la diputada María del Rosario. En 2014, dijo en medio del plenario de la Cámara de Diputados, que no violaría a su colega "porque no se lo merece". Bolsonaro es maestro en engañar a los más incautos con su discurso liberal en relación al porte de armas. Es admirador de Estados Unidos y Donald Trump, le encanta citar ejemplos de la política armamentista de los yanquis, mientras ignora y condena el uso de marihuana y el aborto. Bolsonaro defiende el derecho a portar armas en casa mientras condena otras libertades.
#él no
No fue casualidad que las mujeres hayan impulsado el mayor movimiento popular de oposición a Bolsonaro. En un grupo en Facebook, casi cuatro millones de brasileñas organizan actos y manifestaciones por todo el país con el objetivo de combatir el machismo, la misoginia y todas las formas de prejuicio propagadas por Bolsonaro. El movimiento dio origen al hashtag #Elenão. En un momento en el que gana fuerza la discusión sobre el cultivo de marihuana para fines medicinales, la comunidad cannábica brasileña también teme la victoria de Bolsonaro.
Con sede en Río de Janeiro, la Asociación de Apoyo a la Investigación y Pacientes de Cannabis Medicinal (Apepi) lanzó una carta abierta posicionándose contra el candidato. "Vean que la propuesta de ese candidato es exactamente la misma que hace años intentamos combatir. La política represiva que mata a personas inocentes y no resuelve la cuestión del tráfico de drogas y la violencia en el país”. Bolsonaro también dijo que va a ser difícil pero que va intentar terminar con el activismo, con los activismos.
Así están las cosas en Brasil, tristes. *Mônica Pupo es activista, periodista, editora del sitio Maryjuana.com.br, principal plataforma de informaciones sobre cannabis de Brasil.