La medicina de mamá se latinoamericanizó
Por primera vez la red continental Mamá Cultiva se encontró físicamente. Fue en Colombia, asistieron representantes de seis países que se comprometieron a seguir peleando por leyes que contemplen el autocultivo, el cultivo solidario y fitofármacos de calidad a precios accesibles.
“Mamá Cultiva son madres guerreras que salieron de la oscuridad y se unieron para dar alivio”, resume Paulina Bobadilla. Fundadora de la organización que nació hace casi siete años en Santiago de Chile. Su hija Javiera tiene once años. Hace seis años y medio que usa cannabis. “Con las mejores sorpresas, nunca nos imaginamos que esto nos iba a ayudar de tal manera”. Javiera creció a pesar de los peores pronósticos. Como también creció esta organización de madres. Que además se expandió por varios países latinoamericanos. El mes pasado este grupo de madres latinoamericanas se reunió por primera vez. Llegaron a Río Negro, Antioquía, en el corazón colombiano, representantes de seis países latinoamericanos.
Había muchas mamás que no se conocían en persona. Sino por la interacción en redes sociales. “Por eso fue bastante constructivo, pudimos aclarar bastantes puntos principales”, dice Paulina Bobadilla, fundadora de la organización que hoy es una referencia para varias familias en otros países latinoamericanos que se agruparon debajo de sus polleras. El encuentro reunió a médicos, científicos y por supuesto también a activistas. Incluso participó la policía antinarcóticos de Colombia. “Cada vez estamos más cerca de las autoridades de los países mostrando nuestra realidad. Les mostramos que no podemos esperar leyes absurdas que cada país tiene por la prohibición, porque nuestro dolor es ahora.
No podemos esperar que haya leyes o un fitofármaco”, repite en cada entrevista Bobadilla y también lo hace en esta. La oficial de narcóticos que fue se “sorprendió porque permanentemente están saliendo artículos de madres que usan cannabis para sus hijos. Pero ver a una red latinoamericana que no baja los brazos”, parece haber puesto una cara que la policía no está acostumbrada a ver: madres, familias y el dolor que solo se aplaca con esta planta diabolizada en el último siglo. Pero los tiempos nuevos también le llegan a la policía.
“Le sorprendió bastante y hasta entendió un poco que fuéramos contra de las leyes”, opina una de las fundadoras y bastión de Mamá Cultiva sobre la oficial que escuchaba a aquellas madres organizarse para darle algo que las leyes entienden ilegal: un fitofármaco no estandarizado que proviene de un cultivo familiar. “Pese a que no les gusta mucho nuestro autocultivo sí lo entienden”, dice Bobadilla. “Para nosotros es importante respaldar con leyes al autocultivo, los clubes colectivos y también la producción de fito fármacos pero de muy bajo costo”, advierte la madre de Javiera que tuvo un progreso notable que cualquier archivo de televisión podría mostrar en no más de dos minutos.
La necesidad de fitofármacos cannábicos a precios accesibles para todos fue un imperativo durante la reunión de Colombia. “Lo remarcamos en la asamblea y el seminario. (…) Mamá Cultiva cultiva su cannabis, si alguien quiere ir a comprar: perfecto. Pero no nos pueden quitar nuestro derecho al autocultivo”, reafirma. Los países latinoamericanos parecen atados a importar, mayormente productos con una sola molécula del cannabis: el CBD. Lo hacen de la mano de la industria farmacéutica a un precio alto.
“Nosotros creemos en la planta completa, en especial para nuestros hijos. La experiencia nos dice que la sinergia de toda la planta es la que funciona no solo un cannabinoide aislado”, asegura la mamá que ayuda a otras mamás a conseguir su propia medicina. El próximo año las madres latinoamericanas que cultivan volverán a reunirse. Porque “fue muy productivo el encuentro”. El escenario en el continente no es el mejor. “Con gobernantes de derecha en América Latina es súper complejo que se abran todas las vías de regulación integral al cannabis”, opina Bobadilla.