Cultivo exterior: preparando el sustrato

Soft Secrets
20 Sep 2015

Si vas a plantar en exterior conviene que prepares la tierra con anticipación. Estudia el terreno, orienta tu cultivo mirando al norte. Ten cuidado con la fertilización, planea tu cultivo de exterior para tener los mejores resultados, cuida la siembra, el vegetativo, la floración, las plagas y santos humos.


El terreno exterior

Antes de ponernos a plantar hay que elegir un terreno bien orientado, de ser posible orientado al norte. Que sea poco visible desde lugares de paso, cuanto más inaccesible mejor. Para las casas con jardines o balcones dentro o cerca de núcleos urbanos, hay que tener cuidado de que nuestra zona de cultivo no se vea contaminada lumínicamente con faroles u otras luces exteriores pues trastornarían el fotoperíodo y estresarían a las plantas, a menos que sean autoflorecientes.

Para plantar en tierra, tendremos que trabajarla como mínimo 20 días antes de sembrar. Para ello, delimitaremos el espacio que vamos a destinar a las plantas en base al número que vayamos a plantar. Las plantas deben tener entre uno y dos metros de separación entre ellas. Una vez delimitada la zona, limpiamos de hierbas y yuyos dejando sólo las pequeñas hierbas que crecen poco más que a ras de suelo. Con una pala plana, hincamos unos 10 centímetros y levantamos la tierra para darle la vuelta. Con esto, al dejarlo reposar entre 20 y 30 días, hacemos que ese manto se descomponga y cree humus. Al pasar este tiempo, con la misma pala, podemos desmenuzar el terreno y observar sus cualidades. Lo ideal sería tener un suelo esponjoso que no se apelmace, pero esto no siempre es así y nos encontramos con suelos pobres o arcillosos.

Si vemos que nuestro suelo se queda pegado y apelmazado por un exceso de arcilla, hay que trabajarlo un poco más para oxigenar el área de las raíces y que la tierra drene, así no formará barro con los riegos o lluvias. La solución es hacer un hueco de un metro de profundidad y formar una capa de arlita (arcilla expandida). Otra opción, si el espacio es grande, es hacer este drenaje no a todo el terreno, sino a cada planta. Si la tierra es pobre, tendremos que añadir biomezclas para enriquecerla. Estas biomezclas contienen una serie de elementos como plumas, gallinácea, algas, humus, guano, que llenarán tu suelo de nutrientes. Te puedes ahorrar todo este proceso si usas macetas, pero recuerda tener tiestos de unos 30 litros, con drenaje y tierra buena para rellenarlos.

La siembra en exterior

A rasgos muy generales, para plantar en exterior hay que esperar que el clima de tu zona sea lo más estable posible. Es decir cuando pasan las lluvias y las nubes. Si vamos a plantar semillas hay que germinarlas bien, contando con el calendario lunar. El método más conocido es colocar la semilla entre dos papeles de cocina húmedos —no mojados— y entre dos platos para que no entre luz. Es necesario que tengan cierto calor, una opción barata sería encima de la nevera.

Una vez que las tenemos germinadas, las plantamos en el terreno preparado. Antes de ponerlas en el suelo, podemos tomar una bolsa de un buen sustrato por planta, cavamos un agujero para unos 30 litros y lo echamos todo. Nuestra planta ya puede ser colocada en el suelo. Luego, cubrimos toda la superficie con una fina capa de bolitas de arcilla expandida, así evitamos que las babosas y caracoles se paseen por nuestro jardín, que el suelo tenga perdidas innecesarias de humedad por evaporación y que no se hagan surcos ni agujeros en el suelo cuando reguemos. Si hemos optado por macetas, también podemos poner la superficie de arlita.

Fase vegetativa en suelo

Lo primero de todo es desarrollar un sistema radicular denso y fuerte. Hay que usar un estimulador de raíces. Si hemos usado esquejes, podemos usarlo desde el primer riego, si son semillas es más recomendable a partir del segundo. Tengamos en cuenta dos cosas, siempre es mejor usar menos cantidad de producto a la indicada en su etiqueta porque es más fácil corregir. Recuerda que en exterior se riega a lo sumo dos veces por semana, a menos que la planta te lo pida.

Para dicha alimentación, vamos a añadir al agua de riego una emulsión de pescado (en este caso la de Plagron), una emulsión de algas (fortalece a la planta y facilita la fotosíntesis) y algo de BN Xcel de Bionova (estimulador bioquímico estimulante de crecimiento y floración). Alternando con los riegos, las emulsiones de algas también son muy beneficiosas cuando se aplican de forma foliar.

Cuando la planta tenga un porte robusto y desarrolle lo menos cinco nudos, puede ser momento de una poda de la tercera parte de la planta hacia abajo. Eso hará que el grueso de la energía se distribuya a las ramas superiores que sostendrán a los futuros cogollos. También evitará que alguna plaga suba por las ramas desde el suelo.

Fase de floración aire libre

Cuando empecemos a ver pelitos en los codos de las ramas, es señal de que va a empezar a florar. Es momento de hacer una segunda poda interna para oxigenar a la planta y que corra mejor el aire entre ellas. Para ello, quitaremos las hojas y pequeños brotes más cercanos al tronco principal.

Aún seguimos con el sistema de nutrición vegetativo y no lo vamos a cambiar hasta bien entrada la floración. Es decir, no sólo cuando del brote del cogollo salen dos o tres pelillos, sino cuando se forma esa pelusa blanca alrededor de donde está saliendo la flor. Entonces, cambiamos los añadidos al agua de riego y usamos Alga Flora, junto con algo de Green Sensations o Bio Bloombastic en su defecto, la misma emulsión de algas que en crecimiento y un poco de Flavor de Atami que contiene melaza de remolacha para potenciar y desarrollar sus propias cualidades organolépticas. Siempre es mejor echar menos y corregir después, así como que los productos se añaden al agua (no se mezclan y luego se vierte el agua). Medir el pH de nuestra mezcla en todo momento y corregirla de ser necesario es algo primordial, esencial. Si quieres afinar tu mezcla puedes usar un medidor de electro conductividad (EC), aunque los cultivadores experimentados son capaces de prescindir en cultivos de exterior.

Como mínimo 10 días antes de cosechar, dejaremos de usar productos y sólo regaremos con agua limpia y pH corregido. Si se quiere, se pueden usar encimas para transformar algún residuo de los nutrientes que se haya quedado en el suelo.

Control y prevención de plagas

Para no tener plagas hay que saber que unas plantas sanas se defienden mejor. Los especímenes mal alimentados o con defensas bajas serán más permeables a los problemas. Plantas sanas son sinónimo de firmeza frente a invasores. Si se sigue un buen plan nutricional veremos como nuestras niñas crecen sanas y vistosas.

Para prevenir cualquier ataque de plagas u hongos podemos delimitar el área de cultivo con algún producto biodegradable enfocado a los gusanos. Esto junto a las bolas de arcilla en la superficie, así como las podas de partes bajas, evitarán que gusanos, babosas y caracoles entren en nuestro jardín del Edén.

Si optamos por usar esquejes con la certeza de que estaban limpios y sin ningún tipo de plagas los podemos plantar directamente. Si no, habrá que desechar cualquiera que parezca que tenga o que haya tenido alguna enfermedad o que simplemente no tenga tanta fuerza como el resto de sus hermanos. Un mal comienzo nos va a dictaminar cómo va a ser el resto del cultivo. Así podemos ahorrarnos muchos dolores de cabeza cortando el problema de raíz. Muchas veces parece que están sanos pero esconden alguna plaga o enfermedad latente. Para evitar estos casos y que no nos pillen por sorpresa, fumigaremos los esquejes antes de ponerlos en la tierra. En este punto, muchos se permiten el lujo de usar un insecticida/acaricida más fuerte que lo habitual, ya que durante el proceso de cultivo se perderá cualquier rastro de residuo. Una vez en la faena podemos aplicar riegos foliares con una mezcla de aceite de neem como preventivo. En ningún caso seguiremos aplicando riegos foliares una vez que entremos en floración. Este método puede venir muy bien para los insectos y plagas en general, pero no quita que puedas tener un ataque de agentes patógenos, como la botrytis o el oídio. Es muy raro que se vean juntas en una misma planta ya que son incompatibles el uno con el otro. En el caso de tener botrytis, la mejor opción es hacer podas y quitar de la planta todas las partes de los cogollos (o el cogollo entero) que hayan sido infectadas. Observemos el interior de los cogollos a ver qué nos encontramos, en ningún caso coseches una planta enferma, pues no es nada saludable fumarse la combustión de los hongos secos, ya que pueden acarrear graves enfermedades respiratorias. Si tienen oídio, una solución clásica es una mezcla de agua y bicarbonato (una cucharadita por cada litro de agua) para pulverizar sobre las zonas infectadas. Recuerda no pulverizar ni hacer riegos foliares si están en floración, el agua acumulada en los cogollos provocaría más hongos.

Vamos compañero, compañera, a preparar el patio que en la próxima temporada te vas a fumar unos cogolos del carajo.

 

 

 

Mini invernaderos

Los invernaderos son una buena opción para cultivos de exterior. Con cuatro plantas podemos hacer nuestro mini invernadero y ponerlo o quitarlo cuando nos haga falta. El objetivo de un invernadero es proteger a las plantas, en nuestro caso de las lluvias de la entrada del otoño, cuando estamos a punto de cosechar y la planta rebosa cogollos.

El mini invernadero necesita una estructura sólida que pueda anclar bien y que no se la lleve el viento. Es muy importante que pongamos un techo firme y bien tenso que no vaya a formar bolsas de agua. Tiene que tener una buena aireación, por ello dejaremos libres las partes más bajas así como la pared pegada al techo. Deberíamos de comprobar la humedad en su interior, si hay mucha es que no está bien ventilado. Y si ya ha llovido no lo montes, pues los cogollos ya están mojados y entonces no se te van a secar.

   

 

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