Cómo hacer una cata de cannabis y qué son los terpenos

Soft Secrets
19 Feb 2013

Sólo el vino parece capaz de competir en la capacidad de combinar centenares de moléculas aromáticas para crear un bouquet particular y único. En el cannabis, el aroma viene dado principalmente por los terpenos, una extensa colección de moléculas presentes en la mayoría de las especies vegetales.


Por Felipe Naranjo

Antes de hablar de cata de cannabis conviene hablar de enología. Cuando un enólogo dice que un vino tiene notas florales detecta euno o más terpenos que aportan ese olor. Lo mismo sucede en el cannabis. Cada uno del largo centenar de terpenos presentes en la resina de cannabis en distintas concentraciones aporta su aroma particular y la mezcla de todos ellos genera el olor específico de esa variedad de cannabis.

Los terpenoides son las moléculas que se forman cuando los terpenos se oxidan, por ejemplo durante el secado y el curado de las plantas. Esta oxidación es responsable de los cambios de aroma que se producen en los cogollos tras la cosecha. Conforme se va conociendo más sobre los terpenos se empieza a sugerir que podrían tener un efecto muy notable, modulando y contribuyendo a la psicoactividad del cannabis.

Los terpenos tienen una importancia capital en la cata del cannabis, cuando una hierba huele a pino, lo que el catador percibe es un terpeno que también está presente en el aceite esencial de ese árbol y que le da su aroma característico. Los terpenos son moléculas aromáticas que tienen diversas funciones: atraen insectos polinizadores, mantienen a los predadores alejados y protegen las plantas de hongos y enfermedades.

Los terpenos son los responsables del olor del limón y la naranja (limoneno), las coníferas (pineno), la canela (eugenol), el eucalipto (1,8-cineol) o la menta (mentol). Son el principal componente de las resinas y los aceites esenciales. Los distintos aromas del vino se deben en buena parte a los terpenos, especialmente en los blancos afrutados, aunque hay otras moléculas que también contribuyen como los fenoles o los flavonoides.

En la resina del cannabis se han encontrado más de 120 terpenos. Hasta tal punto los terpenos son parte fundamental del cannabis que los perros entrenados por la policía para detectar cargamentos de cannabis no huelen el THC, sino que buscan el sesquiterpeno óxido de cariofileno.

Algunos terpenos están presentes en grandes cantidades, como el mirceno, que puede llegar a suponer un 65 por ciento del aceite esencial de la planta, mientras que otros aparecen en cantidades muy pequeñas, inferiores al 0,1 por ciento. La composición de terpenos cambia de una variedad a otra e incluso entre plantas de la misma variedad. Algunos terpenos como el pineno, el cariofileno o el mirceno parecen estar presentes siempre, pero otros sólo aparecen en algunas variedades.

Con el tiempo, si algún día se llega a comprender bien el papel de los terpenos, se podrían usar estas firmas terpénicas para rastrear el origen de una variedad o para desarrollar nuevos híbridos, atendiendo no sólo a la riqueza en THC, sino buscando una paleta de terpenos determinada.

Un ejemplo de esto lo encontramos en un estudio realizado en 2004 en la Universidad de Indiana donde se detectó que las plantas de origen afgano y hoja ancha (las clásicas Índicas) tienen en su composición niveles relativamente altos de guaiol y eudesmol mientras que en las de hoja estrecha destaca la concentración de trans-β-farneseno.

Terpenos en el cannabis: aroma y ¿psicoactividad?

Los cannabinoides también son familia de los terpenos, concretamente pertenecen al grupo de los terpenofenoles. Se considera que el THC y en menor medida otros cannabinoides como THCV, CBD, CBN, CBG y CBC son los responsables de los efectos psicoactivos y medicinales del cannabis. Sin embargo, no se ha prestado la suficiente atención a la contribución que los terpenos pueden tener en dichos efectos medicinales y psicoactivos, especialmente teniendo en cuenta su importante presencia, pues constituyen entre el diez y el treinta por ciento de la resina del cannabis. Muchos terpenos y terpenoides tienen efectos farmacológicos: sedantes, analgésicos, estimulantes, etc., no en vano la aromaterapia se basa en gran medida en el uso de aceites esenciales ricos en terpenos. Hay incluso terpenos psicoactivos y alucinógenos, como la Salvinoria A, el principio activo de Salvia divinorum.

La función de los terpenos en el cannabis no se comprende completamente todavía aunque se sospecha que algunos pueden tener un papel catalizador en la formación de los cannabinoides y en otros procesos del metabolismo de la planta. Los cannabinoides provocan sus efectos psicoactivos y medicinales sobre el organismo cuando se unen a los receptores cannabinoides CB1 y CB2. Se sabe que algunos terpenos como el cariofileno son también capaces de activar los receptores cannabinoides CB2, otros como la tujona se liga débilmente al CB1. Es posible que al unirse a los mismos receptores que los cannabinoides alteren el efecto psicoactivo de estos.

Otros terpenos pueden alterar la permeabilidad de la barrera hematoencefálica facilitando o dificultando la penetración del THC y otros cannabinoides en el cerebro. Por otra parte, muchos terpenos provocan sus propios efectos sobre el organismo. Por ejemplo, el limoneno tiene un efecto antidepresivo, el cineol es analgésico y estimulante y el linalol actúa como sedante. El pulegono podría contrarrestar algunos de los efectos del THC sobre la memoria. Algunos terpenos afectan a la producción, movilidad o destrucción de la serotonina y la dopamina, dos neurotransmisores íntimamente relacionados con el estado de ánimo.

Cada variedad de cannabis presenta una mezcla distinta de terpenos y todas tienen un efecto que, junto a los provocados por los cannabinoides, genera una psicoactividad concreta y propia de esa variedad de marihuana.

Terpenos más importantes y propiedades en la marihuana

Entre los terpenos más abundantes en la mayoría de las variedades de cannabis podemos citar los siguientes junto a sus cualidades más destacadas:

El mirceno es el terpeno que suele estar presente en mayor proporción en las variedades de cannabis psicoactivo, pudiendo alcanzar hasta dos tercios del total. Tiene un olor terroso, similar al clavo de olor, con notas verdes, cítricas, mentoladas y afrutadas. Se encuentra en el lúpulo, el mango, la verbena o el limoncillo.

Ed Rosenthal ha descrito una correlación entre el nivel de mirceno y el tipo de efecto psicoactivo de una variedad de cannabis. Según él, los efectos del mirceno y el THC son sinérgicos, es decir, sus efectos se incrementan cuando se consumen a la vez. El mirceno probablemente aumenta la permeabilidad de la barrera hematoencefálica permitiendo que la atraviese una mayor cantidad de THC, que sin haber consumido mirceno. Aprovechando uno de los alimentos más ricos en mirceno, Rosenthal se ha inventado el truco con el mango: según el autor estadounidense, si comes un mango maduro una hora antes de fumar cannabis, la experiencia será más intensa. Una hierba de poca potencia y efecto aburrido se verá bastante mejorada con este truco gracias al aumento en la ingestión de este terpeno.

El limoneno huele a limón, a naranja o a otros cítricos en función de pequeños cambios en su estructura. Es un terpeno presente en muchas frutas y en el cannabis está siempre entre los cuatro más abundantes. Tiene propiedades antibacterianas, antifúngicas, anticancerígenas y antidepresivas.

El olor del cariofileno recuerda a la madera, dulce y seco. Se encuentra también en el clavo de olor y en la pimienta negra. Puede alcanzar el treinta y cinco por ciento de la resina.

El pineno se encuentra en dos formas (alfa y beta), es el clásico olor de los pinos, la resina o la trementina aunque también se encuentra en el eucalipto y el romero. Entre ambos isómeros pueden llegar al cuarenta por ciento de la resina de cannabis o no pasar del tres por ciento, dependiendo de la variedad. Es un terpeno con propiedades beneficiosas para la memoria y podría contribuir a atenuar los efectos del THC sobre la memoria a corto plazo. Como además es broncodilatador puede favorecer una mayor absorción de principios activos en los pulmones.

El terpineol tiene un olor a lilas, cítricos y manzanos en flor. En estudios de laboratorio reduce la movilidad de las ratas a la mitad, por lo que podría influir en el efecto narcótico de las variedades que te dejan “pegado al sofá”.

El borneol huele a alcanfor, una esencia de efectos calmantes que se receta en la medicina china en la recuperación de los enfermos y para combatir la fatiga y el estrés.Está presente en muchas aromáticas como romero, cardamomo, orégano, tomillo, valeriana o salvia.

Delta-3-careno es un terpeno con un fuerte olor, dulce y penetrante. Se encuentra en el aceite esencial de plantas aromáticas como el romero y árboles como los pinos o los cedros. Tiene un efecto “secante” que podría contribuir a la sequedad de boca típica del cannabis.

El linalool huele a flores pero con un toque especiado. Se encuentra en más de doscientas especies de plantas: lavanda, naranjo, romero, laurel o menta entre ellas. Tiene fuertes propiedades sedantes y, según un estudio con ratas efectuado en dos mil diez en la Universidad de Tokyo ayuda a reducir el estrés.

El pulegono tiene un olor entre menta y alcanfor. En dosis altas puede ser tóxico para el hígado pero en el cannabis hay muy poco. Al igual que el pineno, tiene un efecto beneficioso sobre la memoria opuesto al del THC. Se encuentra, entre otras, en el poleo menta, la hierba gatera o la menta.

1,8-Cineolo huele a menta dulce con algo de alcanfor. Es el principal terpeno del aceite de eucaliptus que se considera equilibrador y estimulante.

El campeno es un terpeno muy volátil con un penetrante olor a alcanfor. Forma parte del aceite esencial de muchas plantas como el ciprés, el naranjo, la citronella, la valeriana o el jengibre. A mediados del siglo XIX se llegó a usar como combustible para iluminación pero se abandonó su uso por la facilidad con que explotaba.

Sabineno es uno de los terpenos que contribuyen al picante de la pimienta negra. Se encuentra en el aceite esencial de la encina y la pícea europea. El olor es a madera, pimienta y trementina.

El felandreno tiene un olor mentolado con toques de pimienta, ligeramente cítrico y algo de trementina. Se encuentra en algunas especies de eucaliptus y pinos, en el romero y otras plantas aromáticas.

Terpineno y terpinoleno estan presentes en el aceite esencial de rosas y en el de comino, entre otros. Según el isómero huele a pino, limón, gasolina o trementina.

¿Qué es la cata de marihuana?

Catar cannabis no consiste simplemente en fumarse un porro, es un acto que requiere cuidado y concentración pues su fin es extraer la mayor cantidad de información de una pequeña porción de hachís o marihuana.  El catador adopta un papel de juez, evaluando y analizando cada elemento que afecta a la experiencia final de consumir cannabis. 

Prestando atención a los detalles y apuntando sus impresiones acaba dibujando una especie de mapa de la variedad catada. La cata sirve para ordenar las impresiones, intuir cómo se cultivó, manicuró y secó la planta, analizar el efecto psicoactivo en su duración y tipología, traducir el aroma complejo de un cogollo a sus partes más simples e investigar sus propiedades medicinales. El catador de cannabis se vale de su experiencia para esbozar el retrato de una variedad de cannabis de tal modo que pueda ser comprensible para otros consumidores.

Como en todas las artes y actividades subjetivas, se requiere experiencia y constancia para acabar desarrollando un criterio claro. Algunos catadores tienen un gran olfato y una especial sensibilidad a los aromas, lo que les permite, al igual que los buenos catadores de vino, discernir una cantidad de notas de olor en cada cogollo inimaginable para la mayoría de las personas. De todos modos, aunque no tengamos una nariz privilegiada, podemos aprender mucho y acabar siendo catadores más o menos decentes si ganamos experiencia. Para ello, cuantas más muestras de cannabis diferentes se prueben, mejor.

Tres catas de marihuana en una

En función de los factores analizados se pueden describir tres grandes apartados en la cata de cannabis. Cada uno aborda un aspecto distinto de la experiencia, pero los tres se complementan dando una visión en conjunto del hachís o la marihuana catados.

1. Cata organoléptica. Es la cata más conocida y la que más se asemeja a la cata de vinos. Busca describir los sabores y aromas asociados al producto catado. En este tipo de cata los efectos psicoactivos del cannabis, que es la principal razón por la que se suele consumir, se dejan en un segundo plano y se estudian sólo las sensaciones aromáticas y gustativas que provoca. De todas las catas, es la que requiere mayor experiencia y sensibilidad para distinguir los matices. Conviene afrontarla intentando analizar primero los aromas básicos, para encuadrar el aroma en una o varias categorías: dulce, madera, especias, frutas y flores, tierra, acre, químico o vegetal. Muchas veces será necesaria una segunda cata donde se intentará encontrar y definir los aromas sutiles dentro de cada categoría.

2. Cata psicoactiva. El atractivo del cannabis reside en su psicoactividad pero, curiosamente, se le suele prestar poca atención en las catas. La razón hay que buscarla en las copas cannábicas, que se pueden considerar templos de la cata pues es el lugar donde un grupo de expertos, ajenos a los bancos de semillas, prueban sistemáticamente un gran número de variedades.

Como las copas se suelen celebrar en pocos días, los expertos deben catar muchas muestras seguidas y, por ello, es más difícil evaluar su psicoactividad. Si añadimos a esto que la mayoría de las muestras presentadas a una copa suelen ser bastante potentes, se complica aún más diferenciar los efectos de cada una. La psicoactividad se evalúa mucho mejor realizando varias catas de cada muestra en distintos momentos del día. Sólo así acabaremos teniendo una idea clara del tiempo que tarda en subir, lo que duran los efectos o el tipo de psicoactividad que produce.

El cannabis en sus múltiples variedades ofrece una amplia gama de efectos muy diferentes que, además, no sólo dependen de la genética de la planta sino también de la del consumidor. Claramente, hay hierbas que te impiden dormir y otras que te envían a la cama pero también influye la percepción del usuario. Mientras que una persona puede apreciar las propiedades estimulantes de una Sativa tailandesa para salir de fiesta, otro usuario puede experimentar su efecto como paranoia o ansiedad.

3. Cata medicinal. La cata terapéutica o medicinal tiene un enfoque muy distinto a las catas organoléptica y psicoactiva, pues se centra en evaluar los efectos sobre las distintas dolencias que se pueden tratar con cannabis. Obviamente el catador debe padecer una de esas enfermedades para poder analizar el efecto terapéutico. Generalmente se requieren de varias catas efectuadas a lo largo de distintos días para tener una idea clara de los efectos de cada variedad sobre una dolencia concreta. En este aspecto resulta curioso cómo dos personas con la misma enfermedad pueden preferir variedades diferentes para tratarla aunque, si se analiza un suficiente número de pacientes, se podrán observar ciertos patrones que pueden resultar muy útiles para encaminar a un nuevo usuario hacia la variedad qué más alivio le reporte.

El proceso de la cata de cannabis

El catador debe situarse en un lugar tranquilo y bien ventilado pues los ambientes ruidosos y llenos de humo dificultan la concentración y la percepción de los aromas y efectos más sutiles. Conviene realizar todas las catas del mismo modo, a ser posible fumando la hierba sola y en pipa de cristal, pues este método es el que menos altera el sabor y el olor del cannabis. El cristal de borosilicato es el más adecuado, puesto que es completamente inerte y no aporta aroma al humo.

La pipa no debe ser muy pequeña para evitar que el humo llegue demasiado caliente a la boca. Aquellos que prefieran catar la hierba rolada en un canuto deben usar siempre el mismo tipo de papel y filtro. Los vaporizadores también sirven para realizar catas, aunque el sabor cambia respecto a la combustión con llama, por lo que hay que acostumbrarse a él durante un tiempo antes de empezar las catas.

El proceso de cata debe ser siempre igual para que los resultados sean consistentes. Muchos catadores emplean la misma pipa, el mismo mechero y hasta se sientan en el mismo sitio en su afán de homogeneizar las condiciones de cata, sin embargo, muchas veces se olvida uno de los factores más importantes: pesar la cantidad de cannabis que se consume en la cata. Hay variedades de marihuana cuyos cogollos, aún teniendo el mismo volumen, pesan mucho más o mucho menos que los de otras variedades. Generalmente y en el uso diario, el fumador suele calcular la dosis a ojo atendiendo al volumen del cogollo. En una cata esto no sirve. Un cogollo duro y denso es mucho más pesado que uno aireado, igual que el que tiene muchas y grandes glándulas de resina pesa más que el poco resinado. Al final, lo mejor es pesarlo y usar siempre la misma cantidad.

Al contrario de lo que ocurre con el catador de vinos, que puede probar muchos caldos seguidos sin emborracharse, pues en lugar de tragárselo escupe el vino que acaba de saborear, el catador de cannabis no puede percibir todos los aromas sin inhalar el humo y, por supuesto, cuando lo exhale, sus pulmones ya habrán absorbido parte de los cannabinoides psicoactivos. Por esto, no se puede catar más de una variedad cada vez. Si lo hiciéramos, al probar la segunda, no podríamos evaluar su psicoactividad, pues se mezclaría con la causada por la primera cata.

Cada cata ofrece un retrato subjetivo de la marihuana correspondiente y, por tanto, cada consumidor refleja su impresión que puede ser muy diferente a la de otra persona. Sin embargo, si analizáramos un número elevado de catas de la misma variedad, realizadas por distintos consumidores, observaríamos importantes coincidencias. Aquellos aspectos en que una mayoría de usuarios estuviese de acuerdo, serían los que mejor describirían los efectos de una determinada variedad.

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